LA PROMESA DE UN
EXVOTO Y LOS ORFEBRES ARTÍFICES DE ATZCAPOTZALCO: UNA REALIDAD Y UN MISTERIO.
Investigador y Cronista de Azcapotzalco.
- Con dedicatoria a Cynthia Cruz y hacia Azcapotzalco.
Caminando por un sitio característico de la
actual Ciudad de México hacia el norte, me encontré dentro de un lugar de
recintos religiosos, con un pequeño y significativo museo: el Museo
de la Basílica de Guadalupe en la Villa de Guadalupe, cercano al sitio
del acontecer de las apariciones guadalupanas. Al entrar a este recinto, se
observa que se encuentran exhibidos varios exvotos en ambos lados del corredor
expuestos. Y, la pregunta es ¿Qué son los exvotos? Este término proviene del
latín exvoto donatum que significa “donado por promesa” por lo que los exvotos son ofrendas que se
hacen en cumplimiento de una promesa a la Virgen María, a Jesús para agradecer
favores. Por tanto, son objetos
elaborados que se ofrecen a la divinidad para agradecer un favor recibido
(Olguín, 2009). Estos exvotos son láminas pintadas de pequeño formato que se
elaboran con diferentes materiales como: madera, lámina, cera, etc., que,
además, se encuentran también objetos elaborados en plata y que son realizados
por los fieles, como testimonio de un milagro o portento acontecido en sus
vidas.
Y así, siguiendo dando unos pasos en el
interior del Museo, algo llamó particularmente mi atención: en una placa o
cédula, se exponía pues la información de que eran los exvotos y, entre ésta
información se hallaba la palabra Atzcapotzalco
ya que casi hacia la parte final, aparece que:
… Hernán Cortés mando labrar con los
orfebres de Atzcapotzalco una pieza
con la forma de un alacrán, para dedicarlo y llevarlo en agradecimiento a la
Virgen de Extremadura en España –donde era originario- por haberlo salvado de la mortal picadura de
éste.
Y, pensando si habría algún documento de donde
venía esta referencia y como se había sucedido esta historia, al empezar a
indagar este asunto, observé fascinante el hecho y nos daremos cuenta del porqué,
conforme tal suceso, historia y crónica se irá hilvanado.
Pues bien va la crónica a ello. Se cuenta que
ya realizada hace años la conquista y que don Hernando o Hernán Cortés, -que no
era tan cortés que digamos- se hallaba recorriendo tierras de su propiedad en Yautepec,
[en el actual Estado de Morelos] donde tenía vastos plantíos de moreras, le
aconteció un encuentro con un alacrán de estas tierras, aunque otros autores
han referido que se trató de un escorpión, este hecho sucedió de la manera
siguiente:
“Andaba
por sus tierras de Yautepec Hernán Cortés, con sus acompañantes, contemplando
sus plantíos de moreras [plantas para criar gusanos de seda], cuando
repentinamente dio un grito violento de dolor, y se llevó rápido la mano a una
pantorrilla. Todos vieron que tenía un enorme alacrán, rubio transparente,
clavándole los garfios, y aún le metía en la carne el agudo chuzo de su cola…
El alacrán empezó a correr veloz, ondeante por el suelo húmedo, intentando
escapar… y ya varios de los acompañantes de don Hernando se apresaban a
aplastarlo… pero Cortés los detuvo en su intento y les mando con voz penosa que
no matasen a ese animalejo dañino, sino que lo recogieran en un lenzuelo. Así
se hizo…Se fueron todos a la casa comentando el suceso, pero Cortés ya no podía
llegar; empezó a sentir un menudo hormigueo por todo el cuerpo… Cortés ya no
podía hablar, la lengua la sentía gruesa y muy torpe… todos lo veían en peligro
de perder la vida. Él también creyó que llegaba a su fin… Estando en esa
congoja volvió con fé los ojos a la Virgen de Guadalupe de su tierra extremeña,
… ofreciéndole que si lo aliviaba le llevaría en persona un ex-voto a su
santuario en agradecimiento. Apenas había brotado esa promesa efusiva cuando en
la estancia entró un indio del que afirmaban que sus manos eran medicinales, le
puso en la herida a don Hernando un emplasto hecho de hierbas olorosas y le
hizo beber una pócima amarga. Con todo esto se le fueron extinguiendo poco a
poco los insufribles dolores, pudo hablar claro y quedo al fin sano y bien
puesto… Dispuso su viaje… [y] mando labrar en metal precioso, el exvoto
prometido a la morena virgen extremeña, a los hábiles orfebres de Atzcapotzalco…
Deseaba Cortés que ese exvoto fuese un alacrán hueco para ponerle dentro el que
le picó. Al poco tiempo estaba ya fundido, con un espléndido engaste de piedras
finas… resaltaba el color verde de cuarenta y cinco esmeraldas…” (Carino,1994, p. 50-52).
El historiador Federico Gómez de Orozco, fue
el primero en llamar la atención sobre este exvoto, ya que nos dice que, en
algún viejo documento, leyó:
“que
yendo Cortés cierto día a visitar sus campos de moreras ubicados en Yautepec
(actual Estado de Morelos), fue picado por un alacrán, de los muchos muy
ponzoñosos que hay en la Tierra Caliente”. (Martínez,1994,
p. 501).
El libro de José Luis Martínez, titulado Hernán Cortés, se nos muestra un dibujo
de este exvoto, que, es la joya que mando realizar Cortés a los orfebres de
Atzcapotzalco, por el año de 1528, como agradecimiento para ofrecerla como
exvoto, llevándola ese año de su grave acontecimiento a España según constan
las crónicas registradas en el Monasterio de Guadalupe en Extremadura,
teniéndose como la más antigua referida o escrita, allá en España en 1597 por el cronista de este Monasterio Fray
Gabriel de Talavera, al ir descubriendo en aquel año, las preseas de la
Virgen de Guadalupe Extremeña. (Gómez, 1942, p. 51-52).
El exvoto atribuido a Cortés, según el dibujo del
inventario de alhajas de la Virgen de Extremadura. Imagen del libro Hernán Cortés de José Luis Martínez.
El pretexto del presente tema, no es sobre don
Hernán Cortés como parte de una biografía, sino sobre el hecho, el suceso del
exvoto que, a través de una promesa manda la realización de tal joya, única en
este tipo de orfebrería que proviene del Atzcapotzalco del siglo XVI, que, como
bien nos dice Gómez de Orozco, es de gran importancia histórica, por el raro
mérito de su origen, como una primicia manifestación de la pericia técnica de
los orfebres indígenas, en su manufactura realizada en oro y piedras engarzadas,
considerado este relicario como una muestra única de aventajada orfebrería de
origen prehispánico.
Es menester por tanto subrayar propiamente
que es de orfebrería y lapidaria de artífices tepanecas o tecpanecas siguiendo
así la tradición metalúrgica, ubicando esta parcialidad u omecampan, que como división perduraba, siendo pues, escribir que
fueron orfebres tepanecas, tal como aparecen en las crónicas: una joya mandada
a realizar por hábiles orfebres de Atzcapotzalco. En su elaboración, es posible que fueran dos o
quizá tres los artífices: quien trabajo el metal en oro y quien elaboró la lapidaría,
ya que el engarzado de las piedras preciosas y la forma del relicario, fueron
elaboradas en una pieza terminada, poco después del suceso del alacrán. La fama
de Azcapotzalco en la práctica metalúrgica la encontramos aludida varias veces,
por el soldado cronista Bernal Díaz del
Castillo en su Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España, siendo
que entonces había ya una tradición del trabajo de los metales, [oro, plata, bronce,
latón] en un lugar que se dice Escapuzalco, que se situaban a una
legua de Tenochtitlán.
De tal
pieza de orfebrería es posible asegurar el lugar de elaboración en que fue
realizada como se ha mencionado en Atzcapotzalco, que, con el conocimiento que
tenemos de la organización de los antiguos calpullis,
el sitio en que fue elaborado lo podemos ubicar en el calpulli de Amantlan, [San Miguel Amantla
Tlapitzac] de la parcialidad del
mexicapan, que, aunque este barrio se dedicaba al arte plumario por los amantecah, también se nos refiere de
tradición metalúrgica, ya que en la fachada del templo en honor a San Miguel
Arcángel esta esculpida la inscripción en náhuatl: “sanc miguel tlapitzac inic nazcalli io nimaual y cruz”, que, la
palabra tlapitzac es alusiva a la de fundición (López, et al., 2016, p.
53). Otro lugar probable también, sería el calpulli de Tletalman yopico (actual
Barrio de Santa Bárbara Yopico) de la parcialidad
del tecpanecapan que se dedicaba también a la orfebrería. Ambos calpullis situados dentro de la tradición
orfebre tepaneca.
Ha escrito el cronista de otros tiempos de la
Noble y Leal Ciudad de México, don
Artemio de Valle-Arizpe, que ya no se resguardaba esta joya en el
Monasterio de Guadalupe en Extremadura, debido a una desamortización de bienes
en España, que se le guardaba ahora en el Instituto de Valencia de Don Juan en
Madrid, España, para quien deseara apreciarla como primicia de la platería
[sic] indígena del siglo XVI (Carino, 1994, p. 52). Pero, en el Instituto de
Valencia de Don Juan, la joya del exvoto, difiere del que se le atribuyen al
exvoto de Cortés… ya que ostenta otra forma: de lagarto con cuatro extremidades
y con menos piedras preciosas. Se dice que actualmente la ubicación o paradero de
esta joya realizada por orfebres tepanecas de Atzcapotzalco es un misterio… ya
que no concuerda el dibujo primigenio, ni el número de esmeraldas, comparando
con el que se encontraba, en el registro del Monasterio de Guadalupe en
Extremadura.
El
exvoto atribuido a Cortés, según el Instituto de Valencia de Don Juan. Del
artículo:
¿El
exvoto de Hernando Cortés? de Gómez de Orozco.
Es
necesario mencionar que Hernán Cortés, no escribió sobre el suceso del alacrán
que le aconteció, fueron otros los autores quienes hacen referencia de este
suceso, ya que de haberlo escrito Cortés tendríamos el dato de primera fuente,
sobre si fue un alacrán o un escorpión (lagarto ponzoñoso) que abundan en la región
de Yautepec.
Sobre el
tema del exvoto de Cortés ofrecido a la Virgen de Guadalupe de Extremadura,
posiblemente se seguirá escribiendo… cuya joya o relicario es sin duda alguna,
elaboración de hábiles orfebres y lapidarios tecpanecas de Atzcapotzalco y, que,
seguirá siendo por su historia y crónica conformada, una realidad y un misterio.
*Nota.
Se han utilizado para
el presente trabajo elaborado, las palabras de Atzcapotzalco y Escapuzalco, encontrándose así en
los textos referidos, ya que actualmente se escribe Azcapotzalco.
Fuentes
consultadas:
Carino, L.F.
(diciembre de 1994). Los alacranes de
México. México desconocido.
(214), p.48-53.
Díaz del
Castillo, B. (1979). Historia verdadera de la conquista de la
Nueva España, México: Promexa.
Gómez, F.
(1942). ¿El exvoto de Don Hernando
Cortés? Recuperado de https: www.analesiie.unam.mx/pdf/08_51-54.pdf
Martínez,
J.L. (1993) Hernán Cortés. México: Fondo de Cultura Económica.
Olguín, A. G.
(2009). Museo de la Basílica de Guadalupe, un acercamiento. México:
Insigne y Nacional Basílica de Santa María de Guadalupe. Museo de la Basílica.
Interesante historia la de la llamada "joya del alacrán y Hernán Cortés" Felicidades a este artículo cronistico e histórico
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