SAN JUAN TLILHUACA Y EL AMOR EN SUS CONVENTOS
Por Raquel Rodriguez Sandoval
“El amor es comprensivo, el amor es servicial y no tiene envidia; el amor no es presumido ni se envanece; no es grosero ni egoísta; no se irrita ni guarda rencor; no se alegra con la injusticia, sino que goza con la verdad. El amor disculpa sin límites, confía sin límites, espera sin límites, soporta sin límites”.
¿Conoces
un amor así?
MONASTERIO DE SAN JUAN DE LA PENITENCIA
Enclavado en el histórico pueblo de San Juan Tlilhuaca encontramos el Monasterio de San Juan de la Penitencia, de la orden de las Clarisas sacramentarias, de vida contemplativa, que adoran al Santísimo Sacramento permanentemente.
Es un bello lugar con una fachada que fácilmente se confunde con las casas vecinas.
Desde
que ingresamos al pequeño patio
delantero nos ofrece un ambiente de paz difícil de describir y por supuesto más complicado de encontrar en ésta acelerada ciudad.
Se
pueden distinguir además de las bellas
flores, árboles y plantas el armonioso cantar de la aves, proveniente del
claustro donde hay una linda fuente y el columpio que tanto disfrutó mi hija en una visita, sin embargo ésta área es prácticamente
inaccesible.
Hay
una confortable sala en la que las hermanas suelen recibir a las personas que
desean conversar con ellas de algún tema relacionado con el catecismo o algo
similar con previa cita.
En
la Capilla en la que es expuesto el Santísimo Sacramento, también realizan sus
oraciones, misas y ensayos.
Cuentan
con un gran comedor que puede alojar al total de las hermanas y en ocasiones
verdaderamente especiales, a dichosos invitados que tienen la fortuna de probar su particular sazón que hace de las más sencillas comidas un
delicioso, único y bendito manjar.
Podemos
encontrar también un pequeño patio techado que ha sido adaptado como aula para impartir
catecismo infantil o para pequeñas conferencias.
En éste mes de febrero no podemos dejar de hablar del amor, tal vez uno diferente, desconocido y hasta incomprensible para quienes estamos en el mundo y es el que profesan las hermanas Clarisas a Dios, una verdadera vocación de amor y entrega al amor verdadero, el que siempre es fiel, que nunca falla.
Cuanto amor debe haber en las familias que generan vocaciones que no solo es una persona la que aportan a la vida religiosa, sino en éste caso hay familiares entre sí, por ejemplo tres hermanas, como dicen ellas “de papá y mamá”, además de sus sobrinas, la mayoría provenientes del estado de Michoacán.
Ellas entregan su vida en adoración a Dios y servicio al prójimo a través de la enseñanza del catecismo, el cuidado de personas que requieren atención especial y sobre todo el ejemplo de vida que dan a la comunidad con el trato dulce y cariñoso con el que se dirigen a quienes tenemos la dicha de saludarlas de vez en cuando por las calles de nuestro pueblo.
He tenido el gusto de participar en algunos eventos que ellas organizan como los relacionados al Beato Sebastián de Aparicio o de disfrutar un par de muy buenas películas en su cálida compañía como lo son “Tierra de María” y “Giuseppe Moscati –El médico de los pobres-“, ambas muy recomendables e inspiradoras.
Podemos probar los deliciosos productos que ellas mismas elaboran como galletas, buñuelos, campechanas, rompope o algunos de temporada como el pan de muerto o la rosca de reyes, también tienen a la venta rosarios, novenas, velas, cirios entre otros artículos religiosos que ofrecen en un pequeño puesto en la calle Francisco Murguía, así mismo las podemos encontrar los domingos en algunas parroquias de Azcapotzalco.
No dudemos en apoyarlas ya que es su única fuente de ingreso para cubrir sus necesidades.
El centro es la presencia de Jesús Eucaristía y el objetivo principal la adoración que llevan a cabo las hermanas Clarisas capuchinas sacramentarias también de vida contemplativa en la hermosa e iluminada capilla.
Todas las religiosas son muy amables y emanan la paz y el amor que viven, ese amor que solo proviene de Dios. Yo lo llamaría un pedacito de cielo en la tierra.
Aquí
también podemos encontrar familiares entre sí, como a la tía y un par de
sobrinas, la mayoría son originarias del estado de Querétaro.
El
patio delantero cuenta con un bello y
pequeño jardín con árboles frutales, plantas aromáticas y medicinales.
La
primera vez que visité el convento tenía alrededor de 13 años y la sensación
fue como encontrar un oasis en el desierto, el silencio, ésta
atmósfera de concordia y armonía que en esa temprana edad pude apreciar y
valorar, es algo que únicamente he hallado en éstos lugares santos.
Es
impresionante el rito final para profesar sus votos perpetuos, ceremonia en la cual se desposan con el amor de su vida y en este
lugar tuve la oportunidad de ser invitada a presenciar este bello acto.
En
mi juventud asistí a retiros vocacionales que organizaban las hermanas, que
además de ser muy interesantes, la experiencia introspectiva y espiritual es
sumamente importante en esa etapa para definir hacia donde se encausará la
vida. Esto también en las instalaciones del convento.
Las
hermanas ahora elaboran y venden muy ricas galletas, rompope, congeladas, panes
rellenos de piña o queso, etc. Además de ofrecer artículos religiosos.
Ellas
realizan sus ventas los domingos por las calles del pueblo o en la parroquia
donde además de apoyarlas podemos pasar un buen rato con su divertida plática,
también en algunas parroquias donde les permiten hacer esta actividad.
Muy buen artículo, gracias por reforzar que tan bello es San Juan Tlihuaca y más el amor a Dios con estos dos conventos. Felicidades.
ResponderEliminarUn articulo muy completo donde nos comparte parte de la historia de fe de San Juan Tlihuaca y su convento . Felicidades😊🤩
ResponderEliminarUn artículo muy bonito gracias por mostrarnos las maravillas que tenemos en San Juan Tlilhuaca
ResponderEliminarYo he podido probar el rompope los panques los buñuelos las galletas y polvorones de las hermanas, y están deliciosos. Las he visto en la puerta de la Catedral de Azcapotzalco en domingo. Hasta he comprado para regalarlas porque de verdad está muy rico. Las galletas muy suaves las he obsequiado a gente de tercera edad y las pueden comer muy bien. Felicidades por este artículo de amor que llega más allá del horizonte. Llega a la eternidad.
ResponderEliminarMuy rico todo lo que venden
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