jueves, 23 de marzo de 2023

 CELEBRACIÓN DE LA SEMANA SANTA EN AZCAPOTZALCO.

Por: Ana María García Alvarado

Foto Ana María García Alvarado.

La celebración de la semana santa en la hoy Ciudad de Mexico, tiene ya tiempo realizándose. Para darnos una idea de cómo se realizaban por los años 1839 y 1840, retomaremos algunos aspectos de lo visto por Madame Calderón de la Barca, en estas celebraciones durante su visita a México.[1]  

“El Domingo de Ramos, por la mañana, fui a la Catedral… No había transcurrido mucho tiempo cuando la Catedral ofreció el aspecto de un bosque de palmas, agitado por un viento suave; y debajo de cada palma un indio casi desnudo…. Que habían recorrido muchos de ellos, largos caminos para que les bendigan estas palmas que vienen de tierra caliente, trenzadas en ingeniosas combinaciones,  Cada palma tenía unos siete pies de altura lo suficiente para cubrir las cabezas de sus portadores. Una vez bendecidas se las llevan los indios a los pueblos y con ellas adornan las paredes de sus chozas. 

Desde el día de hoy, y durante toda la semana, se suspenden los negocios, y un solo pensamiento está fijo en la mente …. Se cierran las tiendas y se abren las iglesias” [2]. El Jueves Santo es un día en que México cobra una animación por demás pintoresca. No se permite transitar a los carruajes…las damas de alto copete aprovechan para lucir bellos vestidos…las mujeres del pueblo vestidas casi todas con muselinas blancas…pero las clases más de indio, con sus faldas de alegres colores”. Narra como estaban adornadas las iglesias que recorrió ese día la Catedral, iglesia de San Francisco, Santo Domingo, Santa Teresa La Nueva y la Antigua, Jesús María, Santa Clara, Santa Brígida, San Hipólito, la Encarnación … [3]ese día por la noche había una procesión…que muchos observaban desde algunos balcones (Madame Calderón lo vio desde los balcones de la Academia) oscurecía cuando empezó a moverse la procesión; las sombras al restarle lucimiento la hacían más impresionante. La virgen, los Santos, la Santísima Trinidad, el Salvador con sus diferentes “pasos”, desde su Crucifixión, avanzaban uno tras otro, representados por imágenes con esplendorosas vestiduras, conducidas en altas y pesadas plataformas que cargaban los gremios: cocheros, aguadores y cargadores, de raza hercúlea.”[4]  Primeramente avanzaba la protectora predilecta de todas las clases la Virgen de los Dolores”. “ Que diferentes es el aspecto de la mañana del Viernes Santo día de tristeza y de humillación…Las señoras salen vestidas de negro, y las iglesias se ven lóbregas después de las brillantes iluminaciones de la noche última. Pero donde la escena alcanza una belleza y originalidad extraordinarias es en la gran plaza, al caer de la tarde, y dudo que haya otra ciudad en el mundo que pueda ofrecer un coup-d oeil de tanto lustre …[5] La mañana siguiente, sábado de Gloria, no tuve ánimos de ir a la Plaza para ver quemar a los iscariotes, oímos a lo lejos el silbido y los tronidos de los fuegos artificiales, el replicar de las campanas y los estampidos de la artillería, y los coches nos dimos cuenta de que la Semana Santa ya formaba parte del pasado[6].”

Semana Santa en Azcapotzalco

Una de la representación de la Pasión y muerte de Jesús más significativas dentro de la Alcaldía de Azcapotzalco, se lleva a cabo en el pueblo de San Juan Tlilhuaca, desde aproximadamente 80 años. Aunque también en 111 unidades territoriales de la demarcación se lleva a cabo una representación del Viacrucis[7]. Es decir, en cada una de las capillas, parroquias de la demarcación se realizan actividades referentes a esta semana tan importante para los católicos de la alcaldía.

Recuerdos de Semana Santa

La semana santa empieza en el domingo de Ramos. En algunos atrios de templos de Azcapotzalco se venden las palmas bellamente entretejidas, con manzanilla, mismas que serán bendecidas y ayudaran a la celebración del domingo de Ramos[8]. Hace algunos años, en casa de los abuelos la semana Santa iniciaba con las compras y preparativos de los alimentos que se preparaban desde el miércoles, entre ellos estaba, el bacalao, los romeros, arroz, caldo de habas, entre otros. Así el jueves, viernes, sábado y domingo no se cocinaba, no se oía música o se veía la televisión. Después de la muerte de mi abuelo se veía televisión para ver películas, como los diez mandamientos, Ben Hur,  y otras que no solo fueran bíblicas también que hablaran de la pasión de Cristo.  

El jueves se visitaban varias iglesias a fin de cumplir la llamada “visita de las siete casas”. En ocasiones se visitaba Santa María Malinalco, (cuando en ella era atendida por un sacerdote)  San Lucas Evangelista Atenco, San Salvador Nextengo, el convento de las monjitas, también la hoy Catedral de Azcapotzalco, En otras, ocasiones cuando tenían carro,  iban  a la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, ubicada en Pte. 58 y calle Nte. 67.

Unos años después, se acudían también a la Parroquia de la Inmaculada Concepción en Claveria, donde se realiza una procesión del silencio, las personas debían llevar una vela y se debía permanecer en silencio durante el recorrido que era de varias calles de la colonia, siguiendo a un grupo que tocaban tambores, algo muy impresionante. En algunas ocasiones cuando la lluvia se presentaba ese día y a esa hora el cortejo corría a la iglesia. En este templo por los años 80´ había un sacerdote con apellido Ferreira, él daba una explicación de la pasión de Cristo muy hermosa no solo por su discurso, también por que el conocía Jerusalén y mostraba en imágenes este lugar tan significativo para los católicos. Estas platicas eran un poco antes de la Semana Santa.

Viernes, iban al viacrucis inicialmente en la hoy Catedral de Azcapotzalco. En otras ocasiones y por invitación de su compadre acudían a San Juan Tlilhuaca, en ese tiempo aun no estaban en su atrio las cruces que hoy podemos ver.  Mis abuelos colocaban a sus hijos en la barda del templo para que vieran mejor la ceremonia. Ya para 1986 aproximadamente,  el padre asignado a Santa María pidió una cooperación y compro una serie de imágenes alusivas al viacrucis colocándolas en toda la iglesia, haciendo con ellas la ceremonia, ante el desconcierto de las personas que cooperaron ya que consideraban estas serían colocadas en el atrio del templo.  En otras ocasiones se acudía a San Lucas Atenco, al vía crucis que se realizaba, en varias calles de la colonia, algunas las mujeres mayores acompañaban el cortejo cubiertas con un velo en su cabeza.  Terminaba con las siete palabras.

El sábado iban con ollas que se adornaban con flores a la Catedral de Azcapotzalco, en ellas traían agua bendita que se tomaba de la fuente que se encontraba en el claustro del templo y del cual hoy día solo podemos ver su base. En esta fuente todos podían tomar agua y llevarla a casa,  mi abuelita la guardaba en un recipiente grande que ocupaba cuando ella consideraba pertinente. [9]

En la primera foto podemos ver parte del claustro, apenas se puede observar en la parte inferior, izquierda parte de la fuente. En la segunda foto podemos ver lo que creemos es la base de lo que en otro tiempo fue la fuente.

Domingo

Se acudía a Azcapotzalco a misa de resurrección, en aquellos tiempos no había sacerdote fijo en Santa María Malinalco, por ser aun rectoría.


La Semana Santa en la pandemia.

Fue diferente, inicialmente el Domingo de Ramos, no se permitió la venta de palmas en el Atrio de la Catedral de Azcapotzalco, algo que es una tradición. Las personas estaban formadas en la parte externa del templo, esperando la hora de poder ingresar al templo que se encontraba cerrado. Algunas personas vendían palmas en algunos negocios algo lejanos de la entrada del templo,  haya por el callejón Bravo, no queriendo perder nuestro lugar ya que solo un número determinado de personas entraría al templo, por aquello de la sana distancia que se respetó por mucho tiempo. Le pedíamos a la persona de enfrente que nos a apartar nuestro lugar. La demanda de palmas, fue considerable ya que por la misma pandemia no se preparo la palma, no se distribuyó con tiempo, no creyeron que la gente fuera ese año a la iglesia a la celebración del Domingo de Ramos como todos los años, pasados.

Había que esperar a que trajeran más palma y la tejieran para llevar al templo, nuestra palma. Mucha gente que esperaban ver el templo abierto, se fueron, ignoraban las nuevas reglas de ese tiempo. Solo un número de 100 personas  (aproximadamente) entraban al atrio primero, después en la puerta de la catedral se recibía gel. Solo se podían sentar dos personas en cada banca. Se contaban a las personas y al llegar al límite se cerraba la puerta de la catedral. La salida se realizaría por la capilla del Rosario, para salir del templo por la capilla del Señor de la Vida, donde también estaba cerrado con una reja, ahí una persona abría y cerraba, esperaba la salida de todas las personas que acudían a misa. Por otro lado, la puerta para la Capilla de San Francisco estaba cerrada con una madera, no se podía pasar al claustro, si se requería alguna misa el personal estaba en la entrada de la calle de Morelos y Pavón. Tampoco por ese lugar podríamos entrar al claustro, justo en la puerta estaba el personal al que le solicitaba misas, sobre todo de difunto muy solicitadas en ese tiempo.

El sacerdote, de San Lucas Atenco en 2021 decidió, pasar parado en la parte trasera de una camioneta, por el barrio. Se solicitó se adornara la calle por donde pasaría y en una casa determinada se colocara un altar. El sacerdote, con un micrófono al llegar a este altar explicaba la estación que correspondía, algunos adultos mayores y vecinos, salieron de sus casas, desde sus puertas y terrazas, o balcones, para escucharlo, al terminar siguió su camino, ignorando donde más estaban las demás estaciones. Para el año 2022, se colocó nuevamente estos altares, pero en esta ocasión las personas seguían al padre, al igual que un grupo de personas que representaban a soldados, y al mismo Jesús cuando pasaron por la 3. Priv del Recreo, siguieron por Camino del Recreo, hasta la calle de Libertad de ahí hasta la Av. Azcapotzalco, regresando un poco para tomar la calle de Industria y de ahí Av. Centenario hasta    José F. Gutiérrez, llegando la Iglesia de Nextengo, donde se terminó el recorrido,  ya en el atrio se hizo la representación de las siete palabras.

También en Santa Maria Malinalco se realizó el viacrucis, y por la noche del 16 de abril se  pidió llevar una vela fue una reunión hermosa, en el atrio, acompañándonos la luna llena típica de estas épocas, dando por terminada la Semana Santa del 2022.

La Semana Santa, es muy significativa para los católicos en Azcapotzalco. Nos recuerda la Pasión de Cristo, puede ser un evento que se repite cada año. Sin embargo, cada celebración es diferente, por diversas circunstancias, si observamos las costumbres en vestimenta, arreglo, comida de esta época, (que muchas veces por cuestiones económicas, cambio de dieta no podemos seguir). Incluso el número de personas que acuden a estas celebraciones puede variar, las muertes en la pandemia y enfermedades crónicas degenerativas limitan a personas de la tercera edad a acudir a estas celebraciones. Por otro lado, muchos jóvenes no gustan de acudir a la iglesia, solo si dan de comer algo están presentes. Siendo un reto significativo para la Iglesia Católica Mexicana el retomar esta y otras celebraciones importantes después de la Pandemia.

 

Bibliografía



[1] Madame Calderón de la Barca La vida en México. Durante una residencia de dos años en ese país. Editorial Porrúa, S.A. SEPAN CUANTOS….Núm.. 74 Carta XIV. PAG. 96-104

[2] Obra citada pag.96.

[3] Obra citada pag. 97

[4] Obra citada pag. 99

[5] Obra citada pag- 100-101

[6] Obra citada pag. 104

[7] Viacrucis de Semana Santa en San Juan Tlilhuaca, Azcapotzalco. Culturaenazcapo.blogspot.com

[8] Mi abuelita tenía como costumbre quemar estas palmas, cuando llovía mucho o había rayos en la tormenta.

[9] Jorge Alberto Manríquez. Los Dominicos y Azcapotzalco.  Nos refiere “A mediados del siglo XIX, cuando Ramírez Aparicio describió el convento, se encontraba en medio del claustro una fuente a ras de tierra, a manera del antiguo impluvim de los romanos. Aunque en los claustros del siglo XVI es más frecuente la fuente o el pozo con brocal, no es difícil que este impluvium fuera un resto de la época de la construcción de la construcción del convento. Pag.43  .

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