ANTONIO VALERIANO (PARTE
4 DE 4)
Por Martín Borboa Gómez
ANTONO VALERIANO
(1521- 1605) OPINADO POR CANONIGO DR. EDUARDO CHAVEZ (1956 - ) QUIEN NACIO 351
AÑOS DESPUES DE FALLECIDO VALERIANO
(Continuación de lo publicado en esta revista en junio 2021)
“La Virgen escogió un nombre compuesto: “María” nombre de
origen muy conocido por los judíos, hay que recordar que la Madre de Dios era
una humilde doncella de Nazaret, “María” que significa: “la elegida por Dios”,
“la Preferida de Dios”, “la más hermosa”, “la Iluminadora”; y “Guadalupe”
palabra de origen árabe; recordemos que los árabes estuvieron en la Península
Ibérica por cerca de ocho siglos, por lo que muchas palabras españolas tiene su
origen en la lengua árabe, como esta de “Guadalupe”, que viene de “Wadi al Lub”
que se traduce como: “río de grava negra” o “la cama del río” o “río escondido”
o “el cauce del río”, así que no es el agua, sino “lo que conduce el agua”.
El nombre compuesto
de “María de Guadalupe” es por demás coherente y elocuente con su misión: pues
Ella, ciertamente, es la elegida por Dios, es “María”, es decir, la más hermosa
y es la que ilumina por la Luz que es su hijo amado: Jesús; y “Guadalupe”, el
cauce del río, por lo que Ella no es el agua, sino que conduce el Agua Viva:
Jesús.”
Fray Servando no estaba obligado a saber profundamente la
lengua árabe, por eso en su opinión, descifraba Guadalupe como “río de lobos” (“Guadal”
le era como río, y del latín” lupus” acomodaba el lobos. No explicó nunca como
o porque se mezclaba árabe y latín en una misma palabra. Solo dijo que le
sonaba horrendo, pero bueno, así era Don Servando y así lo deja ver también en
sus memorias).
“Algunos españoles para no confundirla con la de
Extremadura, España, la solían llamar también: “La Purísima Guadalupe”, “La Inmaculada
Guadalupe”, “La Limpia Concepción Guadalupe”; ya que efectivamente tiene
elementos que eran conocidos en la iconografía de la Inmaculada Concepción,
iconografía y teología que describe el libro del Apocalipsis, capitulo 12; y,
además, Ella se apareció del 9 al 12 de diciembre, precisamente en la octava de la Inmaculada Concepción”.
Fray Servando también opinaba que la elección del nombre era
mala pues los indígenas no tenían el sonido de la “g” ni de la “d” en su
idioma.
Dice el canónigo Eduardo Chávez que: “hay que tomar en
cuenta que tanto Juan Diego como Juan Bernardino fueron bautizados con estos
nombres cristianos en 1524, por lo tanto, para el momento de la aparición en
1531, ya tenían cerca de siete años usando estos nombres en donde esta,
precisamente, el sonido “d”: “Juan Diego”,
“Juan Bernanrdino”. Además el
sonido “g” ligada con la “u” se suaviza y este sonido era bien conocido en
náhuatl como “Anahuac”,
“Teotihuacan” , “huacal”, “náhuatl”, etc. Por lo
que Juan Bernardino ya usaba, durante varios años, estos sonidos”.
“Pero todavía hay mas con respecto a su nombre. En España,
en ese mismo tiempo de las apariciones, expulsaron precisamente a los judíos y
a los árabes que no se quisieran bautizar; así que Ella toma lo que a ojos del
mundo y de ese tiempo era lo más despreciado. Por otro lado, Ella al
presentarse como mestiza está tomando lo mas despreciado, en aquel tiempo, en
estas tierras, pues los mestizos eran lo mas despreciado, ya que eran producto
de guerra y violación, así que la Morenita, la de rostro mestizo, Santa María
de Guadalupe, toma como su identidad lo más despreciado a los ojos del mundo,
pero no a los ojos de Dios. Por ello, es importante que tanto su nombre judío-árabe,
como en su piel morena, su piel mestiza, Santa María de Guadalupe, nos expresa
con infinito amor que Ella se vuelve
nuestra identidad…”.
Lo que Fray Servando califica en el Nican Mopohua como una
copia porque Dios habló con Moisés y la Virgen con Juan Diego, es todo lo
contrario, es la confirmación de que se
trata de una continuidad solida de la misma Fe. Dice el canónigo Eduardo Chávez
citando la Biblia:
“Recordemos como
Jesucristo al curar al enfermo de lepra le indicó que se tenía que presentar al
sacerdote para que confirmara su salud y así reintegrarlo a la comunidad: “Anda
–le dijo Jesús al que había estado enfermo- más bien preséntate al sacerdote, y
lleva la ofrenda tal como lo mando Moisés cuando un leproso sana. Así
comprobará lo sucedido” (Lc 5,14) Santa María de Guadalupe actuó de la misma manera, a Juan Bernardino
lo dispone como el testigo de la salud y el comunicador de su nombre completo”.
“Vemos que la Virgen María no le entregó su nombre completo a San Juan Diego,
sino a si tío anciano, Juan Bernardino. A Juan Diego le había dicho que se
llamaba “María”… sin embargo su nombre
completo de “Santa María de Guadalupe” se lo entrego al moribundo anciano
Juan Bernardino, y esto es por una profunda razón, ya que el anciano para los
indígenas, como ya señalábamos, era la
persona más importante dentro de la familia y la sociedad indígena”.
ANTONO VALERIANO
(1521- 1605) MENCIONADO EN EL LIBRO “AZCAPOTZALCO EN EL TIEMPO” (1974) PUBLICADO 369 AÑOS DESPUES DE
FALLECIDO VALERIANO
Esta importante obra, en su sección “Personajes”, (Pág. 83, 84) apunta en primer lugar a Antonio
Valeriano, del que dice:
“De raza india, nacido en Azcapotzalco, pronto se distinguió
por sus dotes de inteligencia y sabiduría. Estuvo dedicado al cultivo de las
letras, pero brilló también en la escultura. Dio grandes honores al Convento de
Tlatelolco, del que fue discípulo, y uniendo sus esfuerzos a los de un grupo de
muchachos como él, contribuyó a la fundación del Colegio del Convento en 1533.
En el impartió cátedras de filosofía antes de elevarse al puesto de Rector del
Colegio. Muchos fueron los beneficiados con la luz de su saber. Su literatura
muestra la delicadeza de su espíritu que fue brillante en las disciplinas de
Literatura Castellana y en Teología, principalmente”.
ANTONO VALERIANO
(1521- 1605) EN LA OBRA (TESIS DOCTORAL) DE PABLO MOCTEZUMA BARRAGAN “CONSTRUCCION
DE IDENTIDADES Y GLOBALIZACION EN AZCAPOTZALCO. AMPLIANDO LAS POSIBILIDADES DEL
DISEÑO” (2018), QUE CITA A MARTA
DELGADO, PUBLICADA 400 AÑOS DESPUES DE FALLECIDO VALERIANO
Esta obra de la pluma de quien ya ha sido 2 veces cabeza del
gobierno de Azcapotzalco, cita varias entrevistas y testimonios, además de la
habitual bibliografía, lo que engrandece la capacidad de captura de opiniones y
visiones sobre diversos temas. En el caso de Antonio Valeriano, Moctezuma Barragán
cita a Marta Delgado, en (Pág. 110 y
111). Y dice:
“Detengámonos a analizar el testimonio de Martha Delgado:
Antonio Valeriano, natural de Azcapotzalco, quien llegó a ser Rector del
Colegio de Santiago Tlatelolco escribió el “Nican Mopohua” de las Apariciones
de la Virgen de Guadalupe. En ese documento narra también el traslado de la
Milagrosa Imagen, de la casa del Obispo Zumárraga a la primera ermita del
Tepeyac, en peregrinación realizada el martes 26 de diciembre de 1531. En dicha
procesión participaron mexicas, tlahuicas, milpaltenses, Coyoacanenses,
cuajimalpenses y tecpanecas entre otros, quienes entonaron el “Cantar de
Atzcapotzalco” y el “Pregón del Atabal” compuestos por Francisco Plácido, Señor
de Atzcapotzalco.
A principios de 1532 habiéndose cristianizado a los
indígenas, los chintololos fueron motivados por Antonio Valeriano para celebrar
la “Fiesta de los Naturales de Atzcapotzalco en el Tepeyac”, acto de piedad
popular realizado el día 14, segundo miércoles de noviembre de 1532. Utilizado
también con fines de evangelización. Esta Primera Peregrinación del Pueblo de
Atzcapotzalco fue encabezada por él mismo Antonio Valeriano y, la Santa Misa
celebrada por un fraile designado por el obispo Zumárraga y con la presencia de
Juan Diego, quien estaba dedicado al cuidado de su niña, la Señora del Cielo.
De lo anterior se deduce que Atzcapotzalco fue el primer
pueblo que peregrinó al Tepeyac, teniéndose ésta como la Tradición Católica más antigua y en la que participaban los 27 barrios
de la comunidad chintolola. Durante los siglos XVII y XVIII muchas personas se
reunían en la cabecera del Pueblo de Atzcapotzalco, en el atrio del Convento de
los Santos Apóstoles Felipe y Santiago, construido por Fray Lorenzo de la
Asunción (fraile dominico); de ahí se iban al Tepeyac unos caminando, otros
cabalgando y los menos hacían el recorrido con sus volantas (carritos de
trabajo de campo con asientos de tablas).
Hacían un descanso en el lugar conocido como “El Atorón”
nombre que le daba una “pulquería establecida allí y que ostentaba ese rótulo,
este sitio se ubicaba en el cruce de las Calzadas Atzcapotzalco–La Villa y
Vallejo, ahí almorzaban y eran alcanzados por los nativos de los barrios
Coltonco, Las Salinas, Huautla y Xocotitla.
Reanudaban su camino y al paso de los peregrinos se les unía
gente de las haciendas y ranchos de por ahí, en ocasiones hacían otra parada
donde empezaban las tierras de “Los Pirineos”, (eje 5 norte, Av Montevideo).
Con sus altas y sus bajas continúa año con año la Peregrinación
de los Naturales, Durante el siglo XIX y XX. A finales del siglo pasado,
formando ya parte de la Primera Vicaría Episcopal Santa María de Guadalupe, y
teniendo tres decanatos, integrados por 35 parroquias, 5 rectorías y 23
capillas, se forma el grupo “Naturales
de Atzcapotzalco”, dedicado a conservar y rescatar nuestras tradiciones
religiosas, siendo la principal la peregrinación anual”.
ANTONO VALERIANO
(1521- 1605) MENCIONADO EN EL LIBRO “RESCATE HISTORICO DE LOS BARRIOS DE
AZCAPOTZALCO” (2018) PUBLICADO 413 AÑOS
DESPUES DE FALLECIDO VALERIANO
Las autoras de esta obra, Ángeles González Gamio y Margarita
G. Martínez Domínguez, dicen sobre el año 1552, que (Pág. 199):
“en el mes de septiembre de este año el natural de
Azcapotzalco, Antonio Valeriano
recibe el privilegio que sólo se les concedía a los españoles, de vestir a la
europea y montar cabalgadura, por considerarlo con méritos por ser maestro de
españoles. Valeriano fue colegial del Colegio de Santa Cruz y preceptor del
colegio de San Juan Bautista”.
Más adelante, misma página, señalan que:
“el hecho sobresaliente del año de 1561 se refiere al escrito
suscrito por los caciques, gobernadores y funcionarios principales de la
república de indios de Azcapotzalco, de las parcialidades de Tepanecapan y
Mexicapan, de fecha 4 de febrero, dirigida en latín (se considera que la
escribió el docto Antonio Valeriano,
escribano municipal de Azcapotzalco) al rey de España…”.
ANTONO VALERIANO
(1521- 1605) MENCIONADO POR LA DOCTORA MARIA CASTAÑEDA DE LA PAZ EN LA REVISTA
ARQUEOLOGIA MEXICANA (2020) PUBLICADA 415 AÑOS DESPUES DE FALLECIDO VALERIANO
REVISTA (marzo abril
2020) editorial raíces. No. 162.
La investigadora María Castañeda de la Paz, Doctora en
historia por la Universidad de Sevilla, España, investigadora del IIA de la
UNAM, publicó un artículo en la Revista Arqueología mexicana No. 162, llamado
“La casa real de Tenochtitlán. El gobierno de los Jueces-Gobernadores”, en
donde hace un recuento que muestra cómo llegó Antonio Valeriano a gobernar.
Afirma (pág. 12,13) que por diferentes circunstancias se: “detuvo el proceso de
elección de los nuevos gobernadores indígenas hasta la llegada del virrey don
Gastón de Peralta, en octubre de 1566. El nuevo virrey debió solicitar la
presencia de un juez-gobernador para Tenochtitlan. Es decir, de uno de los
indígenas educados bajo el amparo de los frailes, a quienes los virreyes
comenzaron a emplear con el fin de romper el control que los linajes dinásticos
habían tenido del cabildo indígena durante buena parte del siglo XVI. El
designado para gobernar en Tenochtitlan fue don Francisco Jiménez, originario
de Tecamachalco, con quien comenzó el periodo de los jueces-gobernadores”.
“Don Francisco llegó al cargo a mediados de enero de 1568,
pero nada sabemos de su labor. Estuvo cinco años al frente de la ciudad y se
fue a morir a su pueblo en enero de 1573. En ese mismo mes llegó el siguiente
juez-gobernador: el renombrado sabio del Colegio de la Santa Cruz de
Tlatelolco, don Antonio Valeriano,
originario de Azcapotzalco”.
“Valeriano se casó con su prima hermana, doña Isabel, hija
de don Diego de Alvarado Huanitzin y Francisca Moctezuma, convirtiéndose en
cuñado del gobernador don Cristóbal Cecetzin y de su hermano, el cronista don
Hernando de Alvarado Tezozómoc. Ahora bien, Tezozómoc aseveraba, e incluso
insistía, que su cuñado Valeriano no era noble. Sin embargo, si esto fuera
verdad, cómo explicar entonces que Valeriano hubiera sido alumno y maestro del
Colegio de la Santa Cruz, donde sólo accedían los hijos de los caciques, y cómo
entender que emparentara con la más encumbrada elite tenochca”.
“La cuestión es que hay al menos dos documentos que permiten
asegurar que el padre de Valeriano era don Francisco de Alvarado
Matlaccohuatzin, hermano de don Diego de Alvarado Huanitzin: una cédula real de
1536 y una petición de 1620, elaborada por un nieto de don Antonio Valeriano, llamado como su abuelo, aunque él se añadió el
apellido Moctezuma. Así las cosas, se entiende entonces que Valeriano cumpliera
con los requisitos para ingresar en el Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco y
se casara después con la hija de Huanitzin. Un matrimonio entre primos hermanos
por medio del cual se reforzaba la legitimidad de Valeriano y su derecho a
gobernar en Tenochtitlan, pues aunque era originario de Azcapotzalco, es
importante saber que pertenecía a la parcialidad de Mexicapan y descendía del hijo
que Itzcóatl, el cuarto tlatoani de Tenochtitlan, puso allí a gobernar. Por
tanto, lo que don Antonio Valeriano hacía era lo mismo que tiempo atrás había
hecho su suegro, don Diego de Alvarado Huanitzin, originario de Ehecatepec, al
casarse con su prima hermana, doña Francisca de Moctezuma, hija de Moctezuma
Xocoyotzin”.
“Las fuentes señalan que los virreyes le profesaban tal
admiración a Valeriano que don Gaspar de Zúñiga, que había llegado a principios
de noviembre de 1594, le nombró a un teniente para que lo ayudara en la
gobernación de Tenochtitlan, pues ya era viejo y sordo, y no podía llevar él
solo todos sus asuntos. El elegido fue Juan Martín, un juez con varios años de
experiencia en los cabildos indios, puesto que antes de llegar a Tenochtitlan
había ejercido como tal en Calimaya, Tlatelolco, Xochimilco, Cuitláhuac y
Acolman, que era de donde venía”.
“Un intercambio de jueces se produjo en septiembre de 1599,
cuando don Juan Martín se marchó como juez-gobernador a Tlatelolco, de donde
vino Jerónimo López, que era mestizo y natural de Xaltocan. No obstante, tantas
disposiciones y cambios sólo reflejan cómo los virreyes eran ya quienes
disponían en los cabildos indios, colocando o deponiendo a los
jueces-gobernadores. Las fuentes coinciden en señalar que Valeriano murió en
agosto de 1605 y que fue enterrado en la capilla de San José, del convento de
San Francisco”.
Bibliografía
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tiempo”. Compañía editorial impresora y distribuidora, S. A., Departamento
del Distrito Federal, Delegación Azcapotzalco, 1974, México
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edición, 1959. México
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“Idea de una Nueva
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Colección Sepan Cuantos. No. 278. Editorial Porrúa, S.A., Segunda edición,
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María. Revista Arqueología Mexicana, núm. 162, Editorial Raíces, S. A. de
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“La Colonia”,
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“Memorias”, Fray Servando Teresa de Mier. Tomo I.
Colección de Escritores mexicanos, Editorial Porrúa. Cuarta edición. 1988.
México.
“Nican Mopohua.
Análisis y reflexión”, Eduardo
Chávez. Instituto Superior de
estudios Guadalupanos, A. C., 2017. Mèxico.
“Rescate histórico de
los barrios de Azcapotzalco”, González Gamio, Ángeles y Martínez Domínguez,
Margarita G., Delegación Azcapotzalco, 2018, México
“Tonantzin Guadalupe.
Pensamiento náhuatl y mensaje cristiano en el “Nican Mopohua”, Miguel León-Portilla, Fondo de Cultura
Económica, El Colegio Nacional, Primera edición, 2000, México
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