martes, 25 de octubre de 2022

 


Octubre - 2022 - Número 45 - Director y Fundador Patricio Garibay

Número especial dedicado al Día de Muertos.

CONTENIDO:

BUSCANDO A LA LLORONA DE AZCAPOTZALCO 2022

SEBASTIAN DE APARICIO, SU MONUMENTO EN AZCAPOTZALCO

Por Martín Borboa Gómez

TRES LEYENDAS MISTERIOSAS DE AZCAPOTZALCO

Por: Ana Marisol Reséndiz Pizarro

EL LAZARETO, PANTEÓN DE SAN MARTÍN XOCHINAUAC

Por: Marcelino Peña Fernández.

OFRENDAS EN BIBLIOTECA “FRAY BARTOLOMÉ DE LAS CASAS”

Por Don Nayarito Cantalicia

SAN JUAN TLILHUACA. PARTE 3. HISTORIA DEL TEMPLO PARROQUIAL.

PUGNA ENTR DOS PARCIALIDADES.

Por Seminarista Sebastián Romero Olmos

“DÍA DE MUERTOS Y LÁZARO CÁRDENAS”

Por: “Guardianes del Patrimonio Tlilhuaca”

CALAVERITAS

Por Ana María García Alvarado

MI DIARIO DE SEPTIEMBRE Y OCTUBRE.

Por: Faty Kim Mingi

EL CRISTO DEL PANTEON DE SAN JUAN TLILHUACA

Por Martina Rodríguez García Cronista

 SANTA BARBARA YOPICO

Por Gustavo Aquino

CAMARONES Y SUS OFRENDAS Calaverita

Por Martín Borboa Gómez

“1º. Y 2 DE NOVIEMBRE EN SAN JUAN TLILHUACA”

Por: Raquel Rodríguez Sandoval

ENTRE PASOS Y SUSURROS: PEREGRINACIÓN SAN MARCOS IZQUITLAN.

Por César Elías Rodrigo Badillo Camacho

PANTEÓN SANTA CRUZ ACAYUCAN

Por: Ana María García Alvarado

SE PUBLICAN LOSCUADERNOS TEPENECAS

SEMBRANDO SONRISAS  UN ABRIGO PARA UN AMIGO

De San Juan Tlilhuaca a Cuernavaca

PANTEON SAN ISIDRO, TUMBAS DE INFANTES 

 (AZCAPOSTALES 17)

Por Diana N. Colín 

 

BUSCANDO A LA LLORONA 

DE AZCAPOTZALCO 2022

La ganadora del año 2019

Por quinto año consecutivo regresa el festival escénico “Cuando Trina La Catrina” lanza la CONVOCATORIA del concurso “Buscando a la Llorona de Azcapotzalco (2022)  qué año tras año invita principalmente a los vecinos de Azcapotzalco a que participen en un performance relacionado con el  mítico grito de la leyenda de La Llorona, al igual que el año pasado el concurso se llevará a cabo en la glorieta del tradicionalísimo ahuehuete de san Juan Tlihuaca, el día primero de noviembre a las 19:30 horas.  De esta  forma, al igual que el año pasado, los festivales “Cuando Trina La Catrina” y el festival de día de muertos de San Juan Tlihuaca organizado por la asociación civil "MACHTIANCALLI  A.C." dirigida por el licenciado José Emmanuel Vargas Bernal, y la Sociedad de Cronistas de Azcapotzalco que patrocinan este concurso. La ganadora del año pasado fue una vecina de la colonia Pasteros, la señora Graciela Rojas. Este concurso también  ha sido ganado por una niña de 6 años en el año de 2019. Por todo ello no olvides inscribirte este año, anímate, participa y gana alguno de los premios divirtiéndote y explorando tu lado histriónico.

Inscripciones en el correo electrónico: cronicaazcapotzalco@gmail.com o el día del concurso hasta las 19:00 hrs. en el módulo que se encontrará en la glorieta del Ahuehuete

CONVOCATORIA 2022


 SEBASTIAN DE APARICIO, SU MONUMENTO EN AZCAPOTZALCO

Por Martín Borboa Gómez  (Grupo Formiga)

 

Propongo se levante para la memoria de Sebastián de Aparicio, un monumento en Azcapotzalco, muy de preferencia en los linderos entre El Rosario y San Juan Tlilhuaca, por haber sido, entre otras cosas, vecino de estas tierras, por alrededor de veinte años, y en donde se le guarda especial memoria. He podido asistir a los rosarios que se le rezan en esa zona.

El homenaje a este hombre tiene infinidad de motivos, basta conocer algo de su historia en nuestro territorio, para distinguir que es un destacado promotor del progreso, la solidaridad, la caridad, el ingenio, el desarrollo económico, la enseñanza… la lista sería muy larga si continúo. Tanto a nivel local como a nivel de la Nueva España, su influencia de progreso es poderosamente notable y hasta se puede decir única.

Pero ante esa infinidad de temas en los que destacó y ayudó demasiado, es uno el que opino debería destacarse en la obra escultórica de su monumento:

 

SU INFLUENCIA DIRECTA EN LA OFRENDA DE MUERTOS QUE SE COLOCA AUN HOY EN DIA, EN MEXICO

Hace dos años, el 19 de octubre de 2020, publiqué en la revista electrónica de “La hormiga en línea”, un artículo con el titulo de “DON DAVID DELGADO JIMENEZ, CRONISTA DE AZCAPOTZALCO,  (IN MEMORIAM 1919 – 2007)”.

En él citaba un texto de mi admirado y muy querido Don David Delgado Jiménez, quien me explicó la profunda importancia e influencia de Sebastián de Aparicio, entre otros temas de gigantesco valor, en el tema de la ofrenda de muertos en Nueva España, que luego vendría a ser México.

El texto completo puede leerse dando clic en esta liga:

http://lahormigaenlinea.blogspot.com/2020/10/don-david-delgado-jimenez-cronista-de.html

Un fragmento a continuación:

DON DAVID DELGADO JIMENEZ: SU TEXTO “FIESTAS TRADICIONALES DE DIA DE MUERTOS EN AZCAPOTZALCO”  (escrito el 6 de octubre de 1998)

“Al principio del siglo XVI, aun los tepanecas conservaban sus tradicionales costumbres de las ofrendas a sus dioses, copal y comestibles de la región eran ofrecidos a la memoria de sus muertos.

La evangelización de la Nueva España, trae consigo y como meta de los españoles, amalgamar las costumbres de los aborígenes y encauzarlas a la nueva vida colonial. S establece en la Nueva España el sincretismo de dos religiones,  la Náhuatl nativa y la Cristiana de los españoles.

Sebastián de Aparicio, administrador de la Hacienda de Careaga ubicada en las tierras tepanecas de Azcapotzalco, introduce el 1ro y 2 de noviembre de 1562 las ofrendas a los muertos, encauzando a los peones en la rancherías, las ofrendas a sus seres queridos desde esa época.

Cabe hacer notar  que es de significativa trascendencia, la introducción del uso de la carreta en la Nueva España por Sebastián de Aparicio. esto trae consigo que el 1ro y 2 de noviembre se difunda por las provincias de la Nueva España y sea hasta nuestros días el folclor multicolor de frutas, dulces, alimentos condimentados y bebidas originales del lugar, que hacen en estos días el asombro de propios y extraños; en Mixquic, CDMX, Pátzcuaro y Janitzio de nuestra provincia mexicana.

El 3 de noviembre en todos los hogares se levanta la ofrenda, y en canastas de varita que son toda una obra de artesanía, las familias de los pueblos hacen un intercambio de las ofrendas, dando lugar a que se hagan remembranzas de las personas que en otras épocas idas, convivieron en estas tradiciones de nuestro México.”

 

Otra autora de Azcapotzalco dedicada entre otras cosas a la crónica (además de la filosofía, la poesía, etc), es Ana Marisol Resendiz Pizarro, quien en una reciente publicación en la serie “Cuadernos tepanecas”, número 4, “Tlacuilloltin Tepaneca”, explica que:

“El origen prehispánico de la tradición en cuanto al animero, su origen se remonta a la tradición de los micacuicatl, que son los cantos solemnes que acompañaban diversos rituales y ceremonias cívicas, a los antiguos mexicanos. En cuanto al ayatero, su función se remonta a la sfiestas agrícolas llamadas veintenas, donde al terminar la mitotializtli; danza ritual, se compartían entre los presentes los frutos localizados en el uentli ofrenda.

El origen histórico de la tradición aconteció en el año 1563 aproximadamente, en la etapa del a conquista espiritual: fue cuando Sebastián de Aparicio, dueño de la hacienda de Careaga, ahora El Rosario, mostró cierta empatía con los originarios de Azcapotzalco, y abrigó distintas prácticas del sincretismo como lo fue la primera ofrenda del día de muertos de América Latina: pero también en San Juan Tlilhuaca en el año 1563, nació la costumbre de los animeros sincretizando elementos de ambas culturas”.

 

MONUMENTO Y SU COMPOSICION

Por lo antes expuesto, en letras de Don David Delgado Jiménez, que además quiero decir que él fue el primero que me contó sobre este tema de la ofrenda en relación al futuro Beato.



Yo ya conocía algo sobre Sebastián de Aparicio en Puebla, sitio en donde se subraya bastante lo relacionado a su vida espiritual y activo hermano Franciscano, y a donde mi primo Pedro Mercado Gómez, nos llevaba a varios primos en divertidas excursiones gastronómicas, familiares y culturales, con cierta frecuencia.

Pero la influencia de Sebastián de Aparicio en Azcapotzalco, en San Juan Tlilhuaca, y su participación directa en la ofrenda de muertos actual, la supe por Don David.

Y ahora, en este 2022, por las claras letras de Marisol Resendiz profundizo más en el tema.

Por eso, considero que:

1.- MONUMENTO: Debe haber un monumento para Sebastián de Aparicio, representado en su calidad de civil (no de fraile), propietario de hacienda, acompañado de un nativo de Azcapotzalco, trabajador suyo, para dar realce a la población que lo acompañó en dicha iniciativa.

2.- OFRENDA: Dicho monumento conviene que incluya frente a ambos personajes mencionados, una ofrenda de muertos, con los elementos fusionados de ambas culturas, entre otras cosas, una cruz católica y alimentos.

3.- UBICACIÓN: La ubicación debería ser en los linderos entre San Juan Tlilhuaca y lo que fue El Rosario, por ser esa zona en donde él era propietario, donde vivían personas que trabajaban y convivían con él, y en donde se reflejó primero esa combinación de elementos rituales de dos culturas para una misma ofrenda. Pues siendo esta ofrenda actualmente algo practicado en todo el país, conviene destacar para propios y extraños, que fue aquí donde se amalgamó el concepto.

 

SUBRAYO: Que aunque es muy conocida en México la historia del periodo más religioso de Sebastián de Aparicio (su vida de fraile, que fue la última faceta), la propuesta de este monumento es precisamente dar luz a otro tema trascendental para todos los mexicanos, - DONDE Y POR QUIEN SE GENERO EL CONCEPTO DE LA OFRENDA DE MUERTOS QUE ACTUALMENTE SE PRACTICA- y esto tiene que ver con el Sebastián de Aparicio (anterior cronológicamente al fraile), el civil, empresario, propietario, patrón, emprendedor, acaudalado. Ya que fue ese periodo de su vida, cuando influyó profundamente en la generación de ese nuevo concepto de ofrenda de muertos, que hasta hoy, nos acompaña en nuestras casas, negocios, escuelas, panteones, etc.

 

Nota adicional:

Y como las ofrendas son a los seres queridos, aquí hablaré brevemente de uno de ellos, y como el consejo es “en vida hermano, en vida”, ahora que vive, se lo agradezco de corazón.

Agradezco la fortuna de haber hallado en tierras vecinas de Sebastián de Aparicio, un cofre que contiene innumerables bendiciones: cariño, sinceridad, amabilidad, calidez, consejo, apoyo, sorpresas, información, participación, actividades, tips, compañía, asistencia, intercambio, y todo un conjunto de acciones que se basan en el dar y compartir, muy a lo que entiendo es el estilo bondadoso y franciscano del ejemplar Sebastián, que daba y compartía, y tuve la gracia que haberlo hallado en el valioso envoltorio de la amistad. Ya desde los Diálogos de Sócrates, se alababa ese tesoro.

De la mano de Sebastián, en el antiguo e interesantísimo pueblo de San Juan, lo hallé, y lo agradezco a Dios. Y más ahora que por motivos de salud, necesité definitivamente del resplandor de ese tesoro, y ahí estuvo, junto a mi cama de hospital, en mis curaciones, y proveyéndome de los necesario para salir adelante.

Gracias a Dios, gracias al Beato Sebastián de Aparicio, y gracias a ese ángel que guarda sus alas en un estuche.

 

TRES LEYENDAS MISTERIOSAS 

DE AZCAPOTZALCO

Cronista: Ana Marisol Reséndiz Pizarro


Panteón de Santa Cruz Acayucan.

Mi abuela me decía nunca te lleves nada del panteón jamás no toques nada; cuando yo le preguntaba ¿Por qué abuela? Todo lo que está en un panteón pertenece a otro tiempo y espacio y hay gente que no respeta a los muertos y viene hacer ciertos extraños rituales, y antes de entrar al panteón íbamos al mercado de Azcapotzalco a comprar ramas de pirul y entonces mi abuela me decía tapate tu ombligo hija no vaya ser que te de un aire pues tienes mucha luz, y ponía en mi ombligo una bolita de pirul, y así los muertos no te robarán tu luz…

Cuando yo era niña íbamos con una amiguita y su mamá al panteón de Santa Cruz Acayucan, a veces la gente deja unos juguetes muy hermosos que son reguiletes y deja ofrendas en las tumbas de los niños para que los difuntitos jueguen con ellos a veces aun cuando no es día de muertos les llevan chocolates o carritos o muñequitas pero sobre todos juguetes de viento que ellos puedan mover, de repente mi amiga Flor empezó a guardarse los juguetitos, su mamá no le dijo nada pero yo si le dije deja eso ¡Flor es de los niños muertos! y no le importo, pero por la tarde la niña estuvo peleando con unos niños invisibles me enteré porque mi abuela solía limpiarnos por las noches con un huevo, o hacernos una limpia con un ramo, ye ese día llevaron a mi amiga  a mi casa su mamá estaba aterrada y le dijo a mí abuela --No se con quién pelea Florecita pero toda la noche grito; lloro y peleo y fue así como ella  aprendió a la mala que las ofrendas no se tocan jamás.

Otro día Fui al panteón y entonces vi una planta de las que florece solo con su tallo enterrar su tallo en la tierra y da unas hermosas flores azules; y me dije la colocare en mi jardín y veré como retoña me la lleve olvidando las enseñanzas de mi abuela y decidí sembrarla en mi jardín y una de tantas tardes la puse a la sombra de mi  árbol de eucalipto y me decidí a recoger las hojas y oler las flores azules cuando de repente escuche unos extraños murmullos que como voces de ultratumba allanaba mi jardín, eran risas carcajadas, sonidos macabros, voces raras, que miedo ¿Qué  van a pensar que estoy loca?, pero esas voces venían de esa rama  que me traje del panteón todo por olvidar las enseñanzas de mi abue que decía nada debe de sacarse el panteón bajo ninguna circunstancia pero volviendo a las voces tenía una de casualidad una cubeta consagrada por un antiguo brujo de Azcapotzalco precisamente para espantar espíritus, solamente funciona si estas con mucho coraje a los muertos hay que espantarlos diciéndoles muchas groserías solo así se van… Y así lo hice fui al patio de mi casa, tome mi botella consagrada por el brujo y me hice la muy enojada para que las almitas en pena se regresaran a al lugar del que habían venido y que no se fueran a meter a mi casa y funciono desde ese día no llevo a mi casa cosas que sean del panteón jamás y de vez en cuando checo que las almitas no vuelvan a mi plantita…

Un espectro se aparece en el M.P de 22 de febrero.


Lucia era Ministerio Público; sufría de una enfermedad crónica todos los días trabajaba extenuantes turnos uno tras otro leyendo el código penal de la CDMX a veces le tocaban los turnos nocturnos mal comiendo y mal durmiendo en las noches hacia muchísimo frío, alrededor de las 2 de la mañana soplaba un frío antes de la funesta aparición, cantaban los perros y después un incómodo silencio que algunas personas dicen que eso es la muerte… Un día durante 3 noches seguidas, subía hacia la oficina de Lucia un anciano de sombrero de palma y suéter café con un bastón siembre le preguntábamos donde iba y se perdía en el fondo del como una sombra negra se mimetizaba con la  pared; a veces las señales funestas se acompañan de ruidos extraños como rechinidos a veces no , pero esta vez hubo una tormenta eléctrica y ese día Lucia se tomó cuatro tazas de café como lo hacía habitualmente su amiga la regaño diciéndole –Siempre haces lo mismo  no cuidas tu sueño, ni tu apetito, tomas demasiadas aspirinas…

Esa noche Lucia se encontraba haciendo su papeleo habitual en su oficina el M:P. de 22 de febrero y de repente apareció el anciano fantasma no se sobresaltó pues era una aparición familiar, pues dicen que los ministerios públicos son lugares que tienen mala vibra y algunos de dichos sitios han participo en rituales estrafalarios son lugares donde pesa el ambiente; pero bueno esta noche fue diferente a la oficina de Lucia subió una mujer vestida de blanco, con un vestido de novia rasgado amarillento que tenía algunas manchas de sangre además traía un cuchillo en la mano y gritaba ¡Ayúdenme! ¡Ayúdenme! Lucia trato de ayudarla hasta que vio algo muy extraño en su rostro pero lo más aterrador fue cuando sea asomo a sus pies y vio que no había nada de repente se fue la luz y los gritos la hicieron gritar como loca la escalera, casi se cae desde entonces no acepta por nada los turnos de noche y ya no toma tanto café…



La Catrina de la Clínica 48

Al llegar al hospital de zona clínica 48 me informaron que debía esperar en urgencias a ver “si era una urgencia real” a pesar del oficio y los médicos que me llevaron, a otra sala después de hacerme varios estudios pero para entonces la espera era mortal, me angustiaba mi bebé y el remordimiento de no tener quinientos mil pesos para estas emergencias ya para entonces yo ya tenía alucinaciones o estuve en el umbral de poder ver lo que los vivos no vemos normalmente, mientras oía los gritos de los demás enfermos en una camilla muy pequeña de la cual no podía bajarme, en la que sentía que las horas no pasaban y las sabanas me quemaban por la fiebre, entre cerré los ojos y me dije -¡No moriré!, ¡No moriremos así hija mía! 

De repente me perdí en un sopor como si llevara horas caminando en el desierto, de pronto todo guardo silencio, la luz de las lámparas se volvió amigable, el ambiente se transformó de repente; el dolor paro por un instante y como una caricia se sentí el aroma de flor de cempasúchil… y entonces la vi con su elegantísimo traje negro bordado delicadamente como con arte huichol en un todos los tonos del negro, ahí estaba la catrina, con su sombrero negro que le cubría el cadavérico rostro sobretodo sus ojos, no me atreví a ver sus ojos, y ante su presencia entre abrí y cerré los ojos muchas veces, aun no sé porque no grite, en medio de ese instante me consolaba un pensamiento no está ni a los pies, ni a la cabeza sino en medio del lado izquierdo, entonces no viene por mí, no me toca la mala hora, recordando el cuento de la Muerte Madrina de los hermanos Grimm y por su puesto el cuento de Macario de B.Traven. me salve pero no supe que decir solo inundo a mi mente el pensamiento, no hoy no es el día, y desapareció de repente su imagen se esfumo y se volvieron a escuchar todos los gritos del hospital; entonces después de esa pausa sensorial, entre al vientre de un enorme serpiente que me devoro al instante otra voz dulce me decía no te dejes caer, resiste ya que el vientre de la serpiente funcionaba como una montaña rusa, para culminar con la sensación de la caída a un abismo infinito, después de hundirme más y más en ese abismo otra voz me decía recupera tu verdadera, palabra tu primera palabra, la palabra ancestral, la palabra náhuatl y entonces comenzar a realizar suplicas al principio creador en náhuatl, y a tratar de recordar mis palabras originales y su significado, pero la caída era deliciosa me sentí como en la película de Trainspotting, pero sin consumir droga alguna de pronto todo se detuvo, cuando abrí los ojos los ruidos siguieron y tuve mucho miedo, que en realidad era terror, de saber por quién venia ella y por qué me dejo verla, el vértigo me impidió volver a cerrar los ojos por no regresar a la serpiente y el temor de como dicen quedarme en el viaje, a causa de la fiebre, tanta locura me hizo pedir ayuda a un médico o pasante al que le comunique mí desesperación y solo me dijo en un tono cruel 

–Usted tiene la culpa de todo por embarazarse con todo en contra, entonces recordé la charla con alguna de mis amigas y las pancartas contra la violencia obstétrica pero no sería la última vez que recibiría esos comentarios de parte de un profesional de la salud; y por fin después de 5 horas se desocupo una cama pase casi un mes en el hospital, vi cosas terribles que no le deseo a nadie; lo peor fue una noche que me sentí muy inquieta como en la espera de algo terrible pues la muerte se siente, se palpa, se escucha, de muchas maneras, la verdad trate de distraerme pero sucedió los trágicos gritos avisaban que alguien había muerto esos gritos sordos que se rompen en las paredes y hielan el alma, sentí un poco de culpa pues a ella la dejaron ver a toda su familia pues los médicos ya lo sabían y a nosotros nos restringían las visitas, a penas en la mañana la trabajadora social me dijo cuídate porque estas muy fregada, no me ofendí pues ella tenía razón, sacaron a todos los familiares y yo perdí la noción del tiempo mientras realizaban los procesos, para ese entonces no me podía poner en pie, para la tarde de ese día dieron a todo el piso de alta, y una enfermera nos dijo se están muriendo los que habían venido a cuidar a sus padres o familiares, la gente en la sala de espera está tosiendo y ya no hay camas, yo sentí una sensación alegre y triste a la vez por fin saldría de este lugar pero no estaba lista, y tenía demasiado horror, las ventanas son muy cotizadas en los hospitales públicos la mujer que murió estaba en el ventanal, cuando escuche a mi vecina de cama decirle una doctora, -Ya sé que se desocupo la cama con la ventana y yo la quiero, démela por favor. Apenas y me pude parar para irme del hospital, y tan solo era el comienzo la pandemia del Covid 19 desafortunadamente había comenzado, cobrando sus primeras víctimas antes de la declaratoria nacional, cuando llegue a casa continuaron los sucesos sobrenaturales y las pesadillas, pero sin saberlo la vida que me había mostrado en medio de la pandemia la fragilidad de nuestro sistema humano y médico sin embargo la existencia estaba por darme el regalo más maravilloso de mi vida pero esa no sería la última vez que tendría que volver a una saturada sala de espera a buscar atención médica en un país ya colapsado por la pandemia…Después de unos meses y de una cesárea tormentosa que se infectó nació maravillosa contra todo pronóstico, en medio de todo el amor y la ofrenda de dolor el amor de mi vida mi pequeña Yolotlanezi que con su sonrisa me hace olvidar la trágica experiencia, la incertidumbre, y me enseño que el milagro de la vida existe hasta para los no creyentes…

 

EL LAZARETO

PanteónSan Martín Xochinauac

Cronista: Marcelino Peña Fernández.

Fotografía cortesía Marcelino Peña. Panteón vecinal comunal de Xochinauac.

Esta leyenda se basa en la tradición oral y en datos históricos obtenidos por el método investigación directa entre otros.

San Martín Xochinauac, como otros Barrios Originarios de Azcapotzalco cuenta con panteones vecinales comunales. En el Barrio Originario de San Martín Xochinauac encontramos un lugar que nos brinda una prueba documental, un invaluable registro histórico para señalar la fecha de fundación de nuestro cementerio existe una loza de cantera rosa de 60 cm. de largo por 40 cm. de ancho con un grosor de 10 cm., está se encuentra posada sobre lo que se considera la primera tumba del panteón San José.

            Los datos de la placa nos desconciertan de sobremanera; lo grabado en la placa es lo siguiente:

D. Úrsulo Márquez.

Su esposa e hijos dedican esta

Nació para vivir en el suelo.

Murió para vivir en el cielo.

Beat VII In Domine Moriuntum.

Abril 13 1893              R.Q.P.

Lo anterior tiene un significado incierto y sumamente desconcertante dado el sentido de lo expresado en la lápida y el juego de palabras que deja estupefacto a cualquier espectador dicho extraño mensaje oscila entre la sátira, y la ambigüedad, este registro histórico nos ofrece otras historias como; por ejemplo que en este panteón se encuentra enterrado el difunto que en vida fue Sacerdote católico y que cuando trabajaba en el estado de Michoacán sin precisar el municipio o pueblo murió y fue trasladado a su lugar de origen, se sabe por la tradición oral que fue traído en ferrocarril y realizó una parada en la Avenida Real de San Martín en el cruce de las vías lo cual no coincide con la fecha de 1893 ni con el nombre del finado. En lo anterior existe una discrepancia debido a que el tendido de las vías de la ruta Cuernavaca-Ciudad de México-Nuevo Laredo data de los años 20. Esto no es más que un preámbulo pues la crónica del Lazareto es la que no puedo dejar de narrar, la misma que nos transmitió el señor Leonardo Olivares Peña quien murió en el año 2011. Leonardo se presentó un sábado del mes de febrero del año 2003 el diablo como era conocido ya rondaba los 80 años. La verdad desconozco el porqué de dicho apodo, pero lo que si puedo decir es que era un personaje muy condescendiente y que gozaba de cierto renombre en el barrio. En esta época la comisión del panteón la integraban Sr. Job López Olivares como presidente, Marcelino Peña Fernández como secretario, Jorge López Ayala como primer vocal, Antonio Álvarez Rodríguez segundo vocal.

            Ese día Leonardo se presentó al pago de sus cuotas de mantenimiento en el panteón y me pidió que saliéramos de la oficina de atención a los usuarios porque deseaba contarme una historia, por lo cual le pregunté -¿Qué historia? a lo que él me respondió: -la historia del Lazareto ante lo cual yo pregunte -¿Qué es eso del Lazareto? Entonces me pidió que fuera por lo siguiente: una pala, un pico y una barra de acero por lo cual nos ubicamos al centro de donde ahora existe un estacionamiento dentro del panteón al frente de dicho lugar se encuentra la Av. El Rosario y la Av. Puente de Guerra. Cumpliendo su petición ya con la herramienta requerida comencé a excavar y picotear la tierra cuando llevada más de medio metro comenzaron a salir unos 5 ó 6 pedazos de mosaicos de color azul, a lo cual exclamó: ¡Es que aquí estaba la fuente del Lazareto! Muy sorprendido por su comentario volví a preguntarme ¿Qué es eso del Lazareto? Y entonces el me explicó: -Es que aquí se encontraba el hospitalito, que estaba ubicado hacia la calle se llama Rancho San Carlos aquí se encontraban dos grandes salones, con amplios ventanales, y dos cuartos más o posibles habitaciones, que fungían como oficina y consultoría respectivamente. Después de escuchar dicha narración de Leonardo respondí sorprendido -¿Qué tiene de particular está historia? A lo que me respondió -Ya ves como se está perdiendo el interés en nuestra historia, ya que en este lugar sucedieron acontecimientos muy importantes que deben ser del conocimiento de las nuevas generaciones, pues en nuestro querido pueblo existió este buen lugar donde fueron atendidas muchas personas que sufrieron víctimas de la epidemia de escarlatina que sucedió en 1915 cinco años después en 1920 aconteció una epidemia de influenza española o fiebre catarral (como consta en la cronología histórica de Azcapotzalco pág. 33-42 de José Antonio González Gómez). Fue tan grande este mal que afectó a toda la Ciudad de México. Y para poder combatir dichas epidemias se trajo a varios médicos del extranjero que traían medicamentos especializados y vacunas para acabar con las epidemias, he ahí la importancia del puesto de socorro del Lazareto donde trabajo el doctor Martell de nacionalidad francesa y con el colaboraron mucha gente de nuestro pueblo por el bien común, se dice de este médico que fue socio de la farmacia París que todavía existe y se encuentra en calles importantes del primer cuadro de la ciudad además en este sitio también sucedieron otros acontecemos históricos de igual relevancia. -Mira este lugar fue estratégico y por ello se instaló el hospital aquí donde se encuentra exactamente la Hacienda de San Nicolás que después nombrada la Hacienda Careaga, por lo que te puedo asegurar que aquí fueron atendidos los heridos que resultaron de los enfrentamientos entre el ejército realista e insurgente cuando aconteció la Independencia de México en 1821. Sus palabras me hicieron recapacitar sobre la importancia del lugar por lo cual le pregunte sobre los motivos del nombre Lazareto a lo que respondió has leído las Sagradas Escrituras bíblicas, en particular el Nuevo Testamento a lo que respondí que si entonces recordé que en ellas se habla de la de resurrección del Lázaro y donde Jesús el mesías le dijo a la mortaja de Lázaro ¡Levántate y anda! Y por esto el nombre del hospitalito porqué aquí, se levantaban los muertos, por todos los milagros médicos que acontecía en el lugar entonces; entendí por qué llevaba dicho nombre.

            La importancia que permanezcan en la memoria de los pueblos dichos lugares que físicamente ya no existen y que tan solo moran como sombras e la memoria de nuestros antepasados arriesgándose a desaparecer para siempre dada la indiferencia de las siguientes generaciones y a la falta de registros escritos.

v  Hacienda de San Nicolás 1552 a la llegada del beato Sebastián de Aparicio a esta Tierra. Dicha hacienda cambió de nombre a Careaga cuando la compró Juan José Careaga 1630. Posteriormente cambió de nombre nuevamente, al de Hacienda del Rosario al pasar a ser propiedad de la Sra. Josefina Verochea de Oyamburu 1924. Actualmente las instalaciones de dicha hacienda fungen como una plaza comercial denominada Town Center propiedad de empresas a pesar de formar parte esencial del patrimonio histórico y cultural de Azcapotzalco.

 

v  Agradezco profundamente por su colaboración a la familia de Leonardo Olivares Peña, Oscar Olivares Carrillo (hijo), Silvia Olivares Carrillo (hija).

 

Día de muertos en San Martín Xochinauac Azcapotzalco y Avenida de las Ánimas.

Cronista: Marcelino Peña Fernández.

A mis abuelos Marcelino Vilchis y Pascualita Romero Cuevas

Y a mis padres Enrique Peña y Lucia Fernández y a mi hermano

Félix Peña Fernández,  

 

                                                                       Calabaza: fruta de la calabacera de gran tamaño

Y formas variadas, las más comunes son verdes,

amarillas o anaranjadas; tiene una multitud de semillas.

Para nuestros antepasados tepanecas y mexicas

Fueron un símbolo de fertilidad; antes de ser el fruto

son llamativas flores amarillas y con ellas se preparan

deliciosas quesadillas.

 

En todos los barrios de Azcapotzalco hay distintas tradiciones culinarias que hablan del sincretismo cultural, que se vive con mayor fuerza en los días de muertos, fiesta sincrética por excelencia que en caso de San Martín es el marco de las siguientes preguntas.

¿Por qué en la ofrenda del panteón en San José en San Martín Xochinauac se ofrece el dulce de calabaza o chacualote a los vecinos que visitan a sus familiares el 2 de noviembre?

¿Sabían que en San Martín existía una avenida o camino que le decían de las ánimas y en qué lugar se encuentra?

Comienzo con estas dos preguntas el relato que narrare a continuación pues me he percatado que muchos que se dicen ser originarios de San Martín desconocen el origen de esta tradición, como es el caso de Lorenzo Mendoza de la fábrica de Mosaicos Mendoza en la calle la Nueva Era esquina San Martín debido a que hace algunos días sostuvimos esta conversación y de manera muy entusiasta me sugirió que la subiera al Facebook de San Martín.

Entonces les comento que hace algunos años comencé preguntando mis inquietudes históricas, primero a la señora Julia Olivares Pérez quien falleció en el año 2014 a los 84 años; y a la señora Celia López que hace unas cuantas semanas nos ha dejado. Además de los relatos que todavía mi abuela y mi padre nos dejaron; ya que ellos atestiguaron la existencia de los animeros de San Martín. Sus testimonios me dejaron sorprendido pues en ellos pude encontrar hermosas evocaciones y reminiscencias de nuestro valioso pasado.

Ellos me dijeron que en ese lugar siendo niños y jóvenes recordaban todavía que en aquellos tiempos, la gente se juntaba en los cuatro caminos, así le decían a lo que ahora son las avenidas San Pablo por la UAM y a la avenida Tempantongo, en el cruce que hacen con la avenida Real de San Martín; decían que en ese sitio se daban cita el 1 de noviembre por la tarde, una gran cantidad de vecinos portando una vena grande a la que denominaban “cera o parafina”. Imagínense ustedes esa gran concentración de gente con una vela encendida además los vecinos se hacían acompañar de algún sacerdote de la iglesia y también de los mayordomos; el llamado lo hacían tañendo una pequeña campana con un sonido doliente y triste y en coro hacían en pregón: “De una velita para esta alma perdida”. Me relataron también que hacían tender un niño sobre una tabla y lo cubrían con una sábana o manta blanca, entonces era cargado en andas por cuatro hombres jóvenes para avanzar por el camino de las ánimas, ahora Real de San Martín. Decían que entre el canto del pregonero de una velita para esta alma perdida se rezaba, el rosario y otros cantos lamentablemente se han perdido.

Este camino era de pura tierra y de sus lados corrían unos arroyos, también había innumerables arboles altos y frondosos de los llamados sauces llorones, ahuejote. Conforme avanzaba el recorrido se iban integrando más familias que llevaban cargando canastas con la ofrenda; comida café y el tradicional chacualolw, sin faltar las flores de cempasúchil. El cortejo llegaba al atrio de la iglesia, donde ¡Oh sorpresa!, había sido un cementerio por eso siguiendo la tradición entre las tumbas, se compartía el cafecito y el dulce de calabaza se preparaba y combinaba caña, guayaba y tejocotes. ¿Y por qué tenía que ser este el plato el principal en San Martín? Por qué en este barrio se cultivó la calabaza que se producían casi naturalmente y en grandes cantidades por esta razón a los originarios de San Martín se no dio el mote de “calabaceros”.

Concluyo este relato invitándolos a festejar estas fiestas de día de muertos, y apreciar el folclor de nuestros pueblos y barrios originarios.

  

OFRENDAS EN BIBLIOTECA “FRAY BARTOLOMÉ DE LAS CASAS”

Por Don Nayarito Cantalicia  (Grupo Formiga)

La compañera Victoria Marcial, de la biblioteca “Fray Bartolomé de las Casas”, en el centro de la alcaldía Azcapotzalco, compartió amablemente con el “Grupo Formiga”, algunas fotografías de Ofrendas de Muertos, que se han colocado en la biblioteca en años anteriores recientes.

Una singularidad es que intentan cada año, hacer de cartón y papel, lo más que se pueda de dicha ofrenda. Las velas se las proporciona la alcaldía, y son de cera, pero el resto de elementos, hasta donde les es posible, lo intentan colocar hecho de cartón o papel.

En alguna ocasión, el pan de muerto llamaba mucho la atención de los visitantes, y era de cartón.



La última fotografía, es del tiempo en que se colocaban ofrendas de muertos en el camellón de Camarones. Es decir, esta es una foto de hace aproximadamente una década.

En aquella ocasión, la ofrenda estaba dedicada al libro.

El “epitafio” en la tumba dice:

“Un libro que no es leído, muere”.

 SAN JUAN TLILHUACA. 

PARTE 3.

 HISTORIA DEL TEMPLO PARROQUIAL.

 PUGNA ENTR DOS PARCIALIDADES.

Por Seminarista Sebastián Romero Olmos

Fachada principal del templo de San Juan Bautista- Tlilhuaca entre 1930 y 1950


San Juan Tlilhuaca fue siempre un pueblo que conjuntaba a dos comunidades distintas y rivales: los tepanecas (de raíces chichimecas y antiguos dominadores del Valle de México) y los mexicanos.

            En párrafos anteriores (publicados en esta revista los meses de agosto y septiembre 2022.Nota del editor), comenté algunas de las hipótesis que se tienen acerca del establecimiento de comunidades mexicanas en medio del territorio tepaneca conquistado, sea cual haya sido la causa de esta “invasión”, es seguro que en todo Azcapotzalco y especialmente en “el lugar de lo negro”, hubo una significativa pugna entre ambas etnias.

            Se cree que esta división en parcialidades dio origen al doble culto de San Juan, es decir, una parcialidad habría venerado al Bautista (los mexicanos) y la otra al Evangelista (los tepanecas). Incluso, hay quien llega a afirmar que existió en alguna zona de la estancia de Tlilhuaca una ermita dedicada exclusivamente al San Juan Apóstol, sin embargo, esto es poco probable, además quienes lo afirman no pueden sustentar con pruebas dicha hipótesis.

            Ambas parcialidades marcaban sus diferencias, incluso en la práctica de su fe, no deseaban entremezclarse los unos con los otros, pues se trataba de un pleito entre una tribu dominante e invasora y otra natural y víctima. Esta marcada separación cesó hasta el año de 1918, en que, según el testimonio de José Castillo, vecino de la comunidad, se convenció a la parcialidad tepaneca de celebrar en conjunto con los mexicanos la fiesta del Bautista, cada 24 de junio y así unificar al pueblo. Este trabajo de negociación y persuasión estuvo a cargo del Sr. Tomás Arroyo, quien fue presidente municipal de Azcapotzalco y perteneciente a la parcialidad mexicana, de ahí que se haya elegido celebrar en conjunto al Bautista y no al Evangelista[1].

            Esta determinación propició que ya para diciembre 1921 hubiera desaparecido casi por completo la devoción al Evangelista por parte de la parcialidad tepaneca, pues no hay registro de ninguna otra celebración en el templo parroquial en honor al llamado discípulo amado, como bien quedó plasmado en la fotografía antes presentada de su último festejo en 1920 donde se mandó colocar una bella portada y en la cual aparecen algunos varones pertenecientes a los tepanecas devotos de este santo.

            Habiendo descartado antes la existencia de una segunda ermita exclusiva para el Apóstol y Evangelista San Juan, se afirma que el templo dedicado al Bautista en Tlilhuaca, habría sido edificado inicialmente alrededor de 1535, sin embargo, se sabe que el Marqués de Villamanrique mandó derribarla entre 1585 y 1590 por dos aparentes motivos: el primero habría sido que se realizó dicha construcción sin la anuencia virreinal y en segundo lugar, se presumía que al interior de las paredes, los pobladores indígenas habrían colocado algunos de sus antiguos ídolos. Así, a finales del siglo XVI, en 1595 específicamente, habiéndose solicitado con anterioridad una ermita para Tlilhuaca y siendo aceptada la moción por el virrey Luis de Velasco el 29 de noviembre del año anterior, fue finalmente edificada, aunque considerablemente más pequeña, pues la primera edificación habría constado de siete arcos y la actual tan solo de cinco[2].

            Se encuentra en el Archivo General Agrario Nacional el documento que recoge esta solicitud al virrey y que detalla con claridad las dimensiones que el templo habría de tener:

Cinco arcos de catorce varas de medir de largo y diez varas de ancho, y la casa, dormitorio y sacristía, de ocho varas en cuadro y una cocina de tres varas en cuadro.[3]

            Esta reedificación era muy anhelada entre los habitantes del barrio, ya que señalaban que en el atrio del templo reposaban los restos mortales de un gran número de familiares que durante los primeros años del Virreinato habían fallecido, así, el edificar un templo, les permitía encomendar a las ánimas.

De este momento en adelante no se tienen demasiadas noticias acerca del templo parroquial, únicamente se sabe que en 1909 tenía una “torre mocha” y en general se encontraba muy deteriorada, especialmente en la fachada. Se dice que crecía hierba en los remates y comenzaban a anidar en ella las lechuzas.

Dibujo de la parte lateral izquierda del templo donde se observa una torre derrumbada, por Ángel G. Ducoing, 1900- 1925 aproximadamente.  Fuente: México en el Tiempo, Tomo II, Excélsior, 1945, p.175.

 

Se dice que, durante los años de persecución religiosa, especialmente entre 1926 y 1929, así como sucedió con la hoy Catedral de los Santos Apóstoles Felipe y Santiago de Azcapotzalco, que fue cabecera de Tlilhuaca, el templo pudo ser utilizado como cuartel militar, ello explicaría la ausencia de un buen número de imágenes antiguas, cuadros, ornamentos, retablos y demás elementos propios de una parroquia tan antigua y de los cuales en la actualidad no se tiene registro.

            Hoy en día, la parroquia rinde honor a ambos “Juanes” y, aunque el templo en esencia es el mismo que ha sido datado en 1592, es indudable que ha sufrido una serie de transformaciones con el tiempo, se han retirado altares, nichos, imágenes, retablos, ornamentos y se han añadido otros tantos elementos como una capilla dedicada al Santísimo, un recubrimiento de azulejos a la cúpula, un retablo mayor de estilo neoclásico, y otras tantas modificaciones que ha experimentado el templo y sus inmediaciones a los cuales me referiré con mayor precisión en el último capítulo del presente.

            Ayudados por Antonio Urdapilleta, podemos describir en su arquitectura el templo de San Juan Tlilhuaca de la siguiente manera:

Es de una nave con arco triunfal, en el presbiterio se ven tres predelas neoclásicas donde se encuentran los santos patronos (San Juan Bautista y San Juan Evangelista) flanqueando al Cristo Crucificado; a un costado se incorporó una capilla lateral; cuenta con una de las cúpulas cubierta con azulejos [constituyendo una de las] más bellas que se halla en Azcapotzalco. La portada está formada por dos pilares dóricos con arco que sustentan un friso, en él se ve la imagen del Bautista. El campanario es de dos                                          cuerpos con cúpula con azulejos[4].

Simplemente debo hacer una actualización sencilla a la descripción de Urdapilleta, y es que en 2018 fueron cambiadas de lugar algunas imágenes, quedando ahora en el antiguo lugar del crucificado San Juan Bautista, en el anterior lugar del santo patrono se incorporó la imagen de Nuestra Señora del Carmen que ha cobrado popularidad entre muchos fieles, en la parte más alta del retablo, justo arriba del trono donde se ubica el Bautista, fue colocado un antiguo Cristo, datado en el siglo XVIII y elaborado en pasta de caña, mientras que el Evangelista conserva su misma posición.  

Cabe señalar que todas las imágenes que conforman el retablo mayor han sido catalogadas por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), así como la gran mayoría de piezas de arte sacro que la parroquia alberga y custodia celosamente, tales como San Antonio de Padua, la Inmaculada Concepción, la 

Virgen Dolorosa y el Nazareno. Interior del templo de San Juan Bautista- Tlilhuaca en 1920 durante la festividad de San Juan Evangelista                                         

    Interior del templo de San Juan Bautista- Tlilhuaca durante la fiesta de San Juan Bautista en 2021 

Bibliografía

·         AGAN (Archivo General Agrario Nacional), Expediente número 23/956, abril de 1921, dotación de ejido, Población de San Juan Tlilhuaca, Azcapotzalco, D.F., legajo 1, foja 90.

·         AGN (Archivo General de la Nación), Instituciones Coloniales, Ramo de Indios, GD58 Indios, año 1592, volumen 6, expediente 310, fs.84

·         José Antonio Urdapilleta Pérez, Azcapotzalco: templos, barrios y tradiciones, Primera Vicaría Episcopal Santa María de Guadalupe, México, 2010.

·         Julio César Farías Reyes, Historia e identidad en San Juan Tlilhuacan, un pueblo de Azcapotzalco, durante el siglo XX, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 2017.



Julio César Farías Reyes, Historia e identidad en San Juan Tlilhuacan, un pueblo de Azcapotzalco, durante el siglo XX, p.195.

[4] José Antonio Urdapilleta Pérez, Azcapotzalco: templos, barrios y tradiciones, p. 68