miércoles, 27 de marzo de 2019


Notas sobre la colonia Nueva Santa María


Por: Martín Borboa Gómez

Antes de que se trazara esta colonia en la década de los cuarentas del siglo XX, el terreno era dominado por sembradíos principalmente de alfalfa, y un riachuelo corría por donde hoy es la Avenida Cuitláhuac. El trazo contempló una armoniosa combinación de avenidas anchas con camellones arbolados y numerosas palmeras. Calles con suficiente espacio para un carril de circulación y dos para estacionarse. Todas las banquetas tienen amplitud suficiente para árboles o arbustos y el paso peatonal.

Un parque ovalado quedó al centro de la colonia, el Parque Revolución. En concordancia se nombró Plan de San Luis a la calle que lo centra en un eje norte a sur. Las calles que rozan los extremos de ese ovalo son Cruz Gálvez y Juan Sarabia. La primera lleva el nombre del militar revolucionario nacido en Mazatlán, Sinaloa, afín a Madero, que alcanzó el grado de coronel. La segunda hace homenaje al político mexicano que llegó a ser diputado por San Luis Potosí (de donde era originario), que se unió al movimiento antirreleccionista de Madero, y dirigió periódicos de la época como “Regeneración” y “Vésper”, entre otros. Al centro del parque hay una construcción oficial que desde el festejo del Bicentenario exhibe un mural alusivo a 1810 (con Morelos e Hidalgo) y a 1910 (con Villa y Zapata). En esta zona, la mayoría de las vialidades tienen nombres de flores (Clavelinas, Alhelí, Begonias, entre otras), árboles (Cocoteros por ejemplo), frutos (Piña, Toronja, Membrillo, entre otras), frutos secos (como Piñón, Nueces, Castaña) o espacios de cultivo (Platanales, Invernadero). He escuchado la opinión sobre el nombre de nuestra colonia haciendo referencia a que ésta es la “Nueva” porque cerca está la de Santa María Maninalco, en Azcapotzalco, que es anterior y tiene 2 calles de nombres frutales (Peras y Tejocote). Pero también existe la versión de que ésta es la “Nueva” porque es posterior a la de Santa María la Ribera (en la alcaldía de Cuauhtémoc) que también es cercana y anterior en cronología. Yo me inclino más por la segunda explicación únicamente por la nomenclatura de muchas de sus calles. Hay: Cedro, Sabino, Nogal, Fresno, Lirio,
Acacias, Sauce, Hortensia, Naranjo, Peral, Laurel, entre otras especies de la flora. Son numerosas las vialidades con ese tipo de nombres y no se repiten con las de la “Nueva”.

Y para ampliar el cuadro, es conveniente decir que también está muy cerca la colonia Santa María Insurgentes, con calles de nombre Azahares, Geranio, Oyamel, Jacarandas, Olivo, Mimosas, etc. Las tres colonias con nombre de Santa María son casi vecinas (las separan las colonias Atlampa y Tlatilco –también con calles de nombres del reino vegetal-) y forman un triángulo. La gaceta oficial del Distrito Federal del 14 de julio del 2000, dice que: “uno de los primeros en proponer la creación de nuevas poblaciones fue Estanislao Flores, considerado como el fundador de la colonia Santa María la Ribera, y junto a su hermano Joaquín, que en 1856 cedieron los terrenos para calles, plazas, paseos, mercados y parques en una parte del Rancho de SantaMaría…” en 1859 escribió: “hace mucho nos ocupamos en el proyecto de formar algunas poblaciones… el Rancho de Santa María… tiene un amplio campo al norte de la calzada de San Cosme… y en el que puede establecerse una linda población…” .
El nombre del rancho le quedó a la colonia, y luego se imitó en la “Nueva”.
Nótese que quién fundó la colonia Santa María la Ribera se apellidaba Flores, y con nombres de la flora se designaron las vialidades. ¿Será casualidad?
Algún tiempo de mí vida pensé que sería divertido sembrar en el parque de nuestra colonia todas esas especies que aquí tienen su calle: imaginé un paseo de domingo entre cocoteros, frambuesas, toronjas, guanábanas, acompañadas de los colores y aromas de un brezo, una yuca, malvones, narcisos y artemisas, conformando así un vistoso invernadero, con arraigo entre los pobladores que iríamos a disfrutarlo identificando plantas. Dentro de ese espacio calculé 4 bustos conmemorativos: 2 de mujeres y 2 de hombres. Un busto de Cruz Gálvez, otro de Juan Sarabia, uno de Eulalia Guzmán (quien se debate si halló los auténticos restos de Cuauhtémoc) y otro de Emma Godoy, ilustre mexicana que vivió en esta colonia muchos años, y a cuyo nombre se tiene un parque en la colonia vecina Hogar y Seguridad. Ella nació en marzo hace 101 años (1918) en Guanajuato, pero desde chica su familia se mudó a la capital del país. Vivió en esta colonia muchos años y caminaba por la calle Platanales para ir al supermercado. Una inmensa figura que logró
mucho por los derechos y dignidad de la vejez, propuso la creación del Insen (Instituto Nacional de la Senectud, hoy INAPAM Instituto Nacional de las Personas Adultas mayores), que también se ocupo de su prójimo desde las áreas de la poesía, literatura, sicología y la comunicación. La revista Proceso le hizo en 1984 en esta colonia una interesante entrevista disponible en internet, 5 años antes de su muerte. Sus restos descansan en la Rotonda de las personas ilustres en el Panteón de Dolores. Ignoro si alguien más que haya radicado en Azcapotzalco alcanzó ya el mismo honor. Su tumba está entre las de Dolores del Río y la del Ing. Bernardo Quintana Arrioja, atrás de las de Francisco González Bocanegra y Jaime Nunó, autores de la letra y música de nuestro himno nacional, respectivamente. Vaya distinción ¿verdad?


A la par de la idea de crear un invernadero, también creo que sería interesante que en
Azcapotzalco fuera posible conseguir las mejores tortillas, tostadas y totopos hechos con
diferentes maíces (azul, amarillo, rojo, cacahuazintle, etc). Si el dios Quetzalcóatl se convirtió en hormiga roja para seguir a la hormiga negra hasta estas tierras de Azcapotzalco y obtener alimento (maíz) para la nueva humanidad (y por eso el glifo de nuestras alcaldía es una hormiga roja rodeada de granos), pues se podría desarrollar aquí una empresa que fabrique la gustada variedad de productos de maíz que todos comemos, que aproveche y presuma la gran diversidad de tipos de maíz que existen en México. Esa hormiga roja podría estar rodeada ahora de tortillas, totopos, tlayudas, tamales, tostadas, petroleras y palomitas, elaboradas con ricos y diferentes maíces.
Para terminar el tema de las vialidades y sus nombres, anotaré que exceptuando las calles de Invernadero y Boldo, el perímetro de nuestra colonia lo forman arterias cuyos nombres nada tienen que ver con flores, frutos o árboles. Se llaman Camarones, Cuitláhuac, de los Maestros y Ferrocarril Central. El actual Eje vial 2 norte llamado Eulalia Guzmán, era antes la calle de Nardo, y claro que su construcción en los setentas modificó el aspecto original de esa parte de la colonia para siempre. La penúltima administración de la ciudad creo en su esquina con Camarones un parque de bolsillo, en el cual luego de su inauguración se proyectaron películas al aire libre.

Hace 53 años nací en esta colonia en un sanatorio donde hoy es la Casa del Jubilado del Sindicato de Banobras en Guanábana. Mi primera educación escolar la recibí en el Kinder Risueño que estaba en la calle de Piña, mi primer beso lo dí en Malvón a Mariquita, mi Nana que me compraba diario una paleta de Coca Cola al recogerme del kínder. Mi primer accidente de bicicleta lo tuve en Membrillo y el primero de auto en Camarones. La primera huella en cemento fresco la dejé en el parque Revolución. La primera vez que fui a recoger a una novia al colegio lo hice en la calle de Begonias y la primera decepción fue con ella y ahí mismo. Mi primer negocio propio lo abrí en Nueces, y me gustó mucho haber podido colocar en él un Libro club, parte de aquel viejo programa cultural. El bacalao de por lo menos las últimas 20 navidades, mi familia lo ha disfrutado de la calle de Begonias (entre Nueces y Piña), y la mejor rosca de reyes y pasteles de aún más años, de la esquina de Begonias y Cruz Gálvez. El amor de mi madre lo tuve siempre en la calle de la Vid. Desde su casa caminábamos al mercado de la colonia y pasábamos frente a una casa que tenía un gallo hermoso y libre en el patio frontal, que era mi amigo. El mercado fue inicialmente solo una explanada donde se ponían tendidos a manera de techo y cubrían del sol a los comerciantes. Después ya se edificó el actual mercado, que se inauguró el 18 de septiembre de 1963. Había un hombre que traía un oso bailarín a ese lugar.
Junto al mercado, en una diminuta glorieta triangular, había un circo. Ahora solo hay columpios. Al final sigue siendo un espacio divertido (al que siempre le falta mantenimiento).
Pan, tamales y nieves nunca han faltado. Farmacias, talleres mecánicos, papelerías y lavanderías tampoco. El taller de bicicletas de Vid existe desde los setentas. Luego se sumaron veterinarias, cafeterías, tiendas de conveniencia, pizzerías, sushis y gimnasios. Últimamente han llegado alitas y salones de uñas.
A finales de los cuarentas ya estaban varias familias asentadas en esta colonia, en cantidad suficiente para haberse organizado y cooperado junto con otras personas, para edificar el templo parroquial en la esquina donde hoy se encuentra. El 9 de mayo de 1948 se celebró la primera misa bajo lonas. El 12 de septiembre del mismo año se consagró la capilla provisional. Un año después, el 11 de septiembre de 1949, se bendijo y puso la primera piedra del templo.  El 11 de mayo de 1952 se bendijeron las campanas. Y en un aniversario más de la Consumación de la Independencia hecha por Agustín de Iturbide y el Ejército Trigarante, un 27 de septiembre de 1953, fue la erección solemne del templo a la categoría de Parroquia. El 24 de octubre de 1954 se consagró el altar. Así es en breves palabras la historia de la Parroquia de Nuestra Señora del Sagrado Corazón, lugar donde hice mi primera comunión, mi sobrina fue presentada y su hija bautizada.

Nuestra colonia carece de restos arqueológicos (que quizá un día se encuentren), no tiene un lejano pasado prehispánico registrado, pero no por ello estuvo fuera del aprovechamiento cotidiano en cultivos de pobladores antiguos. Muy de cerca nos rodean barrios originarios con nombres en náhuatl (Huacalco “Lugar de huacales” donde es la Unidad Cuitláhuac, Acolnahuac “Junto al recodo de agua” donde hoy es San Bernabé), así que sería un error suponer que el primer aprovechamiento humano ocurrió aquí desde la década de los 40´s y no paso nada antes.
Lo correcto sería decir que desde tiempos prehispánicos se utilizó como espacio de siembra y naturaleza, y eso se terminó al urbanizarlo a mediados del siglo XX.
El ambiente actual que vive esta colonia a todo lo largo de la Avenida Clavelinas, (que pasa junto al mercado, envuelve al parque, hace esquina con la parroquia, con varias paleterías, con la famosa tortería El Oasis, dos sitios de taxis), es una referencia dentro de nuestra área, e incluso cuando uno toma un taxi en otra zona de la ciudad, basta nombrar la colonia al chofer, y muy probablemente él confirmará preguntando: “Es donde están unas paletas muy famosas, que se llena los fines de semana, ¿verdad?”.

En 1996 se estrenó la película “El Anzuelo”, filmada en diferentes locaciones, algunas de ellas en nuestra colonia, por ejemplo en Guanábana y en Plan de San Luis (ambas a la altura entre Begonias y Clavelinas). Hay una escena de Damián Alcázar en bicicleta rodeando el Parque Revolución a un lado de la parroquia tratando de alcanzar una pesera. Ganó su segundo Premio Ariel como actor de reparto por esta película. Bruno Bichir fue nominado como mejor actor por su participación en ella. Completaron el elenco Ana Ofelia Murguía, Mariana Lecuona y Álvaro Guerrero.

Es una colonia muy bonita y muy tranquila, las avenidas muestran “túneles verdes y frondosos” cuando se les mira cuan largas son estando uno al centro en el pavimento, o en el auto esperando el “siga”. Tiene buen ambiente nocturno desde el jueves hasta el fin de semana. Incluso han llegado poco a poco extranjeros a vivir en ella. Yo extraño la librería que había en la esquina de Clavelinas y Membrillo, donde mi mamá me compró el primer libro que leí, Viaje al centro de la tierra, de Julio Verne.
De adolescente disfruté ensayos del grupo Chac Mool en Guanábana y asistí a una fiesta que dio el grupo Iconoclasta en Plan de San Luis, en una casa donde a veces los escuché ensayar al pasar caminando. En los ochentas se hicieron muchas fiestas en esta colonia, bastaba andar un tiempo a pie o en el carro los sábados para alcanzar a escuchar en una u otra casa la música, y en muchos casos se podía entrar gratis. En esa época, los del coro de la iglesia llegamos a dar algunas serenatas. Las que más me gusta recordar son las que dimos en 10 de mayo a nuestras propias madres. Siempre había un taco y un refresco para el conjunto, y claro, también un abrazo.
A cerca de 80 años de su fundación, se puede comprobar que las personas han crecido y
desarrollado su vida en esta colonia. Que a veces los hijos migran a otras partes pero regresan a la casa familiar para el fin de semana, la Navidad o el cumpleaños. Los padres permanecen o en su ausencia una segunda generación ocupa las viviendas. Se mantiene en general el uso habitacional de las construcciones. Se han hecho pocos edificios, y eso permite que aun el aspecto de la colonia sea el que originalmente se planeó (con la excepción de la construcción del eje vial antes mencionado).


A final de los setentas el parque dejó de tener piso de tierra y se le puso de cemento, aunque la fuente que adornaba su centro desapareció. En su lugar se levantó el kiosco.
Con el nuevo siglo vino un cambio significativo para la colonia. Por iniciativa de la entonces jefa delegacional se colocaron luminarias al centro del parque y de los camellones, lo cual trajo algo de seguridad y vista a esos espacios, pues de noche no se animaba uno a cruzar, ya que los árboles originalmente sembrados fueron creciendo y de noche la oscuridad espesa facilitaba sorpresas negativas.

Es poco lo que se puede señalar de la actividad en el kiosco del parque. No se ha caracterizado por ser un foco de amenidades musicales constantes, pero tampoco pasa inadvertido. De vez en cuando hay quienes patinan en él, ensayan alguna coreografía y es muy agradable para platicar con amigos o en pareja teniendo a la vista desde cierta altura lo frondoso del lugar. El kiosco tiene templete y frente a él hubo un tiempo una placa que hacía homenaje a Emma Godoy, pero manos ajenas requerían el metal o la hazaña de arrebatarla y ya no está. Desde mi niñez hasta mi adolescencia pude ver la fiesta de la iglesia extendida hacia el parque, en donde se instalaban juegos mecánicos y de destreza, puestos de plátanos y hot cakes, luces y sonidos. Algo de vandalismo ligero sumado a huevazos de cascarones rellenos de harina pero a veces huevos aun con yema y clara, fueron deteriorando el ambiente familiar de esos festejos, y con ello se terminó de hacer fiesta en el parque. Ahora se limita solo a la iglesia y su banqueta.

La voluntad y el buen ánimo permitieron que en otra fecha resurgiera la convivencia festiva en el parque. Me refiero al festejo del Día de Muertos, que en los últimos 15 años o más ha ido ganando el sentido de –tradición-. Es bastante divertido para todas las edades. Es fantástico ir a caminar en esa temporada pues la enorme cantidad de gente disfrazada que va a entregar y recibir dulces aumenta conforme profundiza la noche. Llegan carros enlodados (que antes se paseaban también por la avenida Camarones), interesantes coches disfrazados, con música animada y sus pasajeros van caracterizados también. Las personas grandes viendo los atavíos de los pequeños y viceversa, un enjambre de personajes amontonan la banqueta perimetral del parque con alegría y actitud de
intercambio, todos dan y obtienen, nadie va con las manos vacías. Hay gente que es transportada desde en carriola hasta en silla de ruedas. Son un par de días en que darle la vuelta al parque en coche a las 21:30 horas puede tardar casi media hora. Paseo alucinante y memorable. Pura diversión. Este evento no requiere convocatoria oficial ni depende de algún programa cultural. Lo genera sólo el gigantesco gusto con que cientos de almas pasean cada noche en nuestro parque.

Como puede notarse, lo que más resalta en esta colonia es su ambiente social, aunque también hay ajustes a las estructuras. Una foto de una esquina, del mercado o del parque, tomada hace 20 años y otra hoy, resaltaría muchas cosas que han cambiado. El tipo de anuncios que se pegan, letreros que señalan un local, imágenes que podrían contrastar el ayer con el ahora, son elementos que sugiero reunir en un acervo para ser depositados en un amplio baúl y enterrarlo en el parque bajo una losa, y tenerlo como “Cápsula del tiempo”. Señalar su ubicación y su fecha futura de apertura con una placa. Hay una escuela de fotografía muy cerca de las neverías, quizá puedan aportar algo a esta idea, aunque estoy seguro que cada habitante de la colonia podría hacerlo también si se convocara. Esa cápsula podría quedar enterrada en el parque.
En ella cabrían fotos, anuncios, textos, e incluso memorias de computadora con música o
narraciones. Dentro de la infinidad de opciones posibles para su contenido, opino que un
ingrediente básico y fundamental debe ser un ejemplar del libro “Que mis palabras te
acompañen” de Emma Godoy. Es una lectura altamente recomendada a cualquier persona de cualquier edad, que orienta para hacer de la vida una experiencia extraordinaria. Si yo tuviera que elegir un solo objeto a dejar a mis hijos o herederos o generaciones futuras, sería ese libro, publicado originalmente en 1972. Y como habitante de esta colonia donde su autora disfrutó de caminatas arboladas, propondría de vez en cuando, su lectura en voz alta en el kiosco del parque, ante un público que mientras tanto se refresca con las deliciosas aguas, nieves y paletas del rumbo.
Espero pueda notarse que me encanta mi código postal y todo lo que él contiene y representa.
02800 gracias por su atención.


7 comentarios:

  1. Excelente narración que despierta los mejores recuerdos de mi infancia, y que actualmente sigo disfrutando y compartiendo anécdotas con mis hijos, hermosos momentos vividos, gracias!!!

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  2. Me encantó tu narrativa positiva y toda la investigación que realizaste, definitivamente los mejores años de mi infancia y juventud las viví en esa colonia.
    Como indicas los 80's fueron una gran época para todos los chavos que nos tocó la dicha de vivir ahí.
    Gracias por hacerme recordar nuevamente cada instante.

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  3. Espléndida narrativa y maravillosos recuerdos de la Colonia Nueva Santa María, actualmente tenemos un GRUPO de chat la época. GNSM la mayoría llegamos a mediados de los 50's

    Algo interesante a resaltar es que por la cercanía del Colegio Militar de Popotla, vivieron varios militares de alto rango en la Nueva.

    También vivieron varios actores actrices, gente de la farándula de los 50's 60's.

    De guanábana y Artemisa salían las famosas CARAVANAS del Sr. Vallejo empresario artístico, ahí tuvimos oportunidad de conocer en persona a los artistas de la época.

    Más y más recuerdos de la Nueva Santa María.

    Gracias por compartir.

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  4. Que tiempos aquellos, no cabe duda que recordar es volver a vivir, gracias por devolvernos a la memoria tan buenos recuerdos

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  5. Wow!! Maravilloso, para los que nacimos en esta bella Colonia es un orgullo, es hermosa, su gente muy social, gracias por darte la tarea de narrar y describir nuestra Nueva Santa María, donde tengo 50 años de vivir.

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  6. Maravillosos comentarios, naci aqui hace 53 años extrañamente sigo aqui, creo que no encontre un lugar mejor, amo mi colonia saludos

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  7. Foto hablar de dos buenas escuelas, Instituto la Paz y el francés NSM., recordar el primer Oxxo en guanábana clavelinas, en fin que buena narrativa, creo que lo mejor de mi vida fue en la NSM

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