domingo, 8 de marzo de 2020


LUGARES DE AZCAPOTZALCO: 
El PASEO DE LOS AHUEHUETES Y EL SABINO MÁGICO DE SANTA CATARINA

Por: José Carbajal Cortés, cronista de Azcapotzalco.

 

  Existen hasta nuestros días, como en antaño, aunque en menor proporción, un tipo de gran árbol estimado por los antiguos habitantes de nuestro México, tal son los grandiosos árboles conocidos como ahuehuetes o sabinos.
  En el Diccionario del náhuatl en el español de México de Montemayor, encontramos una definición de lo que es este majestuoso árbol: “Ahuehuete. Sabino de larga vida que crece a las orillas de ríos y lagunas de gran tamaño y corpulento de la fam. de las Taxodiáceas. De ahuéhuetl, que Sahagún (Fray Bernardino de) registra como sabino”.
  La palabra Ahuéhuetl, en náhuatl significa viejo del agua debido a que habita cerca de algún ojo de agua, arroyos y manantiales, y de que se dice que son árboles tan viejos que llegan a ser milenarios, ya que viven de 500 años a 2000 mil.
  El ahuehuete es un árbol que puede llegar a alcanzar los 40 metros de altura o más, de tronco grueso, con corteza café grisácea y agrietada, originario de México y Guatemala, muy longevo y que fue cultivado para adornar los lugares y jardines de los sitios reales de los antiguos gobernantes del México prehispánico y que, con el correr del tiempo, ya en la etapa moderna fue considerado por decreto el Árbol Nacional de México, en el año de 1921, en la conmemoración de los festejos que siguieron a la Independencia, por su tamaño monumental, tradición y longevidad.
  Un lugar que fue conocido en antaño en Azcapotzalco, y que en tiempos pretéritos (y aún hoy) era un sitio de reunión y de paseo es lo que se conoce como El Jardín De Los Ahuehuetes o la Plaza de los Ahuehuetes, que se encuentra localizado en el Pueblo de San Juan Tlilhuaca, pero se le conoció tradicionalmente al camino que llevaba a esta Plaza como la “Calzada de los Ahuehuetes” o en alguna época como “el Paseo de los Ahuehuetes” esto en el tiempo decimonónico, ya que se dice que don Porfirio Díaz, venía a pasear a esta rúa o camino para contemplar los ahuehuetes. Actualmente, esta calle lleva el nombre de Miguel Lerdo de Tejada, rebautizándola así en el siglo XX, perdiendo este antiguo camino el nombre con que era llamada y conocida, pues como el Paseo de los Ahuehuetes, que es como todavía le llaman los habitantes de estos lugares, ya que ahora sólo queda en la memoria y en los testimonios visuales de las fotografías que han quedado como una memoria gráfica,  que nos brindan como eran estos corpulentos árboles de antaño  en una manera mágica de evocación y recuerdo en las imágenes de dibujos en litografías y de fotos. 
  Existían pues desde tiempos prehispánicos inmemorables 7 Sabinos, después quedaron 5 y en la década de 1930 existían todavía 3 de ellos, pero actualmente solo queda uno que desafortunadamente es sólo un tronco, en este lugar donde existía un manantial u ojo de agua que se ha secado. Se dice que su origen de éstos árboles se remonta a la época en que los Tepanecas fundaron Azcapotzalco, ya que estos los traían con ellos y, plantándolos le llamaron a este lugar como Ahuhuetitla o Ahuehuetitlán (lugar de ahuehuetes).
  Nos dice Manuel Ramírez Aparicio, allá del año de 1850, de un conjunto de árboles, que a lo lejos parecían uno y que, al acercarse, de manera fantástica, se podían ver varios de ellos, reunidos como si se protegieran y conversaran estos enormes vegetales, ¡¡¡tales eran los Ahuehuetes de San Juan Tlilhuaca o Tlilhuacan!!!   Para aquel entonces, eran cinco los ahuehuetes, ya que nos narra Aparicio que: “Señoreando la llanura en majestuoso aislamiento, aparecen desde lejos como un solo individuo. Descansad sobre la sombra que os brinda la cepa de los ahuehuetes y contemplemos esta maravilla del reino vegetal… ¡De cuantos acontecimientos no habrán sido testigos estos árboles! ¡Los primeros señores de Azcapotzalco vinieron tal vez a solazarse bajo su copa, y les confiaron sus proyectos de ambición y sus ensueños de amor y de gloria!”
  Y nos cuenta la leyenda referida por Ramírez Aparicio, que hace mucho tiempo decían que este lugar estaba encantado, que quien tomará del agua que nacía junto a los ahuehuetes ya no se volvía a saber más de él y, este encantamiento desapareció, gracias a los padres del Convento Dominico que se encontraba cerca,  ya que rezaron y rezaron, poniendo a la Virgen en un Altar y echando tierra sobre el agua hasta cubrirla por lo que según el encanto terminó, pero dicen que si uno pone el oído contra la tierra, todavía oirá el ruido del agua, que pasa por debajo…
  La leyenda atribuye a Nezahualcóyotl el haber sembrado ahuehuetes en muchos lugares del Valle de México, aunque éstos de Azcapotzalco son más antiguos…conocidos ya de los tepanecas y de Tezozómoc, aunque varios de ellos han desaparecido, desde el siglo XX, como por ejemplo los del templo de San Miguel Amantla, que fueron tumbados plantando otros menos corpulentos en su lugar, no siendo ya los originarios. Los ahuehuetes o viejos del agua eran el símbolo de los gobernantes del México antiguo y el árbol predilecto del Hue Tlatoani Tezozómoc con el que este gobernante hermoseo sus ciudades, ya que se dice tenía en gran estima esta planta.


El ahuehuete de Sta. Catarina. Imagen tomada de mxcity.mx.

  En Santa Catarina en Azcapotzalco, se yergue orgulloso, majestuoso, el Ahuehuete del Pueblo de Santa Catarina. Se cuenta que es sabino tiene más de 700 años, siendo un emblema de este pueblo y de incluso de la Ciudad, entre otros que también existen en la Metrópoli. Este corpulento árbol, se encuentra a un costado de la Capilla de Sta. Catarina, erigida en el siglo XVII y también como referencia se encuentra la “Escuela Primaria Sotero Prieto”, cuyo proyecto arquitectónico de esta escuela estuvo a cargo del arquitecto y pintor Juan O´Gorman. Si visitamos éste gran Sabino, apreciaremos su follaje, como da una gran sombra, en su cercanía se respira un aire diferente y se siente un viento distinto, mágico lugar sin duda, que es uno de los rincones misteriosos de Azcapotzalco, dicen los más viejos habitantes del lugar que este árbol murmura, si escuchamos el movimiento de sus hojas con atención parece decir veeennn, veeennn… y, cuentan también, que en la cercanía  de éste vetusto árbol, en noches de luna llena, se aparece la silueta de una mujer con un vestido blanco de larga cabellera oscura que va flotando lentamente, esto es que se aparece desplazándose a un costado de éste Sabino de Santa Catarina, de manera silenciosa, dicen unos, con lloros y lamentos dicen otros, para después dicen desaparecer… (Como me lo contaron, aquí en Sta. Catarina te lo cuento).
  En Azcapotzalco descansan estos “Viejos” en San Juan, Santa María, San Miguel, Santo Domingo, Santiago Ahuizotla, los Reyes, y en la Casa de Cultura y más allá… que se conservan en la memoria al visitar lugares como han sido Chapultepec, Popotla, Tacuba, Los Remedios o el Tule en Oaxaca, lugares que se reconocen por la existencia de estos majestuosos y longevos “Los Viejos del Agua”, que han llamado la atención y capturado pasajes de nuestra historia en sus raíces y que seguramente muchos de estos árboles comparten un parentesco en Azcapotzalco  y a lo largo de nuestra Ciudad de México y que, ha sido, este ahuehuete motivo de visitas guiadas de manera especial, como un lugar a visitar en el Pueblo de Santa Catarina, un rincón mágico de Azcapotzalco.


1 comentario:

  1. Como dice Mike Wazowski, ja ja ja salí en la portada "foto" excelente Crónica hasta hoy supe que Dan Juan Tlihuaca en también Tlihuaca, recuerdo vagamente ese camino de ahuehuetes o tal ves me equivoco , lo que si recuerdo que nos llevaban a ese lugar bello hace más de 50 años al viacrisis y era como día de campo donde llevábamos comida y disfrutábamos muchísimo ,felicidades gran crónica

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