OFRENDA DE DÍA DE MUERTOS EN CLAVERIA AZCAPOTZALCO PARA
JOSÉ JOSÉ
Por
Beatriz Aldasoro Ruiz
“La Malinche de San Bernabé”, “El Caporal de la Unidad
Habitacional El Rosario”, “La Llorona” de Cuitláhuac, “El Jinete Sin Cabeza de
San Fransisco Xocotitla”, “La Dama de Blanco de la Casa de la Cultura” y “Las
Brujas de Santa María Malinalco”, son unos de los protagonistas que representan las Leyendas que
se conservan en textos redactados por el consejo de Cronistas de Azcapotzalco.
Estas leyendas han sido salvadas por el Consejo de Cronistas de
Azcapotzalco y recopiladas por José Antonio Urdapilleta Pérez y María Elena
Solórzano Carbajal.
Cuentan que en el Barrio
de San Bernabé, había un ojo de agua cristalina en el que vive un personaje femenino, una hermosa sombra
era vista por aquellos que se osaban a visitar el lugar. Se le vislumbraba
bañándose y peinando su larga cabellera, enamorando a cualquiera; más al toparla
de frente, el mirar su rostro de la hermosa dama se convertía en la imagen diabólica de un caballo que les
sonreía sardónicamente.
En la Casa de la Cultura,
antiguo Palacio Municipal de la región, trabajadores afirman que por las noches
se sale una dama vestida de blanco.
Ellos cuentan que la mujer camina por sus pasillos merodeando
intempestivamente, se pasea por las escaleras y jardines. No se saben los motivos
por los cuales es vista esperando sentada en el árbol retorcido que existe en
el fondo del lugar, pero aseguran que después de unos minutos desaparece a
través del muro que divide a la parroquia.
En la antigua Hacienda de
Careaga, cada madrugada cabalgaba “El
Caporal” a toda velocidad, este jinete era apreciado por los lugareños,
quienes lo observaban correr en su hermoso caballo por los campos de maíz,
cebada y frijol. La leyenda sigue viva en ese lugar, que ahora se le conoce
como la Unidad Habitacional El Rosario, en la que paseantes aseguran seguir
viendo al “El Caporal” cabalgar a la media noche.
La leyenda cuenta que en el manantial
de Xancopnica, que se localizaba al poniente de la Unidad Habitacional
Cuitláhuac, se aparecía una misteriosa
mujer vestida de blanco, levitando en los alrededores, gritando por la
pérdida de sus hijos, y que atraía a los hombres al fondo del manantial,
mientras que en el Barrio de Santa María Malinalco en la calle de Cuatotonque,
la leyenda dice que han aparecido brujas verdaderas, así como las pintan en los
cuentos, montadas en su escoba volando, con el pelo suelto y la nariz ganchuda.
En la zona del Paseo de los
Ahuehuetes, en el pueblo de San Juan Tlihuaca existían siete sabinos
gigantes con un manantial al pie de ellos, en el cual, personajes como el
General Porfirio Díaz, iban a refrescarse. Estos sabinos, entre sus misterios,
en las temporadas altas de calor emanaban cierto tipo de sudor de sus hojas, el
cual no era ni brea, ni resina, sino dulce
miel, que era disfrutaba por quienes descansaban bajo sus sombras. De igual
forma se decía que muchas almas deambulaban a las orillas de su manantial y,
era conocido el temor de los hombres por acercarse al sitio. “Nuestros abuelos contaban que la muerte significa
alegría, trascendencia y regresar al lugar de origen: cuerpo se
desintegra, pero el espíritu vive por toda la eternidad”, narró Ayaotekatl,
nativo de Azcapotzalco, perteneciente a la tribu tepaneca, a la Gaceta UNAM.
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