EL
PARQUE DE LOS VAGOS.
Por José Carbajal Cortés. Cronista de Azcapotzalco.
En las
calles de Cairo y Nilo en la Colonia Clavería, encontramos un área verde, un
parque que ha tenido desde su principio un nombre curioso ya que, originalmente,
era un jardín que no tenía nombre en la década de los veintes y que cuidaban
con esmero unos jardineros. El lugar en ese tiempo estaba muy despoblado, ya
que sólo existían unas cuantas casas en los alrededores.
Este jardín se extendía poco más de dos actuales
cuadras cuando todavía no existían las colonias cercanas del Recreo y Lotería
Nacional, ya que anteriormente era el Barrio San Lucas en conjunto, surgiendo
las colonias mencionadas que se llamaron así después. Este sitio donde se
encontraba el jardín formaba parte del Fraccionamiento el Imparcial y
que posteriormente con los años cambio de nombre por el de Colonia Clavería
donde lo ubicamos actualmente. Es de mencionar que, a un costado de este jardín
de antaño, desde las actuales calles de Memphis, pasando por Nilo y hasta la de
Oasis, existía un llano en el lugar han contado los habitantes más longevos,
que a su vez les era contado de sus mayores y que con la urbanización
desapareció éste construyéndose casas alrededor.
Este lugar constaba de dos segmentos desde sus
inicios: al poniente primero el jardín principal con eucaliptos y variedad de
flores y el otro segmento con alfalfares y árboles donde ahora están los juegos
infantiles, situados al atravesar la calle de Nilo y al oriente se encontraba
un llano y en las esquinas algunas casas.
La historia y la crónica nos cuenta de este
jardín que con el tiempo se convertirá en parque, veamos porque se le ha llamado
y es más conocido como El Jardín o Parque de los Vagos.
Este terreno del jardín descrito, tenía sembrados
muchos árboles de eucaliptos en los años 30´s del cual quedan actualmente
varios de ellos; se dividía en dos partes, la parte con más árboles estaba
cercada con alambre, el cual dicen testimonios que se han recabado de gente
mayor de vecinos de las cercanías, que se miraba un jardín muy bello cuidándose
pues por algún tiempo por jardineros, hasta que alguna autoridad le quito la
protección y se empezó a utilizar el jardín como sitio popular, descuidándosele
un tanto y de que jóvenes se reunían a cantar boleros, semejando a tríos
cantando y tocando con sus guitarras muy en boga, dicen que era tan seguido que
les decían los músicos vagos. También se cuenta que llegó a estar algún tiempo
después en descuido, en el abandono por lo que llegaba gente que en su vagancia
y ocio se reunía ahí por lo que se cuenta que se le empezó a llamar con más
razón a este lugar como el “Jardín de los Vagos”.
Otra
historia asimismo nos cuenta que con el llano que existía ahí a un costado del
jardín en los 40´s los fines de semana, niños del rumbo del iban a jugar beisbol
y que éstos siempre llegaban cada fin de semana o en vacaciones y empezaron a
decir las señoras de las cercanías ¡ahí vienen a jugar los vagos otra vez!, y
que ya cansados al final del juego se iban a recostar al jardín, así que se le
empezó a llamar a este sitio de reunión sin nombre como “el Jardín de los vagos”.
Pasan
los años y al ser remodelado todo el Jardín después de cierto abandono,
conmemorando el año de Juárez en 1972, se le nombra a este como “Parque Margarita
Maza de Juárez” recobrando parte de su anterior y bello aspecto de verdor,
por las autoridades del D.D.F en Azcapotzalco, estando el delegado de
Azcapotzalco Ing. Héctor M. Calderón, colocándose un busto de bronce obra del
escultor Tamariz de la compañera del Benemérito de las Américas con una columna
basáltica sosteniendo la efigie y dotándosele en el otro segmento del Parque con
juegos infantiles. Aunque tenía ya un nombre que le habían puesto los vecinos,
las autoridades no lo tomaron en cuenta quizá no era mucho de llamar su
atención el nombre de “Parque de los Vagos”.
Se
cuenta la anécdota que el cantante José-José en su juventud, cuando su
nombre artístico en sus inicios era el de José Sosa, venia a tocar a este
jardín, a este parquecito con su guitarra en una de las bancas y que a veces,
los vecinos que aún no lo conocían lo tomaban como uno de los músicos aquellos
que tocaban y que les llamaban vagos por lo que en ocasiones los vecinos se mostrarían
quejosos del cantante, como se quejaban de otros músicos se dice, sin saber que
sería un famoso cantante que ha dado nuestro México al mundo, surgido de la
colonia Clavería y que llevaría sus interpretaciones a diferentes países del
orbe.
Hace
tiempo en décadas anteriores, se instalaba desde los setentas a los noventas y
aún el 2000, una vistosa y pequeña feria, alrededor de este parque que, con
alegría de los vecinos, llenaba de luces multicolores y juegos, así como de
vendimia el lugar en el mes de septiembre de cada año en las festividades
patrias, a lo cual los niños y adultos del sitio y alrededores esperábamos año
con año la llegada de esta feria. Actualmente ya no se instala esta pequeña y
colorida feria.
De
manera aledaña a un costado del parque en la esquina de Novedades y Nilo se
encuentra una casona que llama la atención, ya que es una gran casa que tiene
toda su fachada completamente de azulejos, por lo que le dicen “la Casa de
azulejos de Clavería”, que forma ya parte referente del Parque de los Vagos
la única en Azcapotzalco con una fachada así y dentro de su pequeño patio, la
escultura de un monje o de un fraile impávido que parecería cuidar el lugar.
En este parque, asimismo se reúnen organizándose
los contingentes de las escuelas que se enfilaban desde esta calle de Nilo,
para entrar marchando por la Avenida Azcapotzalco en los tradicionales desfiles
del 16 de septiembre, por lo que es un punto de reunión vistoso, colorido y de
entusiasmo en la organización de este evento cívico año con año de las escuelas
de todo Azcapotzalco.
Hace
algunos años se instaló a un costado del Parque de los Vagos sobre la calle de
Memphis, un local con visos románticos llamado el “Bouquet Café”, un
lugar agradable para tomar un café y degustar un aperitivo, que esperemos sea
reabierto este atractivo y romántico café.
En este
sitio también ocurre un fenómeno curioso, pues se cuenta que aquí como en
sitios cercanos y en diversas partes de Azcapotzalco, se aparece un carruaje
como de leyenda. Dicen vecinos que lo han escuchado que se perciben los cascos
de caballos y se siente que pasa un pesado vehículo con ruedas que rechinan, aunque
no lo ven, aseguran escuchar. Una persona que fue testigo de haber visto este
carruaje es Fabian R.K., músico de profesión, quien nos comenta que en una
ocasión más allá de la medianoche como a la una y media de la madrugada, salió
solo del café situado en glorieta de Heliópolis donde tocaba, fue a caminar
para tomar un taxi y buscando llegó al Parque de los Vagos, donde se recostó un
momento en una de sus bancas de piedra, era noche de luna llena al momento,
escuchó cascos de caballo y dirigió su vista a donde se escuchaban éstos y vio
que se estacionó un carruaje en la esquina justa del parque en la calle de
Cairo esquina con Nilo. Este era tirado por dos caballos y extrañamente no vio
a ningún conductor, si no que parecía el carruaje sólo, por lo que extrañado se
asomó pensando que era una broma de alguien o bien que llevarían a una
quinceañera en su fiesta y vio bien que el carruaje era muy antiguo con un par
de caballos negros y un farol encendido a su costado, con una ligera bruma y
sintió un escalofrió percibiendo que no era algo normal, por lo que dice que un
sentido de alerta le hizo alejarse rápido de ahí, por lo que optó por no salir
tan tarde del café donde tocaba y evitaba pasar a esas horas por el parque, así
como me lo contaron te lo cuento amable lector.
Aunque
este parque lleva el nombre de la compañera del Benemérito de las Américas, “Margarita
Maza de Juárez”, los vecinos le siguen llamando con el nombre de “El Parque
de los Vagos” y así es como lo conocemos todos los del rumbo, quizá como
una idea nostálgica o romántica de antaño, de reunión, de un breve paseo en que
nos sentimos atraídos a este pequeño parque que parece llamarnos por breves
instantes y que nos invita a estar en él en un momento de sano ocio o de
esparcimiento, donde ahora otras generaciones lo frecuentan como son los hijos
y nietos de los vecinos que crecieron a su alrededor y si tú visitas este
parquecito, que tu visita sea una mañana, que es cuando mejor se aprecia en su
esplendor y verdor este Parque de los Vagos de Clavería en Azcapotzalco.
Este
parque tiene un no sé qué, algo mágico, algo de romántico, como una postal,
como un cuadro no pintado, algo de antaño en el ogaño de la colonia y que tanto
los vecinos de la colonia Clavería como los de la aledaña del Recreo o Barrio
San Lucas gratamente compartimos.
Respetemos los jardines y parques de Azcapotzalco ya sea en sus grandes espacios como en los pequeños, en esos espacios verdes con sus árboles, plantas en fin de los jardines que son vida, ya que son un pulmón en nuestro Azcapotzalco y que es una manera de poder demostrar nuestro amor, gusto y cultura por la naturaleza que convive con el ser humano.
Para
esta crónica del “Parque de los Vagos” se recurrió a testimonios de los vecinos
de la colonia Clavería habitantes de los alrededores del parque.
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electrónico del autor:
Excelente crónica querido amigo José Carbajal, creo no conozco ese parque tratare de vicitarlo, es bonito imaginarse un carruaje aun con un poco de miedo, nunca había escuchado decir el parque de los vagos, felicidades 👌
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