EL IMPARCIAL EN ATZCAPOTZALCO
A 115 años de su creación
(1907 – 2022)
Por Amalia Elorduy
Introducción
El fraccionamiento de
El Imparcial, junto con San Álvaro, constituye un sitio representativo de la
arquitectura porfiriana en Azcapotzalco.
Se asienta, además, sobre
una de las rutas de comunicación más antiguas de la Cuenca de México y arteria
histórica principal de nuestra comarca: la calzada de Azcapotzalco.
No
es de extrañar, por tanto, que las construcciones de este fraccionamiento hayan
sido decretadas como bienes inmuebles tanto artísticos como históricos del
patrimonio nacional.
Ante estas
consideraciones, pensamos que sería de interés e importancia, no sólo para la
comunidad local sino para el público en general, el conocer la historia de este
antiguo desarrollo.
Tras una investigación de campo y
en archivos oficiales y particulares, entrevistas orales y experiencias
personales, presentamos hoy, a sus 115
años de vida, la historia de
“El Imparcial”
en Atzcapotzalco
En
la primera década del siglo XX el gobierno de Porfirio Díaz autoriza
oficialmente el desarrollo.
Sin
embargo, hasta finalizado el siglo XIX y entrado el XX, Azcapotzalco había
conservado su estructura urbana colonial.
Su
camino principal, la calzada de Atzcapotzalco, atravesaba la comarca por su
centro, partiendo de Sur a Norte desde el pueblo de Tacuba.
Estaba rodeada al
Occidente y al Oriente por los múltiples barrios de origen prehispánico con sus
pequeños templos o capillas de la evangelización colonial y sus estrechos e intrincados
callejones. En el centro destacaba el gran atrio y el convento dominico del
siglo XVI.
Todos los callejones,
las pocas calles que había y hasta la propia calzada, eran de tierra o
terracería, por donde circulaba principalmente gente de “a pie”, carretas de
tiro y gente de a caballo
Las
casitas de los barrios y aún las construcciones más señoriales del centro de
Azcapotzalco, todas eran de una sola planta y estaban construidas de adobe y
tabique rojo con techos de viguería y bóveda de ladrillo.
Estos materiales,
excepto la madera, eran fabricados en la misma comunidad chintolola,
especialmente en los barrios de San Pedro Xalpa y Santiago Ahuizotla.
Era usual que las
casas, sobre todo las residencias del centro, tuviesen un patio central con una
fuente en medio y flanqueado por corredores colmados de macetas y flores.
Entre
barrio y barrio se extendían grandes campos de cultivo de diversos productos,
como el maíz, el frijol, los chayotes, las hortalizas o los alfalfares.
Al lado Oriente de la
calzada, estos campos, propiedad de la hacienda de San Antonio Clavería, se
extendían desde su colindancia al Sur con el pueblo de Tacuba, hasta los
barrios de San Salvador Xochimancas, San Lucas Atenco y San Bernabé Acolnahuac.
Por el costado Poniente colindando también al Sur con Tacuba, tierras de don
Ángel Zimbrón que pasaban por Santa Lucía Tomatlan, Santa Cruz Acayucan y San
Salvador Nextenco.
CAPÍTULO
I
Las
primeras colonias
de
la Ciudad de México
Según
el plano levantado en 1793 por Diego García Conde, la Ciudad de México
comprendía una área limitada: al Sur por la actual Avenida Fray Servando Teresa
de Mier, al Oriente por el Anillo de Circunvalación, al Norte por la Glorieta
de Peralvillo y al Poniente bajando hacia el Sur unas casas a lo largo de la
calzada México Tacuba. El Paseo de
Bucareli se encontraba aislado y despoblado, así como las calzadas recién
abiertas por el virrey Revillagigedo: la Tlaxpana, la Verónica y la que
comunicaba la Piedad con La Viga que se llamó Paseo de Revillagigedo
Es
en el siglo XIX, pasada la guerra de Independencia, cuando se da el inicio de
la paulatina modernización urbana de la Ciudad de México.
La
Ciudad de México había conservado sus límites desde 1824.
Los
habitantes de la ciudad se distribuían entre los viejos edificios coloniales y
las periferias; pero el crecimiento de la población se agravó a partir de la
segunda mitad del siglo XIX.
En consecuencia, se inició la expansión de la ciudad.
Las
primeras colonias urbanas se erigieron sobre las bases de las Leyes de
Colonización expedidas a partir de 1824.[1]
La
primera sociedad inmobiliaria de México fue la de doña Juana Flores y sus hijos
Micaela, Estanislao y Joaquín Flores Casillas, en 1827, decidieron constituir
una sociedad para administrar los bienes familiares heredados. Al fallecer doña
Juana y Micaela, los hermanos Estanislao y Joaquin decidieron prolongar la
sociedad llamándola Flores Hermanos.[2]
En
1854, se decretaron los nuevos límites para el Distrito Federal: al Norte por
el pueblo de San Cristóbal Ecatepec, al Noroeste Tlalnepantla, al Poniente Los
Remedios, San Bartolo y Santa Fe, al Suroeste Mixcoac, San Ángel y Coyoacán, al
Sur Tlalpan, al Sureste Tepepan, Xochimilco e Iztapalapa, al Oriente el Peñón Viejo
y de allí por el Noreste hasta la medianía del Lago de Texcoco.
A partir de esta expansión territorial
en 1854, surgieron diversas empresas inmobiliarias que adquirieron una serie de
terrenos agrícolas para fraccionarlos y venderlos como lotes urbanos.
Y en el transcurso de
los siguientes años hasta 1861 se promulgaron facilidades a los colonos
extranjeros para importar insumos para la formación y funcionamiento de las
colonias, y a los propietarios de tierras para fraccionarlas. [3]
En 1883, con el objeto
de atraer capitales extranjeros para su inversión en la infraestructura del
país, se expidieron leyes que daban facilidades y beneficios a los
fraccionadores para la creación de colonias urbanas.
Tales como la
excepción por diez años del impuesto predial y exenciones de los derechos de
importación de materiales de construcción para habitaciones.
Estos beneficios
fueron aprovechados tanto por los propietarios de tierras que vendieron a los
fraccionadores como por estos últimos.[4]
La
Sociedad Inmobiliaria de los hermanos Flores fraccionó la colonia Santa María
de la Ribera.[5]
Francisco Somera
fraccionó la colonia de los Arquitectos; el señor Enrique Beale inició sin
éxito San Borja, rancho de Nápoles, Becerra y Molino del Rey.
Las colonias del porfiriato[6]
A
partir de 1876 en que asumió la Presidencia de la República ya hasta el término
de su mandato en 1910, correspondió al gobierno de Porfirio Díaz la
modernización urbana del Distrito Federal.
Se continuó con la
creación de nuevas colonias, con nuevas infraestructuras de drenaje, salubridad
y dotación de agua, diseñadas para diferentes sectores de la ciudad.
De
1880 a 1910, 28 colonias; entre ellas podemos mencionar las siguientes:[7]
1.
1882 |
Violante
o de Tepito |
13.
1897 |
Del
Paseo |
2.
1882 |
La
Teja |
14.
1899 |
Valle
Gómez |
3.
1882 |
La
Concepción de Tequipehuca |
15.
1899 |
Peralvillo |
4.
1886 |
Morelos |
16.
1901 |
Banco
Mutualista |
5.
1889 |
Hidalgo |
17.
1902 |
Roma |
6.
1890 |
Limantour |
18.
1902 |
Condesa
(primera parte) |
7.
1891 |
San
Rafael |
19.
1903 |
Nueva
Del Paseo |
8.
1895 |
Indianilla |
20.
1903 |
Daniel
Garza |
9.
1893 |
Toriello
Guerra |
21.
1903 |
La
Viga |
10.
1893 |
Carrera
Lardizábal |
22.
1904 |
Campestre |
11.
1893 |
Díaz
de León |
23.
1904 |
El
Chopo |
12.
1894 |
Juárez
y Cuauhtémoc[8] |
24.
1905 |
Condesa(segunda
y mayor parte) |
La colonia de La
Condesa autorizada en 1905 no se construyó de inmediato debido al estallido de
la Revolución de 1910, ¡esta autorización no empezó a construirse sino sólo
hasta finales de la década de los años 20!
En
1905 se creó el fraccionamiento de “El Imparcial” en su parte inicial, con la
primera franja de terrenos aportada por don Rafael Reyes Spíndola, pero no se
construyó sino hasta su ubicación en 1907, que ya incluía la segunda franja de
terrenos aportada por don Ángel Zimbrón.
[1]
JIMÉNEZ MUÑOZ, Jorge h, La traza del poder, Dédalo, Codex Editores,
México, 1993, p. 9.
[2]
Ibidem, p. 13.
[3]
Ibidem.
[4] Ibidem,
pp. 10 y 11.
[5] Ibidem,
p. 13.
[6]
Ibidem, pp. 24 y 25.
[7]
NOTA: Basado en el Informe Torres Torrija, en Ibidem.
[8] NOTA:
Estas dos colonias- Juárez y Cuauhtémoc- están formadas en conjunto por las de
La Teja, Del Paseo, Limantour y Nueva del Paseo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario