AZ PATO ZALCO
Por: Martin Borboa
Hay dos sitios fantásticos para encontrar centenares de
estos animales en la alcaldía de Azcapotzalco. Son muy distintos entre sí estos
lugares, lo cual enriquece la experiencia, y se puede ir a su encuentro cada
día de la semana.
Un poco sobre las diferencias entre estas aves acuáticas, es
que la forma del pico del ganso es un poco más corta que la del pato, y la
cabeza del ganso puede parecer de perfil algo triangular si se compara con la
del pato. El ganso tiene su pareja de por vida, y el pato establece vínculos
temporales. Los gansos incuban los huevos ambos sexos, y en los patos solo las
hembras.
En lo que se refiere a Azcapotzalco, los patos pueden andar en grupo o
en solitario, pero los gansos se mantienen en conjunto.
Estimo que observar a las aves, y poder convivir con ellas,
nos enseña mucho sobre esas especies, y al descubrir las similitudes o
diferencias que tenemos con ellas, nos permite apreciar mejor el don de la
vida, las peculiaridades de la naturaleza, y hasta reflexionar sobre nosotros
mismos.
EN EL PARQUE TEZOZOMOC
Ubicado en terrenos que fueron parte de la Hacienda del
Rosario, se inauguró en 1982, y cuenta con 28 hectáreas de extensión. Como se
diseñó para representar a escala el antiguo lago de Texcoco en su forma de 1521
así como la orografía correspondiente, el parque tiene una fisonomía única,
atractiva, divertida y didáctica. Pero será en otra ocasión cuando aborde lo
relacionado a su historia. Esta vez voy directo a la afortunada presencia de
estas aves acuáticas llamativas, sensibles y expresivas.
En este parque las hay de diferentes especies, blancas,
cafés, negras. Al entrar a la propiedad uno las ve nadando en el lago
artificial, caminando en tierra, descansando en la isla, buscando comida entre
la vegetación, y alguna hasta se sale del agua para acercarse a la gente que
viene comiendo chicharrones. Unos ejemplares son tímidos y otros completamente
desinhibidos. Hay zonas donde solo parecen estar tomando el sol o un descanso.
Desde cualquier ángulo del lago pueden admirarse. Unos nadan en grupo con
elegancia, otros parece preferir la completa soledad.
Mucha gente se acerca al borde del lago a saludar a alguno
de los más de cien ejemplares (yo conté 133 el último domingo de abril pasado).
Otros prefieren ir al Embarcadero Tezozómoc y alquilar un bote de remos o
pedales (los hay para 2 o 4 personas), y adentrarse al lago para verlos desde
puntos distintos. En la fachada del edificio anexo al embarcadero, hay varios
murales hechos de mosaico, y en ellos se muestran 11 diferentes tipos de patos
y 1 garza. En uno de esos murales se plasmó al Pato mexicano, nombre científico
Anas platyrhynchos diazi, que es de color pardo con manchas negras en forma de
letra “u”. Su pico puede ir del color mostaza al verde olivo.
Al recorrer este parque bordeando el lago, se llega a
escuchar con frecuencia el grito de Tarzán. Es el claxon del “Rocatren”,
vehículo eléctrico que da constantemente vueltas al circuito interior del
lugar. Su estación se ubica junto al embarcadero. La entrada al parque es
gratuita, así que no cuesta nada ir a disfrutar de la presencia de más de cien
aves que encantadas aceptarán lo que el público lleve para convidarles. Mi
amigo Patricio Garibay, (“Pato” Garibay) me comenta que, en cierta ocasión, un viejo
trabajador del parque le contó, que hubo un tiempo en que, acercándose las
fiestas decembrinas, a algunos malévolos visitantes les dio por robarse los
patos para la cena navideña, los capturaban con alguna frazada y los escondían en
morrales, por lo que se necesitó redoblar la vigilancia.
Yo recomiendo al visitante buscar entrar por la puerta sur y
comprarse ahí una bebida llamada “Murirais” que en un vaso de a litro
escarchado de tamarindo, lleva hielo, jugo de naranja, de limón, refresco de
toronja y sal. Muy fresco y grande. Muy adecuada para compartir. A una cuadra
larga de distancia (aprox 1 km) por la calle de Manuel Salazar, se llega desde
este parque al otro sitio donde también hay patos, mencionado a continuación.
EN EL ROSARIO TOWN CENTER
Es un enorme complejo arquitectónico de uso comercial
inaugurado en 2012, tiene una población de patos y gansos que supera los cien
individuos, siendo gran mayoría los primeros. Viven en un lago artificial que
tiene un puente concurrido que permite apreciar muy bien el área y el nado de
estas aves. Lo peculiar en este sitio es que desde la entrada por la avenida
Aquiles Serdán, en el pasillo principal ya se encuentran patos caminando,
sentados o incluso durmiendo. Pueden estar echados junto a las bicicletas,
esperando que alguien les arroje comida al salir de los negocios o la gente que
descansa en las bancas o en el contorno del puente. Puede uno sentarse a comer
una crepa y de repetente ya percibe la llegada de uno o dos patos que esperarán
que algo caiga de la mesa o amablemente uno les ofrezca un bocado.
Algunos de ellos son muy pacientes, tranquilos o incluso
asustadizos. Pero hay otros que pueden ser demandantes si no continúa uno
dándoles de comer luego de un par de convites previos, particularmente los
blancos de antifaz rojo carnoso son así. Al menos esa fue mi experiencia en dos
ocasiones.
Hay patos en el pasillo desde la entrada por avenida Serdán,
en el estacionamiento de bicicletas, afuera de los locales de comida, en la
zona de juegos infantiles, sobre el puente, en los caminos que rodean el
golfito y hasta la zona de ascenso y descenso de personas que entran en auto
por la bahía vial. Aquí conté 104 individuos el último domingo de abril pasado,
mismo día que los conté en el parque Tezozómoc. Donde pueden surgir emociones u
opiniones encontradas es en la zona donde estas aves se acercan, quizá
demasiado, a los carritos del supermercado y a los autos. Se puede ver gente
que se preocupa porque no vaya a darse un accidente con estos animales, así
como personas que “se hacen pato” y ven con indiferencia como se acerca un
animal a la defensa de un auto o taxi detenido al que están subiendo bolsas del
mandado. Pero ¿Cuándo arranque ese vehículo? Desde los más pequeños visitantes
a esta plaza, hasta los más grandes, pueden disfrutar de la convivencia con
estos emplumados personajes que habitan su jardín. Con paso lento y meneado,
llegan a meterse incluso hasta la zona de restaurantes en donde hay sillas y
una pantalla gigante, casi del tamaño de una sala de cine, estupenda para ver
los partidos que ahí sintonizan.
Yo sugiero al visitante llevar pan para compartirlo con los
patos y gansos que ahí viven, pues ellos quedarán satisfechos de haber sido
alimentados. Especialmente hay dos patos negros que siendo minoría, se nota que
sus semejantes no los dejan comer a gusto, pues enseguida los corretean para
jalarles las plumas de la nuca, la cual por cierto ya traen muy pelona por
dichos castigos.
En general, cuando hay riñas por la comida, los de plumaje
negro hayan o no hayan alcanzado alimento, terminan “pagando el pato”. Yo
cuando voy, trato de alejar a los patos negros del acoso de los numerosos
blancos, e intento que llenen algo la barriga antes de la sesión de maltrato
casi asegurada.
En esta plaza comercial está la única sucursal de las
Librerías Gandhi que hay en Azcapotzalco. En ella se puede adquirir en
diferentes editoriales la selección de cuentos del fantástico danés Hans
Christian Andersen, que incluye por supuesto su famoso “Patito Feo”. En esta
ocasión lo compré para volverlo a leer. No recordaba que en la historia
participan cazadores que dan muerte a más de un par de patos salvajes, y que el
patito feo se esconde entre los juncos tratando de salvar su vida mientras dura
la balacera.
Solo recordaba el amor de su madre que confiaba que él
lograría abrirse camino en la vida, y el luminoso final que tiene el cuento.
Ahora buscaré un buen sitio para donar este libro que he terminado de leer.
¿Será a una de las 17 bibliotecas públicas que tiene la alcaldía? ¿Lo dejaré
propósito en una banca de la plaza? ¿Propondré que algún día la revista
electrónica “la hormiga en línea” haga una trívia entre sus lectores y este
libro forme parte de los premios?
SOCIEDAD COOPERATIVA PASCUAL CEDIS VALLEJO
Un pato muy querido en México es el pato Pascual, emblema de
una empresa refresquera orgullosamente mexicana. Generaciones hemos crecido con
él. Nos ha acompañado en el recreo y en la fiesta de cumpleaños, y ya de
mayores, se nos presenta en mi opinión como la oferta más sana dentro del
amplio espectro de refrescos que hay en el mercado. Siempre me ha gustado que
lo vendan en la Cineteca Nacional. La empresa de bebidas existe desde finales
de la década de 1930, inicios de los cuarentas, y en los ochentas, derivado de
una huelga, el negocio pasó de ser una empresa privada, a ser una sociedad
cooperativa, es decir, propiedad de los trabajadores. Una de sus estrategias es
tener centros de distribución a lo largo del país, y uno de ellos está en
Avenida Norte 45, No. 601, Esquina Ferrocarriles, colonia Industrial Vallejo.
Tiene una simpática ventanita en una esquina donde manejan venta al público, y
ahí ofrecen una gran variedad de sus productos, incluso algunos que quizá no
son tan conocidos, como el litro de leche Pascual, los cuartitos de leche
saborizada, el refresco de cola llamado Mexicola, las aguas de limón mexicano o
manzana, además de las muy típicas presentaciones de Boing. El horario de
atención actualmente es de lunes a viernes de 7:45 a.m. a 7:45 p.m. En sábado
es igual, pero cierran una hora más temprano. Una frase en su fachada alienta
al éxito: “Cooperativa Pascual y sus marcas líderes reiteran su confianza en
México y su gente, ofreciendo le bebidas con calidad que su paladar merece.
¡Mexicanos si podemos!. “
LA CASA DE LOS PATOS
Así se llama el restaurante ubicado en Avenida Ceylán No.
1115, colonia Industrial Vallejo, casi llegando a Tlalnepantla, donde desde
hace 15 años, el entusiasta Chef Lázaro Espinoza, cocina platillos que además
de fotogénicos y coloridos (sugiero ver las fotos en su portal de internet),
son exquisitos. Lo primero que yo tuve ante mi de sus alimentos fue un consomé
de pollo. Al oído suena simple, pero en verdad que su presentación lo lleva a
niveles de antojo y disfrute elevados.
Un servidor en medio del Chef Lázaro Espinoza y una de sus asistentas.
Nunca había probado un consomé tan colorido, abundante,
generoso y especial. Continué con la milanesa de pollo acompañada de verduras.
Otra sorpresa, la milanesa fue flameada en la mesa y era en verdad tan suave,
tanto como las verduras delgadas y cocidas de la guarnición, la cual estaba muy
bien aderezada. Mientras me deleitaba vi que en el menú del día había
hamburguesas de (hongo) portobello. ¿Dónde más hay algo así en el menú del día?
Aquí la pasión del Chef, su buen humor, la atención de su equipo, sumado a la
presentación de primera que tiene sus platillos, y el sabor que destaca en cada
uno de ellos, en serio que a mí me dio mucho gusto no solo por Azcapotzalco,
sino por México.
Al final, de postre comí una cremosa gelatina de yogurt con
salsa de zarzamora, al mejor estilo de una Panna cotta italiana. Y vean aquí
una foto de su excelente presentación.
Yo no sabía de este restaurante, pero por buscar en internet
el tema: “Patos en Azcapotzalco”, lo encontré, vi las atractivas fotos de sus
platillos que hasta mostré a mis compañeros de trabajo, y quise ir a
comprobarlo. Pronto regresaré para volver a apapachar mi paladar. Les
recomiendo mucho ir a comer a este restaurante y averiguar en persona porque se
llama “La casa de los patos”. Su local abre de lunes a sábado.
EL GANSITO MAS FAMOSO Y QUERIDO DE MEXICO
Recordándolo como lo solicita cada vez que habla, y ahora
que la crónica se trata de gansos y patos, pues no podía omitir la mención del
Gansito, el pastelito que tiene más de 50 años de elaborarse, que tuvo su
timbre postal en aquel cincuentenario, y que se sigue haciendo con la misma
receta de su origen. Lo único que ha cambiado es que al inicio lo cubrían de
trocitos de nuez y luego cambiaron a usar granitos de chocolate. Fuera de eso,
misma receta. Es un gusto poder decir que el Gansito se elabora en la planta de
Marinela ubicada en la zona de San Pablo Xalpa, alcaldía de Azcapotzalco, para
surtir varias regiones del país. La línea de producción del Gansito está
robotizada, completamente automatizada, y es en hispanoamérica una de las más
grandes que existe, si no es que la más grande. Es muy importante señalar que
la empresa que los elabora ofrece visitas guiadas, y créanme, es una
experiencia muy interesante para todas las edades. Yo la he vivido. Las medidas
de higiene y seguridad son de primer nivel, tal como lo es esta fuerte y
dinámica empresa mexicana, que comparte el destino Azcapotzalca cada día.
SE RENTABA ISLA POR DOS PATOS
Nos enseñan que los mexicas llegaron en peregrinación desde
Aztlán hasta el valle de México, guiados por su deidad ave Huitzilopochtli.
Dicen algunas crónicas que él les pidió buscar un sitio donde un águila posada
en un nopal, devorara un animal, y ahí debían asentarse. Vieron dicha señal en
una isla que pertenecía al señor de Azcapotzalco, el gran Tezozómoc. Dice la
enciclopedia “México a través de los siglos” Tomo II, Capítulo III que: “los
mexicas se reconocieron como tributarios desde un principio al señor tepaneca…
si bien pintan a los tenochcas alimentándose de yerbas, pececillos y ranas de
la laguna, en cuyos cañaverales se ocultaban, también refieren que iban a los
pueblos circunvecinos a cambiar su pesca y los patos que cazaban por madera y
piedra, con la que fueron aumentando el templo de su dios y el terreno de su
isla”.
Vemos entonces que el comercio de patos ayudó a obtener los
primeros materiales para levantar su adoratorio y acondicionar viviendas.
Estamos hablando del Templo Mayor en Tenochtitlan. Pronto, los mexicas tuvieron
un primer gobernante, Acamapichtli, quien entre sus hijos tuvo a Huitzilíhuitl,
y dice la misma fuente, pág 73: “quedó pues por segundo rey de los tenochca
Huitzilíhuitl, cuyo nombre significa “pluma de colibrí”. “Era joven todavía el nuevo
rey y soltero, por lo que los tenochca, a fin de atraer la buena voluntad de
Tezozómoc y aliviarse algo del pago de tributos, decidieron enviar una embajada
al señor de Azcapotzalco para pedirle una hija que fuese su reina casada con
Huitzilíhuitl. Dio por resultado la embajada, el que Tezozómoc le entregase a
su hija Ayauhchíhuatl”. “De esta unión nació a su tiempo un niño a quien se
nombró Chimalpopoca por el mismo Tezozómoc… que no solo hizo numerosos
obsequios a su hija, sino que a ruego de ésta quitó el tributo a los tenochca y
solamente les dejó en prueba de sumisión, el deber entregarle dos patos y
algunos animales del lago…”.
Así que hubo un tiempo en que nuestros antepasados mexicas
pudieron rentar su famosa isla al señor de Azcapotzalco, al costo material de
un par de patos y algunos otros animales. Y nos despedimos con musica de fondo de Cri Cri, aquello que dice; La patita de canasta y con reboso de bolita, va al mercado a comprar todas las cosas del...
Wow¡¡¡ jamás imaginé que hubiese tantos patos y gansos en Azcapotzalco... me encantó la publicación..
ResponderEliminarAz-pato-zalco...Genial!
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