miércoles, 15 de mayo de 2019


AZ PATO ZALCO

Por: Martin Borboa

Hay dos sitios fantásticos para encontrar centenares de estos animales en la alcaldía de Azcapotzalco. Son muy distintos entre sí estos lugares, lo cual enriquece la experiencia, y se puede ir a su encuentro cada día de la semana.
Un poco sobre las diferencias entre estas aves acuáticas, es que la forma del pico del ganso es un poco más corta que la del pato, y la cabeza del ganso puede parecer de perfil algo triangular si se compara con la del pato. El ganso tiene su pareja de por vida, y el pato establece vínculos temporales. Los gansos incuban los huevos ambos sexos, y en los patos solo las hembras. 
En lo que se refiere a Azcapotzalco, los patos pueden andar en grupo o en solitario, pero los gansos se mantienen en conjunto.
Estimo que observar a las aves, y poder convivir con ellas, nos enseña mucho sobre esas especies, y al descubrir las similitudes o diferencias que tenemos con ellas, nos permite apreciar mejor el don de la vida, las peculiaridades de la naturaleza, y hasta reflexionar sobre nosotros mismos.

EN EL PARQUE TEZOZOMOC

Ubicado en terrenos que fueron parte de la Hacienda del Rosario, se inauguró en 1982, y cuenta con 28 hectáreas de extensión. Como se diseñó para representar a escala el antiguo lago de Texcoco en su forma de 1521 así como la orografía correspondiente, el parque tiene una fisonomía única, atractiva, divertida y didáctica. Pero será en otra ocasión cuando aborde lo relacionado a su historia. Esta vez voy directo a la afortunada presencia de estas aves acuáticas llamativas, sensibles y expresivas.

En este parque las hay de diferentes especies, blancas, cafés, negras. Al entrar a la propiedad uno las ve nadando en el lago artificial, caminando en tierra, descansando en la isla, buscando comida entre la vegetación, y alguna hasta se sale del agua para acercarse a la gente que viene comiendo chicharrones. Unos ejemplares son tímidos y otros completamente desinhibidos. Hay zonas donde solo parecen estar tomando el sol o un descanso. Desde cualquier ángulo del lago pueden admirarse. Unos nadan en grupo con elegancia, otros parece preferir la completa soledad.

Mucha gente se acerca al borde del lago a saludar a alguno de los más de cien ejemplares (yo conté 133 el último domingo de abril pasado). Otros prefieren ir al Embarcadero Tezozómoc y alquilar un bote de remos o pedales (los hay para 2 o 4 personas), y adentrarse al lago para verlos desde puntos distintos. En la fachada del edificio anexo al embarcadero, hay varios murales hechos de mosaico, y en ellos se muestran 11 diferentes tipos de patos y 1 garza. En uno de esos murales se plasmó al Pato mexicano, nombre científico Anas platyrhynchos diazi, que es de color pardo con manchas negras en forma de letra “u”. Su pico puede ir del color mostaza al verde olivo.

Al recorrer este parque bordeando el lago, se llega a escuchar con frecuencia el grito de Tarzán. Es el claxon del “Rocatren”, vehículo eléctrico que da constantemente vueltas al circuito interior del lugar. Su estación se ubica junto al embarcadero. La entrada al parque es gratuita, así que no cuesta nada ir a disfrutar de la presencia de más de cien aves que encantadas aceptarán lo que el público lleve para convidarles. Mi amigo Patricio Garibay, (“Pato” Garibay) me comenta que, en cierta ocasión, un viejo trabajador del parque le contó, que hubo un tiempo en que, acercándose las fiestas decembrinas, a algunos malévolos visitantes les dio por robarse los patos para la cena navideña, los capturaban con alguna frazada y los escondían en morrales, por lo que se necesitó redoblar la vigilancia.

Yo recomiendo al visitante buscar entrar por la puerta sur y comprarse ahí una bebida llamada “Murirais” que en un vaso de a litro escarchado de tamarindo, lleva hielo, jugo de naranja, de limón, refresco de toronja y sal. Muy fresco y grande. Muy adecuada para compartir. A una cuadra larga de distancia (aprox 1 km) por la calle de Manuel Salazar, se llega desde este parque al otro sitio donde también hay patos, mencionado a continuación.

EN EL ROSARIO TOWN CENTER

Es un enorme complejo arquitectónico de uso comercial inaugurado en 2012, tiene una población de patos y gansos que supera los cien individuos, siendo gran mayoría los primeros. Viven en un lago artificial que tiene un puente concurrido que permite apreciar muy bien el área y el nado de estas aves. Lo peculiar en este sitio es que desde la entrada por la avenida Aquiles Serdán, en el pasillo principal ya se encuentran patos caminando, sentados o incluso durmiendo. Pueden estar echados junto a las bicicletas, esperando que alguien les arroje comida al salir de los negocios o la gente que descansa en las bancas o en el contorno del puente. Puede uno sentarse a comer una crepa y de repetente ya percibe la llegada de uno o dos patos que esperarán que algo caiga de la mesa o amablemente uno les ofrezca un bocado.

Algunos de ellos son muy pacientes, tranquilos o incluso asustadizos. Pero hay otros que pueden ser demandantes si no continúa uno dándoles de comer luego de un par de convites previos, particularmente los blancos de antifaz rojo carnoso son así. Al menos esa fue mi experiencia en dos ocasiones.

Hay patos en el pasillo desde la entrada por avenida Serdán, en el estacionamiento de bicicletas, afuera de los locales de comida, en la zona de juegos infantiles, sobre el puente, en los caminos que rodean el golfito y hasta la zona de ascenso y descenso de personas que entran en auto por la bahía vial. Aquí conté 104 individuos el último domingo de abril pasado, mismo día que los conté en el parque Tezozómoc. Donde pueden surgir emociones u opiniones encontradas es en la zona donde estas aves se acercan, quizá demasiado, a los carritos del supermercado y a los autos. Se puede ver gente que se preocupa porque no vaya a darse un accidente con estos animales, así como personas que “se hacen pato” y ven con indiferencia como se acerca un animal a la defensa de un auto o taxi detenido al que están subiendo bolsas del mandado. Pero ¿Cuándo arranque ese vehículo? Desde los más pequeños visitantes a esta plaza, hasta los más grandes, pueden disfrutar de la convivencia con estos emplumados personajes que habitan su jardín. Con paso lento y meneado, llegan a meterse incluso hasta la zona de restaurantes en donde hay sillas y una pantalla gigante, casi del tamaño de una sala de cine, estupenda para ver los partidos que ahí sintonizan.

Yo sugiero al visitante llevar pan para compartirlo con los patos y gansos que ahí viven, pues ellos quedarán satisfechos de haber sido alimentados. Especialmente hay dos patos negros que siendo minoría, se nota que sus semejantes no los dejan comer a gusto, pues enseguida los corretean para jalarles las plumas de la nuca, la cual por cierto ya traen muy pelona por dichos castigos.

En general, cuando hay riñas por la comida, los de plumaje negro hayan o no hayan alcanzado alimento, terminan “pagando el pato”. Yo cuando voy, trato de alejar a los patos negros del acoso de los numerosos blancos, e intento que llenen algo la barriga antes de la sesión de maltrato casi asegurada.

En esta plaza comercial está la única sucursal de las Librerías Gandhi que hay en Azcapotzalco. En ella se puede adquirir en diferentes editoriales la selección de cuentos del fantástico danés Hans Christian Andersen, que incluye por supuesto su famoso “Patito Feo”. En esta ocasión lo compré para volverlo a leer. No recordaba que en la historia participan cazadores que dan muerte a más de un par de patos salvajes, y que el patito feo se esconde entre los juncos tratando de salvar su vida mientras dura la balacera.

Solo recordaba el amor de su madre que confiaba que él lograría abrirse camino en la vida, y el luminoso final que tiene el cuento. Ahora buscaré un buen sitio para donar este libro que he terminado de leer. ¿Será a una de las 17 bibliotecas públicas que tiene la alcaldía? ¿Lo dejaré propósito en una banca de la plaza? ¿Propondré que algún día la revista electrónica “la hormiga en línea” haga una trívia entre sus lectores y este libro forme parte de los premios?


SOCIEDAD COOPERATIVA PASCUAL CEDIS VALLEJO

Un pato muy querido en México es el pato Pascual, emblema de una empresa refresquera orgullosamente mexicana. Generaciones hemos crecido con él. Nos ha acompañado en el recreo y en la fiesta de cumpleaños, y ya de mayores, se nos presenta en mi opinión como la oferta más sana dentro del amplio espectro de refrescos que hay en el mercado. Siempre me ha gustado que lo vendan en la Cineteca Nacional. La empresa de bebidas existe desde finales de la década de 1930, inicios de los cuarentas, y en los ochentas, derivado de una huelga, el negocio pasó de ser una empresa privada, a ser una sociedad cooperativa, es decir, propiedad de los trabajadores. Una de sus estrategias es tener centros de distribución a lo largo del país, y uno de ellos está en Avenida Norte 45, No. 601, Esquina Ferrocarriles, colonia Industrial Vallejo. Tiene una simpática ventanita en una esquina donde manejan venta al público, y ahí ofrecen una gran variedad de sus productos, incluso algunos que quizá no son tan conocidos, como el litro de leche Pascual, los cuartitos de leche saborizada, el refresco de cola llamado Mexicola, las aguas de limón mexicano o manzana, además de las muy típicas presentaciones de Boing. El horario de atención actualmente es de lunes a viernes de 7:45 a.m. a 7:45 p.m. En sábado es igual, pero cierran una hora más temprano. Una frase en su fachada alienta al éxito: “Cooperativa Pascual y sus marcas líderes reiteran su confianza en México y su gente, ofreciendo le bebidas con calidad que su paladar merece. ¡Mexicanos si podemos!. “


LA CASA DE LOS PATOS

Así se llama el restaurante ubicado en Avenida Ceylán No. 1115, colonia Industrial Vallejo, casi llegando a Tlalnepantla, donde desde hace 15 años, el entusiasta Chef Lázaro Espinoza, cocina platillos que además de fotogénicos y coloridos (sugiero ver las fotos en su portal de internet), son exquisitos. Lo primero que yo tuve ante mi de sus alimentos fue un consomé de pollo. Al oído suena simple, pero en verdad que su presentación lo lleva a niveles de antojo y disfrute elevados.

Un servidor en medio del Chef Lázaro Espinoza y una de sus asistentas.  

Nunca había probado un consomé tan colorido, abundante, generoso y especial. Continué con la milanesa de pollo acompañada de verduras. Otra sorpresa, la milanesa fue flameada en la mesa y era en verdad tan suave, tanto como las verduras delgadas y cocidas de la guarnición, la cual estaba muy bien aderezada. Mientras me deleitaba vi que en el menú del día había hamburguesas de (hongo) portobello. ¿Dónde más hay algo así en el menú del día? Aquí la pasión del Chef, su buen humor, la atención de su equipo, sumado a la presentación de primera que tiene sus platillos, y el sabor que destaca en cada uno de ellos, en serio que a mí me dio mucho gusto no solo por Azcapotzalco, sino por México. 
Al final, de postre comí una cremosa gelatina de yogurt con salsa de zarzamora, al mejor estilo de una Panna cotta italiana. Y vean aquí una foto de su excelente presentación.



Yo no sabía de este restaurante, pero por buscar en internet el tema: “Patos en Azcapotzalco”, lo encontré, vi las atractivas fotos de sus platillos que hasta mostré a mis compañeros de trabajo, y quise ir a comprobarlo. Pronto regresaré para volver a apapachar mi paladar. Les recomiendo mucho ir a comer a este restaurante y averiguar en persona porque se llama “La casa de los patos”. Su local abre de lunes a sábado.

EL GANSITO MAS FAMOSO Y QUERIDO DE MEXICO

Recordándolo como lo solicita cada vez que habla, y ahora que la crónica se trata de gansos y patos, pues no podía omitir la mención del Gansito, el pastelito que tiene más de 50 años de elaborarse, que tuvo su timbre postal en aquel cincuentenario, y que se sigue haciendo con la misma receta de su origen. Lo único que ha cambiado es que al inicio lo cubrían de trocitos de nuez y luego cambiaron a usar granitos de chocolate. Fuera de eso, misma receta. Es un gusto poder decir que el Gansito se elabora en la planta de Marinela ubicada en la zona de San Pablo Xalpa, alcaldía de Azcapotzalco, para surtir varias regiones del país. La línea de producción del Gansito está robotizada, completamente automatizada, y es en hispanoamérica una de las más grandes que existe, si no es que la más grande. Es muy importante señalar que la empresa que los elabora ofrece visitas guiadas, y créanme, es una experiencia muy interesante para todas las edades. Yo la he vivido. Las medidas de higiene y seguridad son de primer nivel, tal como lo es esta fuerte y dinámica empresa mexicana, que comparte el destino Azcapotzalca cada día.


SE RENTABA ISLA POR DOS PATOS

Nos enseñan que los mexicas llegaron en peregrinación desde Aztlán hasta el valle de México, guiados por su deidad ave Huitzilopochtli. Dicen algunas crónicas que él les pidió buscar un sitio donde un águila posada en un nopal, devorara un animal, y ahí debían asentarse. Vieron dicha señal en una isla que pertenecía al señor de Azcapotzalco, el gran Tezozómoc. Dice la enciclopedia “México a través de los siglos” Tomo II, Capítulo III que: “los mexicas se reconocieron como tributarios desde un principio al señor tepaneca… si bien pintan a los tenochcas alimentándose de yerbas, pececillos y ranas de la laguna, en cuyos cañaverales se ocultaban, también refieren que iban a los pueblos circunvecinos a cambiar su pesca y los patos que cazaban por madera y piedra, con la que fueron aumentando el templo de su dios y el terreno de su isla”.
Vemos entonces que el comercio de patos ayudó a obtener los primeros materiales para levantar su adoratorio y acondicionar viviendas. Estamos hablando del Templo Mayor en Tenochtitlan. Pronto, los mexicas tuvieron un primer gobernante, Acamapichtli, quien entre sus hijos tuvo a Huitzilíhuitl, y dice la misma fuente, pág 73: “quedó pues por segundo rey de los tenochca Huitzilíhuitl, cuyo nombre significa “pluma de colibrí”. “Era joven todavía el nuevo rey y soltero, por lo que los tenochca, a fin de atraer la buena voluntad de Tezozómoc y aliviarse algo del pago de tributos, decidieron enviar una embajada al señor de Azcapotzalco para pedirle una hija que fuese su reina casada con Huitzilíhuitl. Dio por resultado la embajada, el que Tezozómoc le entregase a su hija Ayauhchíhuatl”. “De esta unión nació a su tiempo un niño a quien se nombró Chimalpopoca por el mismo Tezozómoc… que no solo hizo numerosos obsequios a su hija, sino que a ruego de ésta quitó el tributo a los tenochca y solamente les dejó en prueba de sumisión, el deber entregarle dos patos y algunos animales del lago…”.
Así que hubo un tiempo en que nuestros antepasados mexicas pudieron rentar su famosa isla al señor de Azcapotzalco, al costo material de un par de patos y algunos otros animales. Y nos despedimos con musica de fondo de Cri Cri, aquello que dice; La patita de canasta y con reboso de bolita, va al mercado a comprar todas las cosas del...

2 comentarios:

  1. Wow¡¡¡ jamás imaginé que hubiese tantos patos y gansos en Azcapotzalco... me encantó la publicación..

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