miércoles, 5 de febrero de 2020



AZCAPOTZALCO Y LA REVOLUCIÓN MEXICANA

Por: María Elena Solórzano

 Cuando un pueblo no satisface sus necesidades primarias: comida, vestido y techo se convierte en un animalillo herido al que ya no le importa la vida, si va a morir lentamente de hambre, mejor morir de un balazo, es menos doloroso y humillante, las condiciones de los peones que trabajaban en las haciendas eran iguales o peores a la esclavitud, y la libertad era sólo una palabra, la mujer sufría los malos tratos de los patrones y del compañero, siempre fue un secreto a voces que en las haciendas de México existía el derecho de pernada y  consistía en que el patrón pasaba las primeras noches con la desposada, En La panchita dice ...borrachita me voy para la capita, a servirle al patrón que me mando llamar desde ayer...El marido recibía a su mujer con resentimiento, ese es uno de los motivos que dan origen al desprecio del varón por la mujer. “todas son iguales” pues todas han sido violadas.

       No hay un relato directo sobre la vida de los peones en las haciendas de Azcapotzalco, pero no han de haber sido muy diferentes a las del resto del país, aunque aquí por lo menos eran menos crueles.  Martín Oyamburú (descendiente de vascos) afirma, así se lo contaron sus antepasados: en las haciendas había galerones, jacales  donde vivían los peones, y llegó a existir una escuela de primeras letras. Los de Azcapotzalco también se incorporaron al movimiento revolucionario, y cuentan algunas gentes anécdotas sobre estos hechos, como la que platica el señor Ramón Flores León:

“Cierta tarde junto con Trinidad Soriano, sin previsión alguna fuimos a ver el tiroteo que había entre carrancistas y zapatistas allá por el rancho de “La Naranja”, que era propiedad del Lic. Angel Zimbrón. Caminábamos sin advertir el peligro, cerca de la Av. Azcapotzalco, cuando de pronto surgieron cinco o seis jinetes a galope furioso. Cuando los vimos nos paramos; seguramente eran buenos pa’ tirar, nos aventaron de balazos, afortunadamente no nos tocó alguno, porque de pronto nos sentamos sobre un “pollito” (así llamaban a unos asientos de adobe), fuera de la tienda “Estrella del norte” y solamente nos cayó la tierra de la pared. Ellos venían corriendo de sur a norte y nosotros corrimos hacia la casa de Trinidad Soriano, quien vivía a una cuadra de donde estábamos. Ya dentro todavía escuchamos como pasaron echando balazos a diestra y siniestra.
        Ya más tarde nos aventuramos a salir; nos fuimos caminando hasta la cabecera de Azcapotzalco y casi llegando a la casa de don Modesto Paredes, nos salieron cuatro zapatistas que nos dijeron “¿Quién vive?” y Trinidad Soriano replicó “Gente buena, gente buena”. “Vamos a llevarlos con mi general”, exclamaron, y al llegar a unas dos cuadras de donde está la Delegación vieja, frente a la tienda “Del sol” había otros soldados zapatistas que forzaron la puerta a culetazos. En el momento en que violentamente abrieron la puerta tocaba la campanilla del teléfono y contestó el que la hacía de jefe en ese momento, diciendo: “Dígale que aquí estoy en representación de mi general Genovevo de la O (zapatista), con cinco mil hombres esperando a los carrancistas” y aventó la bocina.
        La parroquia estaba abandonada, pues días antes habían entrado los carrancistas hasta dentro de la iglesia con todo y caballos.  Retablo. 

Los relatos sobre la vida que llevaban los peones de las haciendas durante el porfiriato son realmente sobrecogedores, sin embargo aquí en Azcapotzalco, dicen las gentes mayores sobrevivientes a esa época, no fue así, cuentan que las condiciones de los peones no eran tan terribles y que tenían por lo menos su jacal y sus animales y que no eran azotados como en otras partes, no hay  escritos sobre el asunto y pues sólo estos testimonios tenemos como datos de la época.
Los habitantes de Azcapotzalco también se enrolaron en las luchas revolucionarias para luchar por un México mejor, no sabemos cuantos héroes anónimos ofrendaron su vida, los tepanecas siguen luchando porque Azcapotzalco sea próspero, pero ahora con diferentes armas.

En el Diario de la mañana EL PAÍS del jueves 20 de agosto de 1914 aparece la noticia de la llegada de don Venustiano Carranza a la prefectura de Azcapotzalco El 19 DE AGOSTO DE 1914. Se dice que la entrada del Jefe constitucionalista fue triunfal y que el día 21 de agosto a las 8.00 saldría para la ciudad de México. Se le hizo una calurosa recepción al entonces Jefe del Ejército constitucionalista.
Con muchas horas de anticipación la población proveniente de los diferentes barrios de Azcapotzalco esperaba ansiosa la llegada del jefe máximo del movimiento constitucionalista. Con muchas horas de antelación, desde que el sol despuntó en el horizonte empezó a llegar  la gente con el anhelo y la curiosidad de mirar y conocer al Sr. Carranza, en muy poco tiempo la población se arremolinó frente a la Prefectura (hoy Casa de Cultura Azcapotzalco).
       El edificio de la prefectura fue engalanado y se acondicionó para recibir dignamente a tan célebre personaje, el Primer Jefe del Ejército Constitucionalista pernoctaría con toda su comitiva en esa breve estancia en Azcapotzalco.
A las 16:20 la gran multitud que llenaba las calles y los jardines de Azcapotzalco, se volvió a inquietar, pues se corrió la voz que ahora sí, arribaría el Sr. Carranza, que ya se encontraba en las goteras de la población, y que en cuanto descansara unos minutos reanudaría su marcha.
          Después de esa noticia, la espera ya no fue tan larga, al poco rato llegó hasta la plaza, frente a la Parroquia y a la entonces Prefectura. El Sr. Venustiano Carranza desmontó frente a la puerta principal de la Prefectura a las 16:25.
El gentío estalló en las más imponentes ovaciones y vítores que no cesaron en largo rato.
          El señor Venustiano Carranza llegó acompañado de los generales Alberto Cabrera Torres, Rafael Buelna, José Santos Coy y de sus dos ayudantes, el mayor y  el capitán primero Dávila.
         Saludo a la multitud y enseguida desmontó, se acercó mucha gente, querían saludar personalmente al general y   Primer Jefe del movimiento en ese momento triunfador.
        En la calle no cesaban los vítores al Primer Jefe del movimiento, rompiendo con frecuencia la multitud en atronadores aplausos, a gritos pedían que el señor Carranza saliera al balcón (donde ahora el Sr. Jefe delegacional realiza la ceremonia del grito) para ser visto y saludado por las personas que no lograron entrar al edificio. Accediendo a los deseos del gentío, el señor Carranza salió al balcón principal, saludando al pueblo que, delirante contestó con  una ovación sin precedentes.
         En el edificio que ocupaba la Prefectura en Azcapotzalco pernoctó don Venustiano Carranza para hacer al día siguiente su triunfal entrada a la Ciudad de México.
Los enfrentamientos siguieron y ya eran tomadas las poblaciones por los villistas o por los zapatistas. El siguiente artículo así lo muestra.

   El Pueblo. Diario de la mañana. H. Veracruz, martes 3 de agosto de 1915.


ENTRADA DEL GENERAL PABLO GONZÁLEZ A LA URBE CAPITALINA

Villa de Guadalupe a 1º de agosto de 1915.
COMUNICADO:

...Fuerzas del coronel Nuncio y del mayor Márquez pertenecientes también al general Cepeda tomaron hoy Azcapotzalco, persiguiendo al enemigo hasta Tacuba. Estoy esperando las partes de estos jefes para conocer las bajas habidas en este encuentro.
Comunicarme el general Lechuga que en el curso de los combates habidos, ha sido tiroteado desde algunas casas particulares.
Hoy ha quedado establecido aquí en Azcapotzalco el cuartel general, mañana se hará la entrada de todas las fuerzas de México, pero como antes digo, la plaza ya está dominada por nosotros y me honro en ponerla a las órdenes de esa Primera Jefatura.
                                                  El General en Jefe
Los habitantes de Azcapotzalco también se enrolaron en las luchas revolucionarias para luchar por un México mejor, no sabemos cuántos héroes anónimos ofrendaron su vida, los tepanecas siguen luchando porque Azcapotzalco sea próspero, pero ahora con diferentes armas.
                                                  El General en Jefe
Los habitantes de Azcapotzalco también se enrolaron en las luchas revolucionarias para luchar por un México mejor, no sabemos cuántos héroes anónimos ofrendaron su vida, los tepanecas siguen luchando porque Azcapotzalco sea próspero, pero ahora con diferentes armas.


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