Por Martín Borboa
Originalmente en este artículo iba a tratar solamente el
tema de la renovación del camellón de la calzada Camarones, pero a comienzos de
febrero apareció en el horizonte cultural de Azcapotzalco un brillante libro
que ilumina nuestra alcaldía, nuestra historia, y es un excelente fuente de
información. El libro se llama “Memoria
e historia de Santa Apolonia Tezcolco”. Por favor amable lector, haga el
esfuerzo de obtenerlo, de conocerlo, yo lo disfruté y aprendí bastante de él. Cuando terminé de leerlo, enseguida abrí mi
texto en la computadora para enriquecerlo con las valiosas notas que de dicho
libro pude extraer. Una sincera felicitación con admiración a todo el equipo de Investigación que obtuvo tan
notable material, aportando novedades y haciendo propuestas. La compiladora de
la obra es Ana Marisol Reséndiz Pizarro,
a quien desde estas líneas mando un gran aplauso de reconocimiento. Ellos ya
hicieron su esfuerzo, y ahora toca a nosotros aprovecharlo, difundirlo,
valorarlo.
Santa Apolonia
Tezcolco es el nombre de un lugar, que puede ser que a los lectores les
resulte familiar o no. Pero si digo que es donde está la estación del metro Camarones, entonces ya casi todos
dirán que si saben de donde está. Y es que en Azcapotzalco esa estación es un
punto de referencia fundamental.
La calzada y el metro Camarones llevan un nombre ligado a lo
acuático, y el documento sobre Tezcolco ofrece la historia y la explicación al
respecto.
En un texto de la misma compiladora (págs. 13,14), dice que:
“Este asentamiento poblacional que está ubicado en
Azcapotzalco, fue habitado por tepanecas, donde se ubicaba la tesorería de
Huehue Tezozómoc, conocido como Tezozómoc el Viejo”.
“Tezcolco significa –en
el lugar de Tezcatlipoca- el espejo humeante, denominado así por los ojos
de agua que existían en lo que ahora es el metro Camarones hasta Tlacopan hoy
Tacuba…”.
“El significado etimológico de Tezcolco es el siguiente:
“Tez” proviene de tezcatl –espejo de obsidiana-, “col” de colli –encorvado-,
“co” locativo que designa -lugar-“.
“La metáfora del espejo humeante tiene su explicación por la
geografía del lugar, en lo que hoy conocemos como el Eje Tres, había un hermoso
canal… dicho cuerpo de agua se extendía
hasta la calzada Camarones…”.
“Algunos pobladores comentan que el cuerpo de agua se congelaba algunas veces en invierno, y el resto
del año los habitantes del barrio solían lavar
sus ropas en dicho canal usando unas hierbas espumosas que no causaban daño
alguno al cuerpo de agua…”.
“Hablando de los baluartes de Santa Apolonia Tezcolco,
tenemos la capilla de que data del siglo XVI, la cantera utilizada para su
construcción probablemente provenía de
Tenayuca, en mi opinión el material utilizado para la construcción provenía
de un templo dedicado a Tezcatlipoca,
idea que también es compartida por el Arqueólogo Ricardo Pilón”.
El libro contiene interesantes entrevistas a valiosos
vecinos. Por ejemplo el Sr. Daniel Gómez Elizalde (pág. 25) refiere que: “yo me
crié en este barrio de Santa Apolonia Tezcolco, lo recuerdo lleno de zanjas de agua cristalina,
eran llanos grandes, terrenos enmarcados por agua y zanjas de agua transparente
que provenía del Río de los Remedios”.
La Sra. Argelia Malagón Muñóz (pág. 24) dice que: “había un hermoso riachuelo y lo demás
estaba lleno de milpas, el campo del barrio era hermoso pues había muchas
flores rojas, eran amapolas…”.
Y para redondear todo este concepto de abundante agua, la
Sra. María Micaela Pizarro Gómez relata (págs. 21 y 22) que: “este barrio es muy húmedo porque era un lago…
indagando en mis recuerdos evoco a una prima de mi abuelo que era una anciana
cuando yo era niña, a la que le decían Dorita y nos contaba que en el arroyo que pasaba por lo que ahora
es el Eje Tres, en el cual había carpas
y muchos acociles (razón por la que se dio el nombre a la estación del metro
Camarones) fue un lugar en el que la gente participó activamente en la
Revolución… este lugar era un paraíso, con chinampas y milpas”.
El libro que celebramos en ésta ocasión nos permite saber
que de las aguas del Rio de los Remedios, se desprendían las que venían a Santa
Apolonia Tezcolco, que en formas de ojos de agua, de riachuelo, en largas
zanjas que delimitaban terrenos, daban fisonomía fértil y húmeda al entorno,
caudal en el que había fauna como carpas y acociles. A éstos últimos la gente los
identificó con el nombre general de “camarones” por su cierta similitud. Ambos
–camarones y acociles- son crustáceos decápodos.
Este es el origen de la relación entre los camarones y el rumbo.
CAMELLON DE
CALZADA CAMARONES
Desde julio 2019 me he percatado de la remodelación que se hizo
del camellón de esta calzada. Antes del fin de año quedó concluida. Ahora siendo
marzo 2020, veo que diario le dan mantenimiento, pintura o jardinería, lo que
necesite. ¡Uy! cuantos años habrán pasado desde la última vez que le dieron una
manita. No me refiero a colocar fuentes o cubrirlas de mosaicos para que luego
se llenaran de sarro y basura. Hablo de una intervención a fondo como ésta. No
lo recuerdo, y tengo más de 5 décadas viendo este camellón casi diario. Por él
me voy al trabajo y regreso a casa, a veces en carro y otras a pie.
Las omisiones que distingo son botes de basura y botones de
pánico o emergencia. Ignoro si irán a colocar algunos.
Fuera de eso, lo que observo es de muy buen nivel. Muy
disfrutable. El pasto, las rampas para cruzar con facilidad, la pintura del
suelo y su borde perimetral, la construcción de jardineras, bancas, las luces
de colores, y otros detalles, hacen de una caminata por ese camellón una muy
agradable experiencia, la cual no se conseguía antes pues era un camino de
pavimento roto o irregular en varias zonas, contornos indefinidos, y amplias
zonas de pura tierra.
Medí ese camellón iniciando desde el último escalón de la
Casita de la Virgen de Guadalupe que está en las vías, donde Azcapotzalco
limita con la alcaldía Miguel Hidalgo. La Calzada Camarones forma parte del
“Eje 3 norte”, que luego cambia a llamarse “16 de septiembre”, “Manuel Acuña”,
y al final “San Isidro”.
Pero el tramo que se llama propiamente Camarones (iniciando
desde la casita mencionada) se prolonga por 3,015 metros, llegando hasta donde
inicia la Avenida 22 de febrero y hay un Restaurante Potzolcalli, para
continuar una cuadra más (ya sin camellón) hacia adentro del centro de
Azcapotzalco, ya no como calzada sino con dimensiones de calle pequeña, y donde
topa se convierte en la calle “Belisario Domínguez”. Es decir que la Calzada
Camarones termina como calle muy sencilla de una cuadra en su extremo norte.
Desde la Virgen hasta ese punto, son 3,015 metros. Y ¿sabes
donde sería la mitad, es decir, los 1,500 metros aproximadamente? En el mero
cruce de la Glorieta de Camarones. En medio de un camellón y otro, en el
pavimento. Donde alguna vez hubo una glorieta.
Ese inmenso nudo vial al que lo caracterizan 13 bocas
viales, que ahí desembocan o inician, como se quiera ver, incluyendo las de sus
“vueltas inglesas”.
Yendo desde la Virgen hasta el semáforo en el cruce con 22
de Febrero, conté del lado izquierdo722 árboles, y del derecho 645, que dan un
total de 1,367, dividido entre los 3,015 metros de largo que tiene la vialidad,
equivale a que hubiera un árbol cada 2.18 metros.
Además, del lado izquierdo conté 7 grupos de arbustos y del
derecho 9. Así que en números cerrados podría decirse que hay un árbol cada 2
metros, en esos 3 kilómetros.
Esa Calzada que casi en toda su extensión es de 8 carriles,
tiene su gran camellón dispuesto en 14 secciones. Tiene 7 fuentes, 5 puentes
peatonales, 12 letreros de la Ciudad de México invitando a que cuidemos, 11
bancas, 1 grupo de 4 bancas con 2 jardineras (a la altura del Oxxo y la
Farmacia San Pablo), 2 secciones para perros, 98 postes de luz y 79 luces de
colores al nivel del suelo, que turnan su iluminación en verde, azul y rojo.
Muy agradable la grava planchada rojiza, en casi todos esos
3 kilómetros. Lo son igualmente la enorme cantidad de lirios y agapandos que se
han sembrado a lo largo de su recorrido. Muy formaditos, lindos de ver,
especialmente cuando han floreado.
Las bancas, las jardineras y las secciones de mascotas son
una novedad.
Ahora que es un placer caminar por su vereda, lo hice
tomando un café, y pude distinguir sin prisa la enorme variedad de negocios y
giros que asoman su puerta a esta calzada, que se combinan con el mobiliario
urbano:
Hay bancos, farmacias (algunas con consultorio), tiendas de
conveniencia, fuentes, puentes peatonales, bancas, panaderías, iglesias,
veterinarias, laboratorios, escuelas, empresas, llanteras, mensajerías, clínicas,
cafeterías, oficinas de gobierno, dos bustos tipo monumento, gasolinera, una escultura,
juegos infantiles, áreas de ejercicio con aparatos, restaurantes, funeraria, misceláneas,
negocios de telefonía, venta de toners, venta de mosaicos, bares, hotel, peluquería,
lavandería, salones de fiestas, licorería, pastes, viviendas, lectura de tarot,
estética, rótulos, supermercados, tlapalería y hamburguesas. Para autos hay
pintura, alarmas, talleres, instalación de taxímetros, refacciones, vulcanizadora,
gestoría y reparación de espejos.
Estoy seguro que cada vez habrá más gente disfrutando de
pasear en este camellón, y no dudo que incluso el valor de los predios verá un
impacto positivo.
En una nota del periódico “Diario de México” del 16 de julio
2019, dice que el presupuesto de la ciudad para el programa “Reto Verde” para remodelar
19 camellones era de un total de 248 millones de pesos. Al de Camarones le
destinarían 20 millones, y la autoridad estimó beneficiar con éste a 440 mil
personas. Yo me cuento entre ellas, y al recorrer este camellón he podido
comprobar que muchos aprecian el cambio, así como lo que he escuchado de
amistades y sus padres, quienes ahora con confianza caminan en el muy parejo y
limpio piso de dicho camellón. Ojalá se le siga dando mantenimiento adecuado
como hasta ahora, lo cuidemos, y nos dure así mucho tiempo. Estas líneas las he
publicado a inicio de marzo 2020. Suman ya 9 meses desde julio pasado, de
atestiguar el trabajo que se aplica diariamente a nuestro “camaronero” espacio
urbano.
A inicio del año 2020, para la visita de la Jefa de Gobierno
en que declaró este tramo como “Sendero seguro”, se pintaron varios murales en
paredes y portones de la calzada. Hay bellos rostros de mujeres, deportistas, y
varios solo con motivos animales. Hay tigres, ballena, osos panda, aves… pero
ningún camarón.
METRO GLORIETA
Muchas veces mientras espero en el andén la llegada del
convoy del metro, veo el mapa del Sistema de Transporte Colectivo
Metropolitano, “Metro”, que muestra las estaciones y las líneas por colores, combinadas
con las principales vialidades. Me quedo viendo al punto donde está la Glorieta de Camarones, y veo que está
casi al centro de un gran hueco blanco, ninguna línea está cerca. Las más
próximas son:
Al norte la de Ferrería/Arena Ciudad de México (línea 6)
Al sur es la de Cuitláhuac (línea 2)
Al este la de La Raza (líneas 3 y 5)
Al oeste la de Refinería (línea 7)
Hace mucho alguien me dijo, (pero no se si era broma) que en
un plan futuro, se haría la estación “Glorieta
de Camarones”, porque efectivamente el gran hueco blanco (es decir sin
líneas de Metro) que se ve en el mapa, revela que esa zona está desatendida.
No tengo acceso a los planes futuros del Metro, pero sigo
viendo en esos mapas, el gran polígono blanco sin servicio de Metro que resalta
“casi” con la glorieta como centro. Y subrayo
el –casi-. porque ya chequé y el centro NO es la glorieta. Un día me puse a
medir “más o menos” cuál sería el punto central del cruce entre esas 5 líneas
de metro que rodean esa gran zona de Azcapotzalco:
Al norte línea 6, al sur línea 2, al este línea 3 y 5, y al
oeste línea 7.
El punto fácilmente identificable que sería el cruce “más exacto” en distancia de esas 5
líneas, es donde se ubica la Iglesia de
la Sagrada Familia, en la colonia Ampliación Cosmopolita.
Está a 4 semáforos de la glorieta de Camarones. No es mucho.
Quizá un día veamos una nueva estación llamada “Sagrada Familia”,
“Cosmopolita”, o de plano “Glorieta”. Y
ustedes amables lectores, ¿Qué sitio y nombre pondrían?