DE HORMIGAS ROJAS A AZCAPOTZALCO
Por: Roque Juan Carrasco Aquino
I
Tu nombre lo asigna Quetzalcóatl;
En el inframundo de hormigas rojas;
Sembró maíz para su pueblo náhuatl,
He ahí, tu rostro y piel dignifican
sortijas.
II
Tu suelo es prodiga en cultivos;
Despiertas al alba las cosechas,
Cada flor y fruto están vivos;
Antes de lamentar tu pueblo enseñas.
III
Fuiste fundada por Ixputzal;
Creciste bajo el imperio Tepaneca;
Incitado por Tezozómoc y Maxtla,
Lograste erigir el baluarte marcial.
IV
Tu acueducto significó vida para
Tlatelolco;
Sobre olas de Xancopinca el canal y
remanso;
De leyendas habitaba el espíritu de
Malinche,
Identificándola bajo el ahuehuete
triste.
V
Sollozando siempre por la traición a su
raza;
Hormigas rojas bebían lágrimas raras;
Para no envilecer el lago y navegar
diáfano,
Azcapotzalco, Tacuba y Tenochtitlán en
camino.
VI
Eres tierra fértil, creas riqueza en tu
suelo;
Caminan tus siervos al anochecer del
cielo,
Entre cultivos de magueyes y
cempasúchil,
Florecen vidas en botones divinas.
VII
Hoy sigues defendiendo el secreto;
Bajo tus aguas aún brilla discreto;
Ese color amarillo resplandeciente,
Defienden tus guardianes valientes.
IX
Tu legado ha significado escondite;
lugar de resguardo natural sonreíste;
Quetzalcóatl dejó Espacio que anda,
De vigilia al atesorar aquella leyenda.
X
Te admiramos y defenderemos;
Contra avasalladora falsedad combatimos,
De hombres extranjeros lapidarios,
El pueblo se levantará con proletarios.
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