martes, 15 de marzo de 2022

 

LO QUE HE APRENDIDO SOBRE FRAY SEBASTIÁN DE APARICIO

Por Faty Kim Mingi


Esta semana el profe Rogelio nos explicaba en la escuela, acerca de la evolución de ciudades o lugares como cuando un pueblo se desarrolla convirtiéndose en una ciudad, y tomó como ejemplo la plaza comercial llamada “Rosario Town Center”. Se dijo que inició siendo tierra y lo fueron construyendo hasta llegar a ser lo que ahora conocemos.

Fue entonces cuando le dije que antes era la Hacienda del Rosario, me miró y dijo que él no lo sabía porque él es de otro estado de la República.

Ya no comenté nada más, aunque de la Hacienda sabemos que primero se llamó San Nicolás, después Careaga antes de llamarse del Rosario.

Me enteré de eso, escuchando a las personas que hicieron la ponencia del Beato Fray Sebastián de Aparicio, en la Casa de Cultura de Azcapotzalco, en el “padrísimo” salón de los estados, y con los datos que nos dieron durante el novenario en las Comunidades en San Juan Tlilhuaca.

Aprendí que nació en La Gudiña, España el 20 de enero de 1502. Como me sonó raro el nombre lo busqué y leí que está en Galicia.

Bueno pues siguiendo con la vida del Beato, tenía dos hermanas mayores que él. Desde niño aprendió muchos oficios porque ayudaba a sus padres.

Pienso que todos los niños sin darnos cuenta aprendemos viendo a nuestros papás o haciendo las tareas que nos enseñan y después nos piden que las hagamos solos.

Él no solo trabajó con sus padres en la agricultura, la ganadería, como mercader, en la doma de animales y las carretas, también como mayordomo para reunir dinero para cuando se casaran sus hermanas. Este dato también me sorprendió.

Sebastián decidió salir de España e ir a la Nueva España en 1533, solo doce años después de la caída de Tenochtitlán en manos de los españoles.

(La historia es mi materia favorita, es como si me contaran un chisme “vintage”; cuando estoy en la escuela digo “mi momento ha llegado” y empiezo a sumar participaciones. Yo creo que el profe ha de decir: “por favor que ya se vaya a la secundaria”, aunque cuando eso suceda lo voy a extrañar mucho, porque él, la maestra Sandra y el Teacher Tair son los mejores para dar sus clases.

Una compañera dice que cuando tenga novio en lugar de decirle “te amo” le voy a contar todas las clases de historia y geografía.)

Sebastián llegó a Veracruz y de ahí se fue a Puebla, ciudad que para entonces apenas tenía dos años de haberse fundado. En ese lugar hizo el primer arado en estas tierras, que sirve para hacer zanjas y remueve la tierra, para poder sembrar con más facilidad que como lo hacían los indígenas.

Para jalar el arado enseñó a las personas a domar animales.


Cuando se dio cuenta que aquí se continuaba con la pesada y difícil acción de trasladar mercancía o personas -a pie-, decidió hacer carretas, porque de donde él venía ya eran utilizadas, pero aquí no las había.

Así que hizo su empresa de carretas pero iba de la mano que no había caminos apropiados para las carretas y sí, también abrió los caminos. Pero no creas que solo en Puebla, los hizo hasta la Ciudad de México y luego hasta Zacatecas.

Para éste punto ya me parecía una persona muy interesante y no íbamos ni a la mitad de su vida.

Siento que en ese aspecto fue como el controvertido Porfirio Díaz  que trajo  modernidad a México porque de lo que encontraba que en Europa funcionaba, traía las ideas para realizarlas en nuestro país como el tranvía, el primer auto, los globos y aeroplanos, la expansión de las vías férreas, entre otros.

Ambos personajes trajeron nueva tecnología a México, aunque es posible que con diferentes fines, ya que Porfirio Díaz era además por política y negocio con otros países, y Sebastián de Aparicio fue exclusivamente para ayudar a las personas y facilitar el trabajo.

Otra diferencia entre ellos es que Porfirio Díaz estudió en el seminario, después leyes y uno de sus profesores fue Benito Juárez (me imagino la escena dos presidentes viéndose fijamente) más tarde ingresó al ejército. Por su parte, el Beato no sabía leer, ni escribir, así que por eso se identificaba con los indígenas.

También me llama la atención, que Sebastián llegó aquí a los dos años de las Apariciones de la Virgen de Guadalupe que sucedieron en 1531. Pienso que debió enterarse de este suceso, ya que vivió en la misma época de San Juan Diego, (quien murió en 1548).

Nuestro Sebastián luego adquirió no solo la Hacienda del Rosario, aquí en Azcapotzalco, sino dos haciendas más, donde también enseñó los distintos oficios a los indígenas, como si fuera una escuela.

En ese tiempo los hacendados tenían esclavos, el solo tenía uno y lo trataba como hijo, así que cuando le dio la libertad el decidió quedarse con el Beato. Nos contaron que no le gustaba como los otros españoles trataban a los pobladores indígenas y él decidió respetarlos y tratarlos bien, además que el integró la cruz y otros elementos a  la ofrenda del día de muertos para que quedara como la conocemos actualmente.

Y viene el mejor chismecito: ¡Se casó! Y no solo una vez, sino dos veces. Una de sus esposas tenía 15 años y el más de 60, ¡Uf! Eso sigue sucediendo en la actualidad en algunos lugares de nuestro país y es algo que no debiera permitirse, aunque él lo que único quería era que lo cuidaran porque pensó que moriría pronto. Eso no fue así porque quienes murieron fueron ellas. Una por enfermedad y otra en un accidente.

A los 72 años decide entrar al Monasterio con los franciscanos y es cuando regaló parte de sus bienes a los indígenas, y el resto a las monjas Clarisas para iniciar su vida religiosa como limosnero, recolector y hacer lo que le pidieran en los conventos.

Ahí se dio que cuenta que necesitaba trasladar las donaciones que obtenía de las personas y ¿Qué crees? Volvió a hacer carretas y caminos.

Vivió hasta los 98 años, murió el 25 de febrero del año 1600, pero la historia no acaba ahí. En dos ocasiones abrieron su tumba y se dieron cuenta que su cuerpo estaba incorrupto, es decir, que parecía que estaba dormido y además olía a rosas, entonces lo sacaron de su sepultura y actualmente su cuerpo se encuentra dentro de una urna con paredes de cristal, en una capilla en el Templo de las cinco llagas de San Francisco, en Puebla.

Es Beato por el amor y la ayuda que le dio las personas y porque con su intercesión, se han logrado muchos milagros, que por cierto, ya realizaba Dios a través de él desde que estaba vivo.

En la tienda de artículos religiosos en el templo poblano, puedes ver que hay bellos cuadros hechos con los “milagros” (medallas metálicas) que las personas le llevan en agradecimiento.

El 23 de febrero pasado fui a Puebla, a la Parroquia donde se encuentra el cuerpo del Beato Fray Sebastián de Aparicio, previo al festejo de su fiesta (25 de febrero). Fue una hermosísima experiencia porque además de conocer el lugar y el cuerpo del que tanto escuché hablar, pude cantar y tocar el tricórdio frente al Beato en compañía del Coro al que pertenezco.

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