RECORDANDO A DON OCTAVIO
Por Joel Luna Mendoza
Era una tarde de
bohemios haya por la cafetería hostal ‘’Tezcolco’’ del barrio de Santa Apolonia,
en el mes de febrero del presente año,
donde departían alegremente: doña Sandra, doña Marisol Reséndiz, don Martín
Borboa, don Antonio molinero, don José Carbajal y el que aquí describe esta
narrativa.
En
un momento don Martín pidió que trazáramos algunas líneas para publicarlas en
la afamada y medieval publicación de pergamino llamada: ‘’La Hormiga en Línea’’,
sobre la vida del ilustre don Octavio Romero Arzate.
Pues bien, hice memoria y recordé que supe por primera vez de don Octavio por un compañero del colegio de ciencia y humanidades, haya por el año de 1989, que trabajaba llevando misivas del servicio postal por los barrios de la demarcación de Azcapotzalco. Él me interrogo, y dijo que si conocía a Octavio, y ¿Quién es él? pregunte por respuesta, a lo que contestó, es una persona que tiene el don y la facultad especial de encontrar piezas arqueológicas sin tener estudios académicos y, además, añadió, tiene en su casa un museo donde exhibe sus piezas, ¿pero, dónde vive? pregunte, por la antiquísima calzada de camarones, me dijo, en la cerrada de tula de la colonia Santa María Malinalco.
Sus comentarios me interesaron y me sorprendieron un poco, cuando le pregunte lo siguiente, y ¿ya lo visitaste?, y ¿ya platicaste con él? y el muy… sonso me dijo, ¡no! pasaron uno o dos años más y una tarde decidí ir al museo de don Octavio, llegue a la puerta del zaguán, luego a la puerta de la casa-museo las cuales, ambas, estaban abiertas y me presente, él me invito a pasar, yo llevaba mi cámara fotográfica y empecé a recorrer el pequeño museo, vi un cuchillo de obsidiana, mismo con el que se realizaban los rituales de sacrificio, vi figuras de arcilla, pero me detuve en un pequeño plato de barro el cual había sido encontrado por este arqueólogo natural en esta demarcación territorial y le pregunte de que si los mayas habían llegado a Azcapotzalco, ya que el plato tenía inscripciones mayas, a lo que me respondió que sí, continúe en mi interesante visita y llegue a una pieza fantástica que era una calavera de cristal y me dispuse a tomar la primera foto, él me dijo, puede tomar fotos a todas las piezas menos a esta pieza y agrego, buen, esta pieza no es auténtica es una imitación, años después ya en el tercer milenio cuando terminaba la cuenta del calendario maya, se decía que sería el fin del mundo, pero había una leyenda que decía que para evitar ese trágico final se debería juntar a varías calaveras de cristal (creo la cantidad de siete) que había en el mundo para impedir que el mundo colapsara y entonces recordé la pieza que no puede fotografiar.
Termine mi visita y
él me despidió con un saludo como era el acostumbrado en los pueblos
originarios de la cuenca del valle de México
y ese saludo es idéntico al esculpido en la figura central de la piedra
del sol (‘’calendario azteca’’).
Pasaron otros años y allá por el 1998, cuando estaba abierto el museo príncipe ‘’Tlatecatzin’’ en la calle de libertad no. 35 de la colonia del recreo, fue el momento en que visite el lugar, mismo en donde vivía don Octavio, entre y empecé el re- corrido, observe algunas piezas distintas a las que anteriormente había visto y algunas que vi antes ya no estaban en exhibición. En un momento salió don Octavio y le pregunte por los pueblos originarios de Azcapotzalco y el me dio una explicación, seguí mi recorrido por el museo y termine mi visita y lo que puedo comentar de las impresiones que tuve de don Octavio es que era una persona tan diferente, pero al mismo tiempo tan igual a nosotros los que vivimos en Azcapotzalco.
AZCAPOTZALCO, CIUDAD
DE MÉXICO, 21 DE FEBRERO 2022
FOTOGRAFÍAS REALIZADAS POR JOEL LUNA MENDOZA EL DÍA 21 DE FEBRERO DE
2022.
No hay comentarios:
Publicar un comentario