BEATO SEBASTIAN DE APARICIO Y SU SEMEJANZA CON JESUCRISTO. PBRO. HIGINIO VAZQUEZ SANTA ANA.
Por Martín Borboa Gómez (Grupo Formiga)
(Foto: Imagen de cuerpo entero del Beato Fray
Sebastián de Aparicio, en la Parroquia de Tlatelolco).
Me hubiera
gustado más poner una fotografía de una imagen del Beato, que estuviera en la
Catedral de Azcapotzalco, pero aun no se deciden a colocar una.
Hay en
Tlalnepantla, en Tlatelolco, en monasterios y en el centro Histórico de la
Ciudad de México, en Celaya, en Puebla y otros lugares, pero no en la Catedral
de Azcapotzalco, edificio que él en vida visitó, en cuyo atrio enterró a una
esposa cuando el espacio fue cementerio, pero no ha llegado el momento para
colocar una imagen de él en la Catedral, y acrecentar con ello, la Fe y la
devoción a este gran personaje de nuestra historia nacional, de nuestra
comunidad local de Azcapotzalco (fue vecino de aquí alrededor de 20 años) y de
nuestra comunión espiritual católica. No se desea por un culto particular a su
persona, sino como intercesor de nuestras necesidades y agradecimientos hacia
Dios.
Ya llegará la ocasión, el momento y la gente que actúe y lo facilite. Y veremos una digna imagen del Beato Fray Sebastián de Aparicio en un punto muy visible dentro de nuestra Catedral.
Es de destacar en
este mes de diciembre, un tema que hay en un capítulo de un libro que vincula
al Beato Fray Sebastián de Aparicio, con el Hijo de Dios hecho hombre, que
vivió entre nosotros, y que entre infinidad de lecciones, nos enseñó a actuar
según Él lo hizo, dando Él su ejemplo, para tratar de imitarlo.
En ese sentido,
el capítulo “Semejanza con Jesucristo,
de nuestro Beato Sebastián de Aparicio”, del libro “Vida del Beato Sebastián de Aparicio”, México, 1950, del Pbro. Prof. y Br. don Higinio Vázquez Santa
Ana, habla brevemente de aspectos muy importantes en donde el Beato destaca
muy positivamente, tratando de acercarse a las recomendaciones de su Salvador.
El texto de ese
capítulo dice así:
“La ley de la estabilidad del legislador Supremo
es ya enunciada clara y terminantemente en la voz autorizada de San Pablo
Apóstol de las gentes: “Aquel que por Dios ha sido electo, ha querido que sea a
la imagen de su Hijo”.
La semejanza con Jesucristo es la condición más
indispensable, es el signo más evidente de la Santidad de un individuo y de la
elección al a Gloria del cielo.
Cuanto más pronunciada sea esta semejanza con
Jesucristo tanto más grande será la Santidad, tanto más evidente la
predestinación a la Gloria”.
Y a continuación dice la clave de su afirmación.
Señala características en el actuar de Jesucristo, que son identificables de
forma notable en Fray Sebastián, principalmente en tres puntos:
-
La humildad
-
La obediencia
-
La caridad
“Tres virtudes son las características, las que
dan fisonomía espiritual de Jesucristo: la humildad, la obediencia y la caridad
que se manifiestan en el sacrificio y la inmolación por le bien de los demás.
Es esta en pocas palabras la vida de Jesucristo,
el ejercicio constante y perenne de estas tres virtudes, pero sobre todo la
caridad, en la caridad verá el alma el admirable compendio de todas las otras.
Ahora bien, miremos bien como estas tres virtudes
resplandecen a maravilla en la vida del Beato Sebastián de Aparicio.
Constantemente ejercitó y se ocupó de su
observancia, en las ocupaciones más viles practicó la heroica obediencia,
anteponiendo siempre generosamente la voluntad de Dios. La voluntad de Dios es
la santificación.
La humildad en el no reconocer límites, la caridad
en él fue ardientísima, de tal manera, que se prodigaba, se daba a todos, para
ejercitar esta virtud sublime.
Al pobre, al enfermo, al desvalido, lo buscó
siempre para impartirle consuelo, a semejanza de su divino modelo Jesucristo.
No es tan fácil imaginarse una vida más semejante
a la vida del Supremo modelo de los predestinados, Jesucristo”.
Para quien conoce algo de la vida de Fray Sebastián de Aparicio, sabrá identificar los notables ejemplos de humildad, obediencia y caridad que hubo en su vida por decisión propia.
Y para quien
apenas se acerca a conocer la vida de este
Beato que merece ser nombrado Santo, sirva esto de invitación a profundizar
en su conocimiento, y sorprenderse de lo mucho que este hombre pudo hacer en
tanto beneficio de tantas personas, y cuyas ventajas seguimos aprovechando y
disfrutando hasta nuestros días, y ni más ni menos que en Azcapotzalco mismo.
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