LA LLORONA DEAMBULA POR AZCAPOTZALCO CENTRO
Por
José Carbajal Cortes, Cronista de Azcapotzalco.
Cuentan que, en diversas calles y sitios de
Azcapotzalco, se aparece una mujer de blanco y cuya apariencia dicen se parece
a la que se encuentra plasmada en el mural de la Casa de Cultura de
Azcapotzalco pintada por Arturo García Bustos de una dama de blanco al pie de
la escalinata, que se dice es la llorona y que también es llamada o conocida en
Azcapotzalco como “la Malinalli”.
En
la Biblioteca Morelos y en Acalotenco.
Ubiquémonos en Villa Azcapotzalco o Azcapotzalco
Centro, lugar donde inician estos relatos y sucedidos de la leyenda de la mujer
de blanco que las generaciones con el paso del tiempo han identificado como la
Llorona. Me cuentan los guardias que cuidan la Biblioteca Pública “José
María Morelos y Pavón” en Azcapotzalco Centro, fueron testigos de lo que
afirman era la llorona, ya que dos de ellos haciendo turnos en su guardia, dicen
haberla escuchado a altas horas en la calma de la noche.
Narran los guardias que a mediados del mes de
marzo de 2019 pasando las dos de la mañana se escuchaba que, a un costado de
esta biblioteca pública, en el jardín Morelos situado a un
costado de la Biblioteca y sobre la calle de Jerusalén, uno de
ellos empezó a escuchar a una mujer que sollozaba, que gemía, con un lloro que
iba subiendo en intensidad escuchándolo cada vez más fuerte, entonces el
guardia llamando a su compañero, le indica que escuchara ese lloro y al poner más
atención afirman los guardias que al ir pasando esos lloros sobrehumanos por la
calle referida y que se ubica frente a la Alcaldía, los perros aullaban y ladraban y
que corría al paso de este fenómeno un fuerte viento que parecía ir con estos
sollozos, así como lo estrepitoso de las hojas revolviéndose por el aire en las
copas de los árboles. Tratando de seguir este lloro por el sonido infrahumano que
escuchaban pasando con el fuerte viento, les pareció escuchar que el lastimero llanto
se alejaba dirigiéndose hacia Acalotenco.
Este fenómeno me narra los guardias, dicen que
es algo frecuente, ya que tienen esa sensación de que “algo” pasa muy seguido,
por el frio y viento que se siente al percibir este hecho, de “alguien” que en
ocasiones pasa sollozando ya que me reafirman que tiene la sensación de que se
va yendo ese sollozo y viento derecho hacia Acalotenco a donde esta aparición
se dirige, donde existía en antaño el embarcadero prehispánico de
Acalotenco en el antiguo Atzcapotzalco.
Así en este camino hacia Acalotenco donde
existía este ancestral embarcadero a la orilla del gran lago de Texcoco que se
extendía hasta estos territorios tepanecas desde hace mucho tiempo, han visto
en esta calle (que ha cubierto la modernidad a aquel antiguo embarcadero del
que ya no quedan rastros ni vestigios sólo queda el nombre) a esta mujer de
blanco convencidos de que es la llorona: una mujer de blanco que va flotando
vaporosa, deslizándose por el aire, siempre al frente desapareciendo en la lejanía
hacia donde se encontraba este embarcadero que llevaba al gran lago del antiguo
Valle.
En
la Casa de Cultura.
Cercano a este sitio de la Biblioteca Pública
Morelos, sobre la Avenida Azcapotzalco en su histórica parte céntrica, se
localiza el edificio de la Casa de Cultura de Azcapotzalco, terreno que
formaba parte del Ex-Convento de los Dominicos y cuya construcción data del
siglo XIX, donde comentan también el mismo fenómeno: de una mujer que solloza
con un lloro sobrehumano y dramático, que en ocasiones han escuchado que da un
lamento y se dirige al fondo desapareciendo en donde esta plantado un antiguo árbol
de pirul.
Una de las personas que me ha contado ello es
Juanita Rodríguez, ya que me narró que mientras fue cerrada un breve tiempo por
remodelación la Casa de Cultura por el año de 2018 en el mes de noviembre,
escucharon al interior en los jardines, un sollozo, fuerte y dramático de
“alguien” de una voz de mujer que no pudieron identificar con mucho pesar y que
subía de intensidad, cayeron en cuenta entonces que no era algo normal, sino un
lloro sobrehumano, que hacía dicen “enchinar la piel”, percibiéndose un viento
que movía los árboles y flores del jardín al interior, no queriendo indagar en
ello, no se atrevieron a asomarse, solo se limitaron a escuchar y que el lloro
lastimero pasaba y se iba apagando.
Ese curioso fenómeno se ha dicho se escucha al interior de este recinto de cultura y que se le atribuye a la “dama de blanco”, o “mujer de blanco” cuya aparición, se le ha visto paseando por las escaleras, por los jardines, en la quietud de la noche o de la madrugada, que se dirige hacia el conjunto de árboles y del pirul retorcido que se encuentra al fondo, que ahí se detiene por un instante, para después dicen atravesar el muro y desaparecer hacia lo que es el templo principal de los Apóstoles Felipe y Santiago.
En la Avenida 22 de febrero y hacia Calzada de
Guadalupe.
También cuentan los testimonios y consejas que
en la Avenida 22 de febrero (llamada así en honor a los apóstoles
de la democracia: Francisco I. Madero y José María Pino Suárez) que se ubica al
costado del Centro de Azcapotzalco, ya que es paralela a la Avenida
Azcapotzalco, principia en la Calzada Camarones y termina en lo que es la
Antigua Calzada de Guadalupe, han visto a una mujer de vestido blanco ataviada como
una novia en las madrugadas que se aparece delante de ellos. Son varias las que
atestiguan haberla visto frecuentemente en esta avenida y que, dicha aparición,
se divisa más en el cruce de esta Av. 22 de febrero y de la Antigua
Calzada de Guadalupe, esto en la cercanía del Rancho que llamaban “Las
Pachitas” y que le perteneció a Nicolás Soriano y familia, en donde la
aparición hace acto de presencia flotando con su vestido blanco y un velo que
le cubre el rostro que no deja ver y que cuando la han escuchado con su lamento
cerca de la Iglesia de San Marcos, cuentan que los vecinos que la han escuchado
se santiguan sin tardanza. Y que aquí
en este lugar en lo que era un rancho cercano al centro de Azcapotzalco, sí se
escucha el lamento lastimero de: ¡Ayyyy mis hijitos! ¡mis hijos! ¿dónde están?
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ResponderEliminarSerá la misma mujer en cada caso? En cada avistamiento?
Habrá otros testigos oculares de tan fantasmal fenómeno?
En esta crónica se dan fechas, nombres, ubicaciones exactas, tiene a mi parecer muchas cualidades de reportaje, no roba merito a sus informantes, y eso aumenta el valor del texto y honra la confiabilidad del autor.
Cómo siempre José Carbajal comparte detalles y adjetivos que aumentan las posibilidades de que uno como lector imaginé con más precisión las atmósferas espectrales que describe.
Se antoja que su narración continúe, que indague más sobre testigos y sus experiencias.
El escenario de avistamientos y escalofríos es muy amplio, y casi pediría a José Carbajal una visita guiada en grupo por esos parajes, aumentando el patrimonio sensorial de nuestra alcaldía, y aproximándonos, con su detallada forma de relatar, a las mismas sensaciones de aquellos que tuvieron aquellas experiencias.
Imagino un grupo atento a Carbajal, con velas en mano, con los oídos y ojos bien abiertos, aprendiendo, valorando, y en este caso, temblando y viendo sugerentes sombras a su alrededor.
José Carbajal comparte esta interesante crónica. Y gracias a su estilo nos transmitió auténticas sensaciones. Ojalá se diera tiempo cada mes, de aportar más piezas como está a nuestra cultura local. Felicitaciones. Martín Borboa
Gran reportaje, muy exhaustivo maestro Carbajal.
ResponderEliminarGracias Borboa, gracias Garibay, así como este relato o relatos que se nos antoja de leyenda, indagamos más sobre otras historias de leyendas por Azcapotzalco y continuaremos con la llorona y su paso por Azcapotzalco en lo futuro.
ResponderEliminarSaludos.