ENTREGA DE
RECONOCIMIENTOS AL MERITO CULTURAL JUNIO 2021
En la segunda
mitad del mes de mayo 2021, al correr las campañas electorales de todo el país,
en Azcapotzalco se presentó la oportunidad de que los Cronistas y Narradores, y
otras personas del ámbito cultural, tuvieran una reunión con algunos candidatos a algún cargo público.
Dicha reunión se
llevó a cabo el día 2 de junio en el Jardín Hidalgo.
Hubo oportunidad
de plantear puntos interesantes acerca de que podría beneficiar al grupo
participante desde la autoridad local, y las candidatas se llevaron anotaciones
de todas esas ideas y preocupaciones plantadas, de modo que se llevaban la
tarea de analizar y explorar que acciones podrían realizar en caso de ganar.
De las ideas
expuestas a las candidatas, hubo una petición a la que se le vio posibilidades
de atender, incluso antes de las elecciones, es decir, ganaran o no ganaran la
elección. Dicha petición era el que la comunidad cultural y artística no tenía
una mención, un reconocimiento ni una forma de presentarse con cierta
representatividad oficial. Se puso el ejemplo de que cuando un cronista o una
narradora van a un pueblo o barrio de Azcapotzalco, con el objetivo de
entrevistar vecinos, documentar una investigación, tratar de armar un relato,
verificar información, etc, pues no posee ningún tipo de credencial o documento
que así lo señale, situación que se ha prestado a escenas difíciles e
incomodas.
Las candidatas identificaron esta petición como posible de solucionar, y así lo comunicaron a quien funge como enlace con los Cronistas, narradores y participantes del ámbito cultural, que son Tere Legorreta y la secretaria de la "Sociedad de Cronistas y Narradores" Ana Marisol Reséndiz Pizarro .
La
retroalimentación fluyó y se fue dando forma al proyecto de otorgar un
reconocimiento a todo el gremio de Azcapotzalco activo en esas actividades
mencionadas. Es importante decir que al tiempo que las mentes iban aterrizando
la posibilidad de llevarlo a cabo, también el tiempo límite para cerrar
campañas se acercaba a su fin.
Guadalupe Delgado hija de Don David Delgado con Marisol Reséndiz y Gustavo Aquino Domínguez
Era necesario que
por un lado las candidatas organizaran sus agendas, planes y recursos, así como
que la población a la que iría orientada este esfuerzo, fuera siendo informada,
avisada, y convocada. Pero todo era partir de cero. Así que había que exponer a
contactos y conocidos del gremio la idea, preguntar a quien postulaban, y en
ese proceso, es natural que pasara tiempo. Ya era la penúltima semana de mayo
cuando por teléfono, mensajes y redes sociales, fue pasando esta información, y
se fueron obteniendo respuestas.
En México en estos
días, estos siete días, se juntaban muchos factores significativos, cada uno en
diferentes ámbitos. Cuatro de ellos dan a entender que la gente estaba avocada
en distintas ocupaciones, además de las habituales. 1) Las vacunas contra el
SARS CoV2 (Covid 19) seguían aplicándose, unos ya tenían sus dos dosis, otros
estaban justo en la semana en que les tocaba ir a recibir la primera, y
emocionaba que el semáforo sanitario iba siendo cada vez más positivo según la
región. 2) las elecciones ya en puerta para el 7 de junio, obligan a un final
de campañas para dar lugar a un breve periodo de reflexión y permitir que el
electorado evalúe la tendencia de su voto, y en este caso el ultimo día para
permitir reuniones de proselitismo y de abierto contenido político con
desplegado de banderas y logotipos, era el 2 de junio. 3) El semáforo sanitario
que poco a poco pasó de naranja a amarillo, y ya rozaba al verde, fue
permitiendo actividades y aforos más holgados que cuando inició la pandemia,
así que ya las agendas y acciones cotidianas de las personas, se veían más
abultadas y diversas, y comenzaba a complicar acordar fechas, o incluso
asegurar participaciones. 4) Tras 23 años de sequía, el equipo Cruz Azul ganó
el máximo campeonato de futbol nacional, y aunque dicen que el deporte es lo más
importante de lo menos importante, no puede negarse que justamente este triunfo
tuvo un impacto emocional en muchas personas, tanto para inclinar la balanza
hacia la parte social que se reúne a ver partidos, la parte restaurantera que
ofrece la transmisión en sus instalaciones, y el relajamiento de medidas
sanitarias que aunque no es deseable que ocurra, no podemos negar que así fue.
5) un día después de las elecciones, iniciaría la asistencia a clases
presenciales optativa, es decir, las familias podían decidir si continuar las
clases de sus hijos vía digital o reanudar las rutinas previas a la pandemia de
llevarlos a clases a la escuela en persona. Todo regreso a clases mueve las
rutinas de las familias, y si se trata de un regreso después de un año de ausencia
presencial, pues dicho movimiento tiene impacto más profundo.
Estas cinco situaciones se dieron o darían a la vez en un periodo de una semana, y en ella se pretendía armar el evento para entregar reconocimientos al gremio cultural de Azcapotzalco, sin que hubiera estado en la agenda de nadie apenas una semana antes.
La decisión de
llevarlo a cabo tuvo una gigantesca fuente de entusiasmo, ánimo e ideas. Era
claro que de hacerse, el evento iba a tener bastante de espontáneo, lo cual
sacrifica organización, difusión y orden. No hay como negar que esas
importantes carencias se contemplaron y se asumieron. Aun así continuaba siendo
más elevado el objetivo de entregar esos reconocimientos antes que detenerse
por no alcanzar a asegurar la mejor forma, el mejor sitio, el mejor fondo, la
mejor hora del día, etc.
Se estaban
juntado los factores necesarios para satisfacer una petición gremial, pendiente
de atención por décadas: -obtener un reconocimiento que identifique al receptor
como participante cultural-, pero en un momento local y nacional agitado,
nervioso, con euforia deportiva, con roce político, con reducción de medidas
estrictas por el avance en el semáforo sanitario, con prisa por volver al
supermercado y preparar el regreso a clases, entre muchas otras cosas.
Había dos cosas
seguras: se haría el mejor esfuerzo espontáneo, y muchas cosas podían salir mal
por hacerlo aprisa, con poca comunicación entre los involucrados y apostando a
que los obstáculos serían pocos sin ninguna garantía. Era más el entusiasmo que
la certeza. Y aun así, poniendo en juego todo lo que ello implica, se prefirió
avanzar en alcanzar el objetivo, que era una petición gremial.
No es momento de
aplicar citas de autores europeos exigentes con la formalidad. Más bien era
momento de reforzarse con ideas como que los hechos hablaran por los que se
esforzaron, y que el fin justifica el medio. Se podrá criticar la forma y la
manera, pero el objetivo sería alcanzado, y se alcanzó.
Siendo las 4 de
la tarde, del 2 de junio de 2021, último día de campañas electorales, casi cien
personas de forma libre, gratuita, sabiendo que la convocatoria era hecha por
dos partidos políticos aliados, sin recibir alimento ni agua, sin pedirle a
nadie su voto ni su credencial de elector, comenzaba el evento.
Algo así empieza
por la llegada de sus participantes, el inicial uso del micrófono, el aviso de
una primera, segunda o tercer llamada, la instalación de las mesas, sillas y
otros elementos que se fueran a usar. A las cuatro de la tarde ya sucedían
estas cosas, y conforme pasó el tiempo se fueron sumando elementos. Los
invitados seguían llegando, se comenzó una lectura, se continuaban instalando
desplegados o acomodando banderas, se fue repartiendo material de propaganda de
los partidos participantes, se fueron revisando los diplomas impresos
ordenándolos según se detectaba que iban llegando los invitados. esa es una
descripción fría de lo que estaba sucediendo.
La verdad es que
los asistentes se iban reconociendo, había muchos que no se veían desde que
inició la pandemia, había abrazos pendientes por darse, tanto por el gusto de
verse como por las perdidas familiares sufridas en este largo periodo. Mucha
gente no traía en su mano el reloj verificando si ya eran las cuatro. Mucha
traía el corazón en la mano por la emoción de por fin volver al Jardín Hidalgo,
por fin ver a sus amistades, por fin poder dar un pésame que antes solo fue
telefónico, y mucha gente que había dejado esa tarde a un familiar en su casa y
que requiere compañía.
Había demasiada
tela de donde cortar si el propósito fuera encontrar fallas o puntos
mejorables. Si uno conoce la parte del Jardín Hidalgo que está frente al
monumento a Hidalgo, el tramo que va del Super Soya hacia donde se ubican los
boleros, pues sabrá que es el paso de casi todos los que van y vienen por el
centro de la alcaldía. Es el lado de la avenida por donde más transeúntes pasan
pues hay bancas, negocios, comida y se interna uno hacia el jardín. La acera de
enfrente solo es una larga barda atrial. Sumemos que en el kiosco del mismo
jardín otro partido tenía todo armado para su cierre de campaña. Era un evento
más de esos que si son agendados, porque se replican muchas veces: música,
bailarinas, entretenimiento, banderines, camisetas, y motivación constante para
el aplauso. Subrayo que en ese no se estaba atendiendo ninguna petición
ciudadana, ni haciendo homenaje a ningún artista local fallecido. Era un cierre
de campaña normal, con buen equipo de sonido, artistas contratados y tablas
para armar ambiente.
El de la entrega
de reconocimientos, tenía su mejor tesoro, en la cantidad de corazones,
entusiasmos y sonrisas que se reunían. Por lo menos a tres destacados
personajes de la cultura en Azcapotzalco se les deseaba rendir homenaje póstumo:
Rafael Hernández Barba, Don David Delgado Jiménez, Antonio Urdapilleta, y así
se hizo. Hubo familiares de algunos de ellos que asistieron a recibir el
reconocimiento y a decir unas palabras. El momento y el lugar fueron los menos
propicios para guardar un minuto de silencio. La colectividad presente
manifestó su cariño a los fallecidos en forma de un minuto de aplausos, y esos
aplausos rebasaron el minuto, me consta pues tuve el cronometro en mano, ya que
a petición de la candidata Silvia alguien debía contar el tiempo, y yo estaba
justo frente a ella cuando lo pidió.
Las personas que
iban a recibir reconocimiento fueron siendo llamadas una por una, y si no
estaba se preguntaba si algún familiar, y si tampoco estaba, se preguntaba si
alguien cercano podía recibirlo. Como fuera, no faltaba el aplauso, porque el
gusto de participar en ese evento, ver tantas caras sonrientes, tanta gente
usando su celular para tomar la foto, la emoción de que quizá el próximo que
nombren sea por fin yo, etc, muchas cosas lindas armaron un buen ambiente, a
pesar de las carencias, omisiones, y larga lista de imperfecciones que podrían
señalarse, y que no tendrían caso ocultar, callar ni minimizar en un texto.
Esas
imperfecciones si fueron minimizadas por las emociones de muchos de los
asistentes. No se veían caras largas ni rostros amargados. Era imposible, pues
la asistencia fue libre, sin paredes ni cintas que fungieran como límites o
accesos al evento. Todo lo contrario, hubo gente que se atravesó entre los
ponentes y los asistentes, por ejemplo cuando llegaron utileros con equipo y material de propaganda del partido
que cerraba campaña en el kiosco, se pasaron de la banqueta exterior del jardín
hacia el kiosco, justo para pasar al lado del monumento a Hidalgo, que de
alguna forma enmarcaba nuestro evento. En su paso, algunos de esos utileros
repartieron bolsas de su partido. Otros se quedaron un ratito a ver cómo íbamos
nosotros, de que se trataba. Y así podríamos decir que mirones llegaron varios,
a todo lo largo de las más de dos horas y media que duró el evento.
Sin música de
fondo, y compitiendo con una niña que lloraba en la primera fila porque no se
quería limpiar la mano, una excelente cantante dedicó al público una canción de
“Chava” Flores. El público entusiasmado aplaudió y pidió “otra”. Ella nos dio gusto,
y se me ocurrió voltear a ver los rostros de la gente. Que contentos se veían. Fue
un evento de notorio corte político, dedicado a la gente del ámbito cultural,
pero yo no distinguí militantes ni profesionistas, puedo decir que era una
reunión de buenos ánimos, de optimismo, de gusto, de buenas intenciones, y de
reconocimientos merecidos.
Ya sabemos que el
tema ameritaba un mejor recito, una mejor plan, una optima organización. ¿Pero
sin la autoridad no había decidido hacerlo y es quien autoriza o no el uso de
esos recintos, quien tiene los recursos y dispone calendarios de actividades?
Claro que si la
iniciativa hubiera sido de la autoridad, otro gallo hubiera cantado. Pero
cuando se da la oportunidad de ir por el objetivo, sin pasar encima de nadie,
sin lastimar ni faltar el respeto a nadie, sin pedirle un peso a nadie, sin
pedir su voto ni su credencial a nadie, y en pocas palabras, cuando de la
manera más limpia se puede armar una reunión y repartir los diplomas, pues a
darle. Las oportunidades se pintan calvas, las tomas o se van (no tienen pelo
del cual sujetarlas).
Montados en esas
breves verdades, carentes de suficiente organización, apostando a la alegría y
el contento del público asistente, que siempre supo que era convocados por
partidos políticos, aun contra cualquier pronóstico, el evento salió adelante.
Diría que el buen
ánimo subsanó las carencias. Ese sería un posible balance, además de subrayar
que se alcanzó el objetivo.
Obstáculos fueron
varios, y con escasa planeación, sin plan B para maniobrar, con un evento a un
lado que tenía un mejor equipo de sonido, sin techo ni toldo ni carpa para
protegernos, lógico que cuando llegó la lluvia, no había manera de apostar a un
premio de logística ni de soñar con la aprobación unánime.
Sin embargo,
seguían las sonrisas, la gente se tomaba foto con su diploma y quien se lo
había entregado, muchos que ya tenían su reconocimiento en mano continuaban
ahí, escuchando, aplaudiendo. Es verdad
que cuando inició la lluvia para muchos fue buena idea retirarse. Yo mismo me
alejé cuando eso ocurrió. Y cuando estaba en la acera de la Casa de cultura me
detuve, me di cuenta que un par de personas a quien había invitado no habían
ido, y sentí mi responsabilidad solicitar sus diplomas para entregárselos
posteriormente. En ese regreso me di cuenta que mucha gente aun seguía ahí. Me
metí al centro de la reunión y pregunté a la convocante que cargaba los
diplomas, y seguía repartiéndolos, si deseaba que la cubriera con mi paraguas.
De inmediato me contestó: “No gracias, mejor cubre la urna”.
Una de las
candidatas quedó viuda durante la actual pandemia y llevó la urna de su esposo.
A él cubrí durante el lapso de lluvia, que no fue muy largo, aproximadamente
unos quince minutos.
Para entonces ya
había llegado la otra candidata, y ella tomó el relevo de vocear los nombres
que iban apareciendo en los diplomas, los entregaba, y casi todos posando con
el receptor para la foto.
Siendo un evento
libre, llegaba el que quería, se retiraba el que así lo deseaba, nuevos asistentes
se incluían y otros eligieron continuar su encuentro en algún café o
restaurante cercano.
El evento sirvió
para muchas cosas, además de para entregar reconocimientos y difundir la imagen
de los partidos convocantes. Los abrazos, las sonrisas, los aplausos, las
fotos, las porras, los homenajes póstumos, todo eso nos lo llevamos puesto.
Muchos llegando a casa mostraron su diploma, otros ya desde el jardín lo
compartieron con su gente vía foto del celular. La alegría y el buen ánimo se
contagió hacia esos familiares o amigos de los beneficiados. Y claro que quien
tuvo observaciones y juicios críticos sobre el evento, también llegó a su casa
a comunicarlo. Y eso se agradece. La crítica es un tributo de tiempo y acto
mental que dedica el que juzga al juzgado, y se debe aprovechar y recibir. Así
tiene sentido haberse arriesgado y hecho el esfuerzo, y las observaciones serán
la guía para la próxima ocasión. Y para no recibir critica, la receta es no
hacer nada. Hechos, la prueba de haber hecho algo es que te hayan criticado por
haberlo hecho. La palabra clave es esa: Hechos.
Y claro, mucho antes
que la crítica, lo deseable es que si creo que el evento está decaído y mal
armado, me acerque como invitado y exprese un sincero y fraternal “¿En qué te
ayudo camarada?”.
Porque no fue la
autoridad quien lo ejecutó, ni fue la alcaldía quien lo programó, lo hicieron
principalmente ciudadanas fuera de la nómina gubernamental, en pocas palabras,
vecinas de Azcapotzalco, y en un tiempo de siete días partiendo de cero. Ese mérito
de haberlo sacado adelante con tantas caritas felices y corazones satisfechos
en tan cortísimo tiempo, sin pasar encima de nadie, es un acto limpio, y si se
alcanzó el objetivo fue un éxito, un éxito limpio.
No hay forma de
negar que este escrito fue elaborado con mucha simpatía y satisfacción por lo
vivido el 2 de junio de 2021 en el Jardín Hidalgo, por lo que es bastante
subjetivo y peca de tener enorme simpatía por las caras felices que vi en
niños, jóvenes, adultos, y adultos mayores que recibieron su diploma, y por los
conmovidos rostros de quienes recibieron el diploma póstumo de su familiar
fallecido.
Todos los errores
aquí contenidos cúlpese al embriagador gusto de haber visto un objetivo
alcanzado. Durante la noche de ese día 2 de junio, y al día siguiente, continué
verificando si esa alegría permanecía en mis contactos, y en su gran mayoría no
pudieron esconderla.
No debemos echar
en saco roto cada observación y critica que este evento obtuvo, pues habrá sido
merecida cuando el afán es nuestra mejora. Favor que se hace al que arriesgó. Y
en una próxima ocasión se debe mostrar que se aprendió. Se antoja bastante ver
qué ocurre cuando pasen las elecciones, quizá las candidatas hayan ganado y
ocupen los cargos que buscaban, y siendo autoridades, den o no seguimiento a lo
sembrado aquella tarde del 2 de junio. Y en eso quiere decir abrir puertas
físicas al desarrollo de las actividades, abrir carteras públicas para
solventar gastos de esas expresiones, y facilitar la ejecución de las
creaciones, de las manifestaciones culturales, sin dictar la agenda, sino
formándola con los ciudadanos, como bien lo señala un pensador de Azcapotzalco
en su opinión.
Bravo por las
compañeras convocantes, bravo por los beneficiados, bravo por la atención que
cada uno puso a este evento y con buena fe anotó sus reflexiones. Gracias por
aquella tarde en el Jardín Hidalgo. Hoy, un día después, volvió a llover, y con
el recuerdo de lo visto ayer, volví a sonreír de gusto. Y sé que varios hoy
también lo están haciendo, lo han comentado en el chat.
Me siento como wazowski salí en la foto awuau, mas que críticas lo que mas resaltó en esa entrega fue el entusiasmo por vernos después de tanto tiempo, el recibir un reconocimiento para mi fue especial ese día lleno de alegría felicidades a quien hizo esta gran crónica
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