AHUEHUETES, PALMERAS
Y CRISTÓBAL COLÓN.
Por: Patricio Garibay
Ahuehuete del barrio de santa Catarina
No cabe duda que el hermoso y frondoso ahuehuete (Taxodium
mucronatum) últimamente se ha puesto de
moda en la Ciudad de México aunque para los habitantes de Xochimilco y
Azcapotzalco sea parte de su muy común entorno cultural e histórico, cómo es
sabido cuenta la leyenda que estos árboles fueron traídos al Valle de México
por las 7 tribus nahuatlacas provenientes de Chicomóztoc, los tepanecas primer
grupo hegemónico en la zona tenían un especial interés en estos gigantes. En
Azcapotzalco los más emblemáticos y viejos han sido los de la glorietas de San
Juan Tlihuaca y el de la plaza del barrio de Santa Catarina, el primero muerto
hace varios años y el segundo aún goza de cabal salud a pesar de sus 700 años,
pero mantenerlo con vida no ha sido una tarea fácil pues eso solo ha sido posible
gracias a los vecinos del bello barrio de santa Catarina quiénes en el año de
2014 comenzaron a notar que el árbol se comenzaba a secar,
rápidamente se organizaron y llevaron especialistas quiénes con muchísimos
esfuerzos y la ayuda de la comunidad lograron salvar al vetusto árbol. 700 años se dicen fácil pero hace 700 años no
existía ni Tenochtitlan ni la Nueva
España ni mucho menos México.
Proteger el patrimonio histórico de un lugar no es cosa sencilla, hay muchos peligros que conspiran para destruir el escenario donde nuestros antepasados transcurrieron sus vidas, los principales enemigos de nuestra herencia histórica son principalmente tres, por supuesto el inclemente paso del tiempo qué desintegra y corroe la materia, aunque afortunadamente existen hoy importantes avances en las técnicas de restauración, pero para ello es importante que las personas cuenten con la educación apropiada que les permita valorar su patrimonio histórico y la importancia de heredarlo a las futuras generaciones, solo así buscarán y lucharán por defenderlo.
El segundo enemigo es ese capitalismo utilitarista, qué con prosaicos fines económicos es capaz de construir un centro comercial encima de algún vestigio histórico, para muestra de ello ahí está lo ocurrido en la que fuera la antigua Hacienda del Rosario, hoy convertida en el Town Center Rosario.
Antigua Hacienda del Rosario, hoy Town Center Rosario.
Pero el peor de todos estos enemigos de la cultura, de la verdadera cultura y del patrimonio público son los políticos quienes tiránicamente intentan imponer a sus gobernados sus propios prejuicios y sus dogmas. Como ejemplo de todo ello es el actual gobierno de Claudia Sheinbaum quién por sus soberanos ovarios ordenó quitar el histórico monumento a Cristóbal Colón.
Monumento a Cristóbal Colón inaugurado en el año de 1877
Monumento qué durante más de 140 años estuvo en la glorieta del mismo nombre, este monumento además de contar con la efigie del célebre y valeroso navegante tenía además las estatuas bellamente labradas de los frailes qué fueron auténticos padres y maestros de miles de indígenas, esta obra monumental que durante años fue símbolo de la Ciudad de México logró sobrevivir a toda clase de calamidades, sobrevivió a 30 años del régimen de Porfirio Díaz, a la violenta Revolución Mexicana, a la Decena Trágica del año de 1913, sobrevivió al infame maximato callista, sobrevivió a 70 año del PRI, sobrevivió a 2 largos y pesados sexenios del PAN, sobrevivió al terremoto de 1957, al de 1985 y al de 2017, pero no pudo sobrevivir al gobierno depredador neo feminindiginista de la señora Claudia Sheinbaum, y todo con la excusa de quitar un símbolo de un supuesto genocidio que nunca existió más que en la mente de fanáticos que desconocen la historia y de políticos manipuladores que se sirven de ellos, mientras al mismo tiempo en el zócalo se levantó con triplay y mucho dinero la Pirámide del Templo mayor, símbolo de un horror pasado y lamentable.
El Monumento a Cristóbal Colón hizo presencia en el cine de oro mexicano. “México de mis Recuerdos” 1944 y "Platillos Voladores" 1956
Tampoco pudo sobrevivir la tradicional Montaña Rusa que por más de 70 años fue parte esencial del onírico paisaje de Chapultepec, solo falta que digan que fue removida en apoyo a Ucrania, la bobaliconería es cosa común hoy en nuestros gobernantes.
También de manera bobalicona se remplazó una palma de la
Glorieta de la palma por un ahuehuete traído no se sabe por qué desde el remoto
Nuevo León, si, la que durante casi 100 años
fuera conocida como la tradicional Glorieta de la Palma hoy por una
simple ocurrencia de la nueva tecnocracia progresista “la Glorieta de la Palma”
tendrá un “ahuehuete” (el chiste se cuenta solo) mientras que los pobres
Ahuehuetes de Chapultepec y de otros situados en las partes lacustres de la
ciudad se mueren. No faltará quien diga que la decisión de cambiar una palma
por un ahuehuete en “la Glorieta de la Palma” fue una decisión democrática, como si la
historia no nos hubiera demostrado que democráticamente se han cometido toda
clase de estupideces, recordemos que tanto Sócrates como a Jesucristo se les condenó
a muerte muy democráticamente y Hitler llegó al poder súper recontra democráticamente.
Todos estos despropósitos que atentan contra el patrimonio
urbano de la ciudad de México son
realizados con la complicidad de las autoridades culturales y de los cronistas de
postín como la señora Ángeles Gonzales Gamio o Alberto Barranco quienes guardan un silencio indigno por temor a
que las autoridades se mole$ten con ellos. En otros tiempos Salvador
Novo y Carlos Monsiváis ya hubieran protestado por todas esas tropelías
vandálicas, recordemos la vez en que el Monsi criticó duramente cuando se quitó
la estatua ecuestre de Carlos IV del gran escultor Manuel Tolsá y en su lugar
se colocó la horrible y amarillenta escultura de “el caballito” del ”escultor” Sebastián. Era el año de 1992, eran
los tiempos del salinismo y el tratado de libre comercio supuestamente nos
abriría el paso a la modernidad del “primer mundo” y por ello era necesario poner una escultura "enorme y muy moderna" en el corazón de México.
Volviendo a los ahuehuetes.
En la alcaldía de Xochimilco se encuentra el ahuehuete del barrio de San Juan que es mucho más joven que el nuestro del barrio de Santa Catarina pues se calcula que el Xochimilca tiene 496 años, según cuenta la leyenda éste fue plantado por el mismísimo Cuauhtémoc para festejar su alianza en la defensa de Tenochtitlán. También famoso es el ahuehuete del santuario e Chalma donde los peregrinos descansan sus pasos cansados bajo su fresca sombra. Pero más famoso aún es el árbol del Tule ubicado en el estado de Oaxaca y es posiblemente que éste sea el más grande de México y el más viejo, pues se calcula que tiene 2000 años de vida y un peso de aproximado 636 toneladas.
Aunque sin duda el más célebre e histórico de todos es el mortecino ahuehuete que se ubica en la calzada Tacuba, muy cercano a nuestro Azcapotzalco, el llamado árbol de la Noche Triste donde Hernán Cortés lloró por la muerte de muchos españoles y aliados tlaxcaltecas, a propósito de este hecho histórico, siempre se ha considerado como una derrota de Los Conquistadores, lo cierto es que de hecho no lo fue, pues las huestes de Hernán Cortés y sus aliados tlaxcaltecas consiguieron el objetivo que era el de romper el sitio y escapar de Tenochtitlan, y aunque con muchas pérdidas se logró lo que parecía imposible, escapar de ese cautiverio que se había prolongado por meses.
Durante mucho tiempo no han faltado los indigenistas que han pretendido cambiarle de nombre al árbol, reemplazando "árbol de la Noche Triste" por "el árbol de la noche victoriosa", pasan por alto que si finalmente los españoles hubieran sido derrotados México y los mexicanos no existiríamos (tal vez su verdadero deseo es ese, la desaparición de México) lo que habría en el lugar de nuestro querido México en el mejor de los casos, sería un país o varios pequeños países parecidos a la africana Uganda.
Por último es importante mencionar que hace unos meses nuestro colaborador de esta revisa electrónica Martin Borboa con recursos propios se trasladó al estado de Michoacán al saltuario de los ahuehuetes y trajo varios de estos ejemplares para ser plantados en Azcapotzalco, del mismo modo como lo hicieron los antiguos tepanecas. El compañero Borboa donó varios de estos arbolitos a vecinos de los distintos barrios de Azcapotzalco. Esa interesante travesía se puede ver en el siguiente enlace. LA RUTA DEL AHUEHUETE de Michoacán a Azcapotzalco
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