DON DAVID DELGADO JIMENEZ,
CRONISTA DECANO Y
FUNDAMENTAL DE AZCAPOTZALCO
PARTE 3 DE 3
Por Martin
Borboa (Grupo Formiga)
Este texto es
continuación y final de dos anteriores (parte 1 publicada en noviembre 2021, y
parte 2 en julio 2022). Artículo dedicado a mencionar parte de la obra y
acciones de Don David Delgado Jiménez, a favor de su amado Azcapotzalco, que
con su labor, cariño y profesionalismo bien informado, compartía su crónica
alegremente, para deleite de quien lo leía o escuchaba, y para acrecentar
conocimiento de quien se abría a aprovechar sus detalladas charlas o
investigaciones. La historia y la crónica de Azcapotzalco, tienen como pieza
documental fundamental, el trabajo de décadas de tan valioso ciudadano, decano
de la crónica en esta tierra de hormigas y Quetzalcóatl.
6.- TESIS DOCTORAL DE PABLO MOCTEZUMA BARRAGAN “CONSTRUCCION DE IDENTIDADES Y GLOBALIZACION EN AZCAPOTZALCO. AMPLIANDO LAS POSIBILIDADES DEL DISEÑO” (2005)
Sobre la calidad
del trabajo por los numerosos oficios que en Azcapotzalco tenían especialistas,
el Dr. Moctezuma cita a Don David, pág. 106: “Aquí tuvimos una fundición de
campanas en San Miguel Amantla, que fue la primera escuela de artes y oficios
de Tezozómoc, donde también se hicieron las primeras campanas de Catedral”.
Acerca de los
nombres de los barrios, el santo patrono de cada uno, y el apodo a cada gremio,
cita a Don David quien explica, pág. 117: “Los barrios de Azcapotzalco son muy
distintos, tenemos 27 barrios y éstos tenían sus apodos, de acuerdo con las características
de la labor que se realizaban en cada barrio. Hablábamos de San Martín
Xochinahuac donde se sembraba mucha calabacita italiana, les decían los
calabaceros; en Santa María Malinalco, hacían comales de barro y les decían los
coraleros, en Santiago Ahuizotla hacían los trastes de barro, ollas, jarros. Entonces
cada barrio tenía su característica, por lo que hacía su gente. Otro ejemplo,
en los Reyes sembraban mucha alfalfa, les decían los alfalferos, en San Andrés
Tetlama, había muchos charcos y los “sapitos” se reproducían en abundancia, ese
era el apodo o patronímico de ese pueblo, que después con la evangelización de
1524 de los franciscanos, cambiaron los nombres de los barrios y les pusieron
nombres como San Pedro o San Juan. Eran 27 santos en el calendario habitual.
Cuando no hay un santo, hay otro, pero siempre hay fiesta”.
Pablo Moctezuma
resalta la gran valía de los cronistas, y entre ellos destaca, a Don David,
mencionándolo en primer lugar, pág. 128: “La existencia de personalidades –como
los cronistas del lugar– y grupos socio culturales que han venido proponiendo
la conservación de esa memoria colectiva (López Rangel, 2001:245) han mantenido
viva la presencia de los personajes y eventos históricos en Azcapotzalco. Ha
sido notable la actividad de Don David Delgado, la maestra Elena Ogazón y la
familia Muyaes, la maestra María Elena Solórzano, el antropólogo Antonio
Urdapilleta, el ingeniero Rogelio Cuevas, el pintor Antonio Padilla, de
diversos académicos de la UAM-Azcapotzalco, como Teresita Quiroz, en esta tarea”.
Y vuelve a
hacerlo en la pág. 143 cuando menciona un evento del que el mismo Pablo
Moctezuma fue anfitrión como Delegado, además de coordinador y promotor. “En el
año 1999 con el impulso y apoyo de Ángeles González Gamio, Secretaria General
del Consejo de la Crónica de la Ciudad de México se reconoció oficialmente el
Consejo de Cronistas de Azcapotzalco: en el que participan David Delgado,
Antonio Urdapilleta, Maria Elena Solórzano y otros destacados cronistas”.
En la siguiente página, menciona el material impreso que se elaboró con apoyo delegacional, titulado “Plenitud”, que fue una entrevista a Don David Delgado.
Referente a uno
de los riesgos de la alcaldía, Pablo Moctezuma aborda el tema, y lo remata con
una cita de Don David (pág. 165): “El principal riesgo detectado en la zona es
por hundimiento, atribuido a que la zona se encuentra localizada en la zona dos
(de transición) conformada principalmente por arcilla comprensible y a la extracción
de agua a través de pozos profundos lo que acelera el proceso de hundimiento
debido a la pérdida de agua en las arcillas. Este problema se conoce de tiempo,
y afecta principalmente a las Colonias Jardín Azpeitia, UH Pantaco y UH
Cuitláhuac, teniendo como consecuencia la presencia de fracturas, alteraciones
en vías de comunicación y afectación a inmuebles. Alrededor de Pantaco, hay oficialmente
10 pozos de agua, más varios clandestinos (Hernández y Cafaggi, 1999:6). Este
problema es reconocido por muchos habitantes de Azcapotzalco, al respecto el
cronista de Azcapotzalco David Delgado dice:
Tenemos graves
ejemplos de esta problemática en la ciudad, sólo aquí en Azcapotzalco, hay pozos
perforados de más de 500 metros de profundidad, se están acabando el agua del 165 subsuelo, pero no la recuperamos, la
sacamos y sacamos y pronto nos quedaremos sin ella. Habrá que ponerle un fin a
este asunto”.
En la página 202,
Moctezuma cita a Don David como el cronista de Azcapotzalco, y el tema en que
lo hace además, es de gran significado, pues habla del respeto, y ese valor, es
el que Don David inspiraba, y siempre en un tono amigable.
“Todavía hasta el
siglo XX, el respeto y el papel de los ancianos se seguía reconociendo. Dice el
cronista de Azcapotzalco.
Se le otorgaba
poder para sancionar, a la persona más grande de un barrio o de un pueblo; era
un tío, un abuelo o un hombre mayor, era el patriarca, como se le llamaba en esos
pueblos, era muy venerado, no importaban las ideas, no había tanta política, ni
la tan sonada democracia, simplemente el respeto. Para pedir a una muchacha en
matrimonio iban a ver a ese señor, que la mayoría de las veces no era nada de
aquella familia, pero se le pedía el favor de solicitar en nombre de ellos,
como un representante formal de ese pueblo, a la muchacha en cuestión; y eso
era una acción de respeto que se avalaba por medio de esta presencia con la
familia futura, eso era el patriarcado”.
Y bueno, podría continuar extrayendo de esa gran tesis, todo lo que de Don David se cita. Pero para ello mejor dejo el dato en la bibliografía, para que el lector conozca también todo lo que otros cronistas de Azcapotzalco aportaron, y toda la idea propositiva y de investigación hizo quien fuera ya dos veces Jefe de gobierno en Azcapotzalco, Pablo Moctezuma Barragán.
Para concluir,
quiero hacer notar la gran cantidad de temas diversos que Don David podía
expresar de su propia experiencia, entre otros:
un cine bajo el Sanborns, la fábrica de dulces Usher, Los Guardias de
México, la vida a pie, oficios, campana de la catedral, los barrios y sus
fiestas, pozos en el subsuelo , el papel del anciano en la sociedad de
Azcapotzalco, etcétera.
Este número de la
afamada revista, dedicado enteramente a Azcapotzalco, tiene en su texto editorial
al inicio de sus páginas, un mensaje franco y agradecido, en el que se nombran
a las personas que les proporcionaron información. La revista es de una
confección material de primera calidad, sus imágenes, el diseño, el tamaño de
letra, su rigor en contenido, y muchos otros elementos que la conforman, la
hacen un material informativo de primer nivel.
En su texto
editorial, “El ámbito sorpresivo de los
Chintololos”, escrito por Margarita de Orellana (quien fungía en ese
momento como Directora General junto con Alberto Ruy Sánchez Lacy), dice:
“Del centro nos fuimos a la periferia, o más bien
a otro de sus centros neurálgicos: Xochimilco. Ahora vamos a Azcapotzalco,
igual de vital y antiguo. Para muchos será un descubrimiento agradable. En
ambos casos procuramos explorar tanto su historia como aquello que hace única a
cada zona a través de los siglos. Aunque cada tema regional sea tan amplio que
es imposible abarcarlo de forma exhaustiva, podemos siempre mostrar su valor
histórico o cultural y sobre todo estético. Conocer los pueblos y ciudades
antiguos que han sido devorados por nuestra enorme mancha urbana nos hace
entender mejor la complejidad de la ciudad en que vivimos.
Los habitantes de Azcapotzalco tienen un fuerte
sentido de pertenencia. Su historia prehispánica y virreinal es de enorme
riqueza. Y son varios los cronistas e
investigadores que buscan guardad la memoria histórica entre sus pobladores
para darle más sentido a sus vivencias. Entre los estudiosos ejemplares de
Azcapotzalco, están María Elena Solórzano, José Antonio Urdapilleta, David
Delgado, Rangel López, Pablo Moctezuma Barragán, Martina Rodríguez, Estela
Guerra. De todos aprendimos distintos aspectos que le han dado su carácter
a esta zona del Distrito Federal. Varios chintololos, como se llaman a sí
mismos los habitantes de Azcapotzalco, nos brindaron su valioso tiempo y sus
saberes de fiestas y tradiciones. Nos abrieron sus archivos y hasta sus fotos
familiares…”.
Esta es una gran publicación que, en base a publicaciones previas, textos y entrevistas, se completó el material reunido. Reúne más de 30 testimonios. Uno de ellos es de Don David Delgado. Su participación es extensa. En la página 86 está el fragmento de su Testimonio con el título “La doble vida de un cronista”. Sus palabras son bellas y verdaderas, lo cual resulta casi en poesía.
Aquí su
transcripción: “LA DOBLE VIDA DEL CRONISTA.
Para nosotros es vivir doble vida, porque dice un dicho que recordar es vivir,
recordamos cuando íbamos con la novia a algún sitio y cargábamos con la suegra
para granjearnos su confianza, con cinco pesos en la bolsa éramos generales,
los sopes costaban centavos. Los claveles a 10 centavos, para comprarles un
ramito.
Oigo que la vida es un tango, es realidad; yo soy
mexicano, pero es cierto, porque cuando se ha borrado por ejemplo un camino que
era de tierra, sus venas de agua cristalina, corrían allí los tejocotes y los
capulines, sobraban tantos que los veían pasar, y esa veredita tenía lirios,
era la oferta que cortáramos un lirio que veía la novia todos los días, sin
embargo, le faltaba el encanto de decirle —mira, mira lo que te traje, ten. Y
le daba un lirio que ahí estaba. Sin embargo, el recuerdo de aquella vereda o
el alumbrar mortecino de un foco que alumbraba de milagro, pues ahí echábamos
novio. Pues todas esas añoranzas vuelve
uno a vivirlas, yo les he dicho que la crónica se nos hace como “costumbre, un
vicio”, esto de volver a vivir y traer al presente lo de hace muchos años.
Para mí la crónica es solaz
y esparcimiento, recuerdo a Valle Arizpe, “Calle vieja y
calle nueva”, si pasamos por Madero, pues viene una añoranza, decimos, por esta
calle de plateros hacía sus tertulias Gutiérrez Nájera y todos aquellos
hombres, y oímos “La princesa del duque Job”, o el café de Tacuba. Las calles
pavimentadas aquí, pues perdieron el encanto de las tolvaneras, la novia
cerraba los ojos y aprovechábamos para darle un beso”.
La colección de
obras y textos citados o reproducidos aquí, son solo una muestra de los
elementos documentales que existen para dar una idea de la dimensión e
importancia, de Don David Delgado en la crónica de Azcapotzalco. Para el
aprovechamiento de las generaciones actuales y futuras, la sugerencia de que al
investigar sobre esta alcaldía, no dejen de buscar a este autor, y cuando lo
hallen, síganle la pista a sus crónicas, pues son las que a muchos de nosotros,
nos introdujeron, invitaron y fascinaron en el universo de Azcapotzalco, donde
los luceros de Quetzalcóatl siempre brillarán.
9 ENTREGA DE UN RECONOCIMIENTO POSTUMO
En junio de 2021,
gracias al interés y entusiasmo de la cronista Ana Marisol Resendiz Pizarro y
de otras personas, se consiguió que muchas de las personas de Azcapotzalco que
participan, organizan y difunden eventos culturales, fueran reconocidas como
tales, se les agradeciera su esfuerzo, y se expresara que gracias a su labor,
se distingue la alcaldía por su empuje, dinamismo y acervo. La entrega de estos
reconocimientos tuvo el apoyo del Partido del Trabajo. Hubo gente de muy
diversas edades, desde la niñez que participa por ejemplo en danza regional,
como gente de la tercera edad que hace crónica.
Y específicamente
para Don David Delgado Jiménez, hubo un reconocimiento póstumo, que recibió su
hija Lupita, en presencia también de su hija Martha y su hijo José René.
Honor a quien
honor merece. ¡Bravo Don David! y gracias por ser un excelente cronista, un muy
agradable conversador, un cálido ser humano, un respetuoso caballero, un ávido
coleccionador de anécdotas propias y ajenas, y un formidable amigo. Siempre
abierto a compartir su conocimiento y crónicas, ya fuera con grandes proyectos
editoriales –como lo hizo con Artes de México- como con algún extraño que
coincidiera con él en una banca por ejemplo del Jardín Hidalgo.
Dadivoso compartía su conocimiento, y eso
sumado a su generosa y amable actitud, hacía muy disfrutable cualquier charla,
provocando que uno se interesara aun más en Azcapotzalco, y aun después de
años, no deje uno de reconocer y agradecer a su Maestro.
BIBLIOGRAFIA
(6) CONSTRUCCION DE IDENTIDADES Y GLOBALIZACION EN
AZCAPOTZALCO. AMPLIANDO LAS POSIBILIDADES DEL DISEÑO. Pablo Moctezuma
Barragán. 2005. México. https://core.ac.uk/download/pdf/48394469.pdf
(7) ARTES DE
MEXICO No. 101, AZCAPOTZALCO, México, Arte de México y del mundo, S. A. de C.V., México, 2010
(8) RELATOS Y
RECUERDOS,MEMORIA DE AZCAPOTZALCO, Edna Aponte (recopiladora), México,
2016 http://azcapotzalco.cdmx.gob.mx/wp-content/uploads/2017/08/realtosyrecuerdos.pdf
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