LEYENDAS DE SANTA CRUZ ACAYUCAN
Y SANTA APOLONIA TEZCOLCO
Por: Ana Marisol Reséndiz Pizarro
Leyenda
del panteón de Santa Cruz Acayucan.
El panteón de Santa Cruz Acayucan es un lugar muy concurrido donde las familias llevan juguetes a los niños que yacen ahí y se congregan para ver la paz de las tumbas mientras visitan a algún ser querido algunos visitantes extraños que no acuden frecuentemente se espantan al sentir esa paz incierta del panteón; o al ver alguna sombra negra brincar de árbol en árbol, o algo más espeluznante aun: ver los juguetes reguiletes obsequiados a los niños girar y girar sin que haya una sola ráfaga de viento, pero si un escalofrío en el ambiente; como si la muerte caminara entre nosotros…
Pero bueno
más allá de las tragedia vida y muerte les contare una leyenda que aconteció en
los ochenta, antes la vida era diferente yo tenía un enorme perro san Bernardo
que le encantaba el agua y como no tenía dinero para unas vacaciones para
hacerlo feliz llevándolo a la playa entonces lo lleve mejora nadar y a bañarse
en las piletas del panteón de Santa Cruz Acayucan como se divirtió el perro ese
día fuimos al panteón con toda la familia era un dos de noviembre el panteón
lucia engalanado con alimentos y juguetes, la gente acude para ver a sus
familiares aunque sea como una neblina, y como algo sobrenatural, se escuchan
los sonidos de los rehiletes construyendo una macabra atmosfera; a veces al
asomarse en alguna tumba con ofrenda de juguetes se puede ver como se mueven
ligeramente.
Ese día
llegamos a compartir la ofrenda en la tumba de mi padre, y fuimos como de
costumbre para que mi hijo de 2 años conviviera con su abuelo y aprendiera a
rendir culto a sus antepasados, mi padre en vida traía un jorongo multicolor,
su bastoncito de madera y un sombrero de palma con el que cubría su cabeza, en
su mirada se asomaba el conocimiento, -entonces pasaron dos señoras con trenzas
y canastas que me preguntaron muy asustadas donde está el señor del jorongo el
que estaba sentado ahí en la tumba con ustedes el que nos acaba de comprar unos
tlacoyitos, de repente un escalofrío recorrió mi cuerpo y les respondí –así
como me los describen era mi padre pero ya tiene tiempo de haber partido al
otro mundo de hecho hoy venimos a acompañarlo, entonces las mujeres se pusieron
terriblemente pálidas y corrieron despavoridas, por eso sabemos que a papá le
encanta que los vengamos a ver a este hermoso panteón.
El nahual justiciero de Santa Apolonia
Tezcolco
Antes la gente no vivía como nosotros algunas construcciones en el
barrio eran vecindades; a una de las vecindades principales le decían el
piojito y tenía su baño afuera en el patio comunal de la vivienda donde se
hacían también fiestas y reuniones, donde a veces se vendían quesadillas y
otras veces jugábamos futbol o béisbol incluso jugábamos a ser Kalimán, Solín o
la Bruja Blanca, mientras que en nuestras casas coleccionábamos algunos discos
de acetatos.
Sin embargo a pesar de tener mucha felicidad en el barrio jugando
al avión, a los quemados, a doña blanca, a saltar resorte, o a saltar la cuerda
en el patio de la vecindad; la gente siempre platicaba de sucesos
sobrenaturales, y en la intimidad de algunas familias, algunos esposos eran
sumamente violentos con sus esposas y buscaban cualquier pretexto para
golpearlas injustamente, a pesar de que se la pasaban lavando todo el día en
los lavaderos comunicatorios y haciendo la comida, antes por diversas razones
las mujeres eran sumisas y no se defendían de sus maridos ni de nadie más, sin
embargo había fuerzas sobrenaturales que “educaban” a la gente o lo que ahora
le llaman el karma, lo cual se manifiesta en el siguiente relato… Un día de
tantos nos fuimos a dormir y a media
escuchábamos que mi papá le pegaba a mi mamá y entonces nos despertamos
por el alboroto, los gritos el llanto posteriormente; en algún momento de la noche
mi papá tuvo que salir al baño que estaba el patio comunal; y de repente
escuchamos los gritos desgarradores de mi padre y pensamos que alguien se había
metido al patio de la vecindad, por lo cual salimos con palos de escoba y velas
para ver en la oscuridad, mi padre gritaba despavorido y sus brazos sangraban
mientras trataba de taparse el rostro, -¿Qué te paso padre? -¿Estas bien?, -No
hijos no estoy bien me ataco el nahual, y se me bajo de golpe la borrachera,
fue un castigo sobrenatural porque he sido malo, -¿Cómo era el nahual padre? –aterrador
era una especie de cruza entre lobo, perro y gato, pero hablaba como gente con
una voz bien clarita me dijo –para que se te quite lo borracho…. De verdad esa
cosa hablaba y tenía unas garrotas y yo sin nada para defenderme… Sin creerle
su historia yo revise el baño para ver si se había rasguñado con algo pero no
vi nada extraño.
Después de
dicho suceso mi papá era otro por varios días fue demasiado amable con todos,
dejo de tomar pulque, pues diariamente veía la pulquería “Los arbolitos” que
estaba en la calle de Tochtli; por eso hay que portarse bien no vaya uno a ser
reprendido a media noche por algún nahual justiciero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario