AZCAPOSTALES 5
PETROLERAS, LAS ORIGINALES
Por Diana N. Colín
(Grupo Formiga)
Merecidamente se llaman “Originales” para señalar que son las
primeras, las autenticas, las que fueron creadas por primera vez, por la
imaginación y voluntad de una persona, la Señora
Gudelia Contreras. Su nombre debe identificarlo
quien se precie de valorar la gastronomía de Azcapotzalco.
Las petroleras son un antojito mexicano 100% originario de nuestra
alcaldía, creado en 1929 (hace 92
años) por la activa y emprendedora señora que con un puesto en la banqueta,
daba alimento a los trabajadores de la instalación petrolera, conocida en aquel
tiempo coloquialmente como “Refinería de Azcapotzalco”. De ahí el peculiar
nombre del platillo.
Una petrolera básica
es una pieza circular de masa de maíz similar al sope, de 30 centímetros de
diámetro, cubierta de frijoles, queso rallado y salsa. Se le pueden agregar
otros ingredientes, como huevo, bistec, chorizo, queso Oaxaca, salchicha. Solos
o combinados.
Incluyo una foto de mi petrolera de queso Oaxaca junto a mi refresco,
para que el público de “La hormiga en
línea” pueda apreciar el tamaño de
este platillo. La preparación no llevó más de cinco minutos.
La Señora Gudelia Contreras lo ideó para poder satisfacer el
hambre de los trabajadores de la refinería, que con el tiempo contado habrían de salir, comer y volver a las labores en
minutos.
El negocio prosperó y hubo forma de que su hija María lo continuara. Después lo siguieron sus hijos:
primero Pancho que era el mayor,
luego Guillermina y por último Lila. Actualmente son hijos de la Señora Lila quienes se dedican a este
negocio. Yo conversé con una de sus hijas, la Señora Lorena Vallejo, bisnieta de Doña Gudelia, la creadora. Me
comentó que la familia desde tiempos de la fundadora del negocio, ha estado
vinculada a la industria petrolera, “todos en la familia somos petroleros”, me
decía mientras yo podía ver el logotipo de Pemex en su chaleco. “Mi marido fue
pipero”. Y así me mencionó varios ejemplos de su árbol genealógico que están o
estuvieron cuando vivieron, laborando en ese ramo.
Doña Rosa (en la
foto) ha sido colaboradora de este local desde
hace 50 años, mismos que lleva encargada de preparar cada petrolera, y es
más de una generación de dueños a los que ha ayudado con su esfuerzo y trabajo.
Aquí está, al pie del comal, lista para atender muy amablemente al cliente,
como todas las personas que aquí trabajan.
En el menú se ofrecen petroleras sencillas, de huevo, chorizo, bistec, queso, etc. Las hay
combinadas, como la “Especial” que lleva bistec, chorizo y queso Oaxaca.
También venden quesadillas, flautas, tacos, cervezas, caguamones, micheladas,
refrescos y café.
Es muy importante mencionar
que la masa que utilizan para sus alimentos está deliciosa, suave, con
mucho sabor, sus tortillas se disfrutan en cada bocado. Comí un taco de longaniza que además de estar
muy suave su carne, lo disfruté mucho por acomodar yo el guiso de tal forma que
al final pude comer la tortilla sola. Una delicia muy recomendable para quien
guste del maíz. También comí una gordita preparada sin grasa. Nuevamente pude agasajarme con el sabor de su maíz,
y su chicharrón me gustó por suave y sabroso.
Abren de martes a
domingo, siendo los fines de semana los días más concurridos. Los precios
son muy accesibles. Hay una rockola que
arma el ambiente. Hay venta de bebidas alcohólicas solo con alimentos y
limitada en cantidad para mantener un ambiente familiar.
Como todo negocio, tiene sus anécdotas, pero en 92 años de servicio, la cantidad de
ellas es inmensa. Sería fantástico poder reunir la historia completa de su ir y
venir en cuanto a sucesos, experiencias y peculiaridades.
De ese baúl de recuerdos, me contaron dos muy
significativos. Primero, que ese módulo
de herrería que distingue a la caja y zona de bebidas, lo mandaron colocar
desde la época de los trabajadores de la refinería, que en general eran
varones, para alejar la tentación de molestar a las damas que ahí han laborado.
Como desde entonces se han vendido bebidas alcohólicas, no faltó el desinhibido
que intentara tener la mano larga. Así que para evitar problemas, unas damas
atrás del fogón y otras detrás del enrejado. Ya desde entonces la sana
distancia.
Segundo, que cuando en años recientes se llevó a cabo la “Feria de la Petrolera” en el Parque
Tezozómoc, en Azcapotzalco, las autoridades organizadoras invitaron a este
negocio a participar. No pudieron asistir porque no tienen otro comal ni
cuentan con otra persona como la Señora Rosa –con 50 años de experiencia- para
hacer esas excelentes petroleras, de modo que o atienden su negocio o cierran para
ir a la feria una semana. Por ello no pudieron.
Para gusto y reconocimiento de este esfuerzo convertido en
tradición, resultó que durante el tiempo de la “Feria de la Petrolera” (que se difundió con bastante publicidad
entre los habitantes de la alcaldía), se provocó mucho antojo de los
conocedores de este deleite culinario.
Entonces, cuando parte del público que iba al parque no
encontraba el puesto de “Las originales
Petroleras”, se desplazó a la esquina fundacional de la calle Otoño y Avenida Aquiles Serdán, Colonia
Ángel Zimbrón, para poder comer el mismo sazón que ya conoce y distingue a
este local. La fila se prolongaba por toda la calle de Otoño más de una cuadra,
hasta donde termina la alcaldía. Fue un lindo homenaje del público fiel a sus
petroleras consentidas.
El local es un lugar lleno de historia a cien metros de la estación del Metro
Refinería, que empezó con su comal en la banqueta, y cuando hubo
oportunidad y resultados del esfuerzo, pudieron ocupar el inmueble actual.
Una historia que ha recorrido apenas unos metros de la
banqueta al interior de su local, (por ello la foto), pero que en 92 años ha
creado de manera sólida, cálida, con
excelente atención y misma receta, una valiosa experiencia llena de calidad,
tradición y sabor.
La refinería ya hasta la quitaron, su terreno hasta lo
pasaron a otra alcaldía, y las originales petroleras siguen y siguen.
¡Larga vida a las Originales Petroleras!
¡Y felicidades a la familia que por generaciones ha cuidado esta
auténtica tradición!
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