PLAZA JARDIN SIGLO
XX
Por Don Nayarito Cantalicia
(Grupo Formiga)
Esta Plaza Jardín se ubica junto a la Catedral, sobre la
Avenida Azcapotzalco, en el corazón de la alcaldía. En ese mismo espacio
existió antiguamente el “Mercado Siglo
XX”. Fue el primer mercado moderno de la alcaldía. Era un edificio techado
con puerta que se inauguró a inicios de la pasada centuria. De ahí el nombre. El
edificio mencionado fue retirado, y el nuevo mercado se construyó cerca, a una
cuadra, y se inauguró en 1957.
El viejo mercado no puede verse más. Ahora es ahí una plaza,
a la cual unos llaman (incluso en lonas impresas colgantes) “Siglo veintiuno”,
en vez de veinte. Quizá cada cien años cambie de nombre.
Dicha plaza es un espacio que mide aproximadamente 36 metros
por 30. Entre semana a la una de la tarde puede haber casi 50 personas y se ven
dispersas, pero en fin de semana a esa misma hora, puede triplicarse fácilmente
esa cantidad. En día del Niño, de las Madres, o del amor y la amistad, ya
rebasa mi capacidad de contar personas.
En dos lados tiene puestos fijos en accesorias de inmuebles,
en los que hay crepas, café, juguetes, dentista y sicólogo. Del lado de la
Catedral, los puestos son semifijos tipo tianguis y ofrecen ropa, películas,
artículos para celulares, etc. En el interior del jardín hay vendedores caminando que ofrecen por ejemplo globos, y pasan entre las
mesas, los juegos infantiles y las bancas.
El sitio en fines de semana tiene mucha afluencia de
visitantes, y se colocan atriles para pintar, entre otras actividades enfocadas
a los pequeñines. Si hay quien se queje de que la infancia actual no se despega
del videojuego o del celular, aquí los atriles, los tubos y la resbaladilla son
el centro de su atención. Y no faltan las bicicletas o un juego de “las traes”
que tienen a esa niñez activa y esquivando peatones. Los celulares aquí son una
minoría que casi no se asoma. Triunfa la convivencia.
Las mesas entre semana funcionan para descanso, para un
hambriento solitario, para una charla de dos. Por las tardes noches son el sitio para el juego de ajedrez entre
adultos mayores. En fin de semana, son el punto de reunión de familias enteras
que hacen su base: ahí comen, vigilan a sus hijos divirtiéndose, apoyan sus
compras en la banca, luego ahí mismo toman un café, arreglan sus asuntos en
largas charlas, de modo que por unas horas, hacen ahí el “centro de
operaciones” de su paseo familiar sabatino o dominical.
No todos están de paseo en esa zona. Otros van para ganar el
sustento. En fin de semana es su mejor venta. Esperan pacientemente de pie, a
que su mercancía resulte llamativa y se acerquen los clientes a comprar.
En el lugar, se observan 20 bolas grandes y grises minerales de buen tamaño, las que nadie
toma en cuenta, casi ni para sentarse en ellas, como un adorno inútil. A casi todas las rodea solo tierra
aprovechada por las palomas. Son incontables las pisadas de las aves en esa
capa terrosa, que afortunadamente se encuentra libre de basura.
El nombre de “Plaza Jardín” no le hace mucha justicia en la
segunda palabra, pues aunque hay algunos árboles, el pasto u otro tipo de verdor
al ras del suelo no existe.
Parece un lugar cuya excelente ubicación, hace opinar que
podría tener un mejor aspecto. Luego de estar ahí un rato observando y
descansando, viendo a la gente pasarla bien, bebiendo un agua de esas de 3 por
2 que venden ahí, disfrutando la sombra de los frondosos árboles que ahí están,
extrañamente deja de escucharse el ruido de los carros de la avenida, quizá
porque en esa zona deben ir a baja velocidad.
Es un pequeño oasis urbano de sombra ante el sol quemante,
con bancas, arboles con su frescura, canto de pájaros. Visto así, es poco lo
que se antojaría cambiar, y las inexplicables esferas minerales de repente se
vuelven parte de la personalidad de ese minúsculo oasis, el más fresco espacio
entre el centro de Fe y el centro del comercio, en el mero corazón de la
alcaldía.
Bue a cronica Don Nayarito 👌
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