TRES LEYENDAS MISTERIOSAS
DE AZCAPOTZALCO
Cronista:
Ana Marisol Reséndiz Pizarro
Panteón de Santa Cruz Acayucan.
Mi abuela me decía nunca te
lleves nada del panteón jamás no toques nada; cuando yo le preguntaba ¿Por qué
abuela? Todo lo que está en un panteón pertenece a otro tiempo y espacio y hay
gente que no respeta a los muertos y viene hacer ciertos extraños rituales, y
antes de entrar al panteón íbamos al
mercado de Azcapotzalco a comprar ramas de pirul y entonces mi abuela me
decía tapate tu ombligo hija no vaya ser que te de un aire pues tienes mucha
luz, y ponía en mi ombligo una bolita de pirul, y así los muertos no te robarán
tu luz…
Cuando yo era niña íbamos
con una amiguita y su mamá al panteón de Santa Cruz Acayucan, a veces la gente
deja unos juguetes muy hermosos que son reguiletes y deja ofrendas en las
tumbas de los niños para que los difuntitos jueguen con ellos a veces aun
cuando no es día de muertos les llevan chocolates o carritos o muñequitas pero
sobre todos juguetes de viento que ellos puedan mover, de repente mi amiga Flor
empezó a guardarse los juguetitos, su mamá no le dijo nada pero yo si le dije
deja eso ¡Flor es de los niños muertos! y no le importo, pero por la tarde la
niña estuvo peleando con unos niños invisibles me enteré porque mi abuela solía
limpiarnos por las noches con un huevo, o hacernos una limpia con un ramo, ye
ese día llevaron a mi amiga a mi casa su
mamá estaba aterrada y le dijo a mí abuela --No se con quién pelea Florecita
pero toda la noche grito; lloro y peleo y fue así como ella aprendió a la mala que las ofrendas no se
tocan jamás.
Otro día Fui al panteón y entonces
vi una planta de las que florece solo con su tallo enterrar su tallo en la
tierra y da unas hermosas flores azules; y me dije la colocare en mi jardín y
veré como retoña me la lleve olvidando las enseñanzas de mi abuela y decidí
sembrarla en mi jardín y una de tantas tardes la puse a la sombra de mi árbol de eucalipto y me decidí a recoger las
hojas y oler las flores azules cuando de repente escuche unos extraños
murmullos que como voces de ultratumba allanaba mi jardín, eran risas
carcajadas, sonidos macabros, voces raras, que miedo ¿Qué van a pensar que estoy loca?, pero esas voces
venían de esa rama que me traje del
panteón todo por olvidar las enseñanzas de mi abue que decía nada debe de
sacarse el panteón bajo ninguna circunstancia pero volviendo a las voces tenía una
de casualidad una cubeta consagrada por un antiguo brujo de Azcapotzalco precisamente
para espantar espíritus, solamente funciona si estas con mucho coraje a los
muertos hay que espantarlos diciéndoles muchas groserías solo así se van… Y así
lo hice fui al patio de mi casa, tome mi botella consagrada por el brujo y me
hice la muy enojada para que las almitas en pena se regresaran a al lugar del
que habían venido y que no se fueran a meter a mi casa y funciono desde ese día
no llevo a mi casa cosas que sean del panteón jamás y de vez en cuando checo
que las almitas no vuelvan a mi plantita…
Un
espectro se aparece en el M.P de 22 de febrero.
Lucia era Ministerio Público; sufría de una enfermedad crónica todos los días trabajaba extenuantes turnos uno tras otro leyendo el código penal de la CDMX a veces le tocaban los turnos nocturnos mal comiendo y mal durmiendo en las noches hacia muchísimo frío, alrededor de las 2 de la mañana soplaba un frío antes de la funesta aparición, cantaban los perros y después un incómodo silencio que algunas personas dicen que eso es la muerte… Un día durante 3 noches seguidas, subía hacia la oficina de Lucia un anciano de sombrero de palma y suéter café con un bastón siembre le preguntábamos donde iba y se perdía en el fondo del como una sombra negra se mimetizaba con la pared; a veces las señales funestas se acompañan de ruidos extraños como rechinidos a veces no , pero esta vez hubo una tormenta eléctrica y ese día Lucia se tomó cuatro tazas de café como lo hacía habitualmente su amiga la regaño diciéndole –Siempre haces lo mismo no cuidas tu sueño, ni tu apetito, tomas demasiadas aspirinas…
Esa
noche Lucia se encontraba haciendo su papeleo habitual en su oficina el M:P. de
22 de febrero y de repente apareció el anciano fantasma no se sobresaltó pues
era una aparición familiar, pues dicen que los ministerios públicos son lugares
que tienen mala vibra y algunos de dichos sitios han participo en rituales
estrafalarios son lugares donde pesa el ambiente; pero bueno esta noche fue
diferente a la oficina de Lucia subió una mujer vestida de blanco, con un
vestido de novia rasgado amarillento que tenía algunas manchas de sangre además
traía un cuchillo en la mano y gritaba ¡Ayúdenme! ¡Ayúdenme! Lucia trato de
ayudarla hasta que vio algo muy extraño en su rostro pero lo más aterrador fue
cuando sea asomo a sus pies y vio que no había nada de repente se fue la luz y
los gritos la hicieron gritar como loca la escalera, casi se cae desde entonces
no acepta por nada los turnos de noche y ya no toma tanto café…
La
Catrina de la Clínica 48
Al llegar al hospital de zona clínica 48 me informaron que debía esperar en urgencias a ver “si era una urgencia real” a pesar del oficio y los médicos que me llevaron, a otra sala después de hacerme varios estudios pero para entonces la espera era mortal, me angustiaba mi bebé y el remordimiento de no tener quinientos mil pesos para estas emergencias ya para entonces yo ya tenía alucinaciones o estuve en el umbral de poder ver lo que los vivos no vemos normalmente, mientras oía los gritos de los demás enfermos en una camilla muy pequeña de la cual no podía bajarme, en la que sentía que las horas no pasaban y las sabanas me quemaban por la fiebre, entre cerré los ojos y me dije -¡No moriré!, ¡No moriremos así hija mía!
De repente me perdí en un sopor como si llevara horas caminando en el desierto, de pronto todo guardo silencio, la luz de las lámparas se volvió amigable, el ambiente se transformó de repente; el dolor paro por un instante y como una caricia se sentí el aroma de flor de cempasúchil… y entonces la vi con su elegantísimo traje negro bordado delicadamente como con arte huichol en un todos los tonos del negro, ahí estaba la catrina, con su sombrero negro que le cubría el cadavérico rostro sobretodo sus ojos, no me atreví a ver sus ojos, y ante su presencia entre abrí y cerré los ojos muchas veces, aun no sé porque no grite, en medio de ese instante me consolaba un pensamiento no está ni a los pies, ni a la cabeza sino en medio del lado izquierdo, entonces no viene por mí, no me toca la mala hora, recordando el cuento de la Muerte Madrina de los hermanos Grimm y por su puesto el cuento de Macario de B.Traven. me salve pero no supe que decir solo inundo a mi mente el pensamiento, no hoy no es el día, y desapareció de repente su imagen se esfumo y se volvieron a escuchar todos los gritos del hospital; entonces después de esa pausa sensorial, entre al vientre de un enorme serpiente que me devoro al instante otra voz dulce me decía no te dejes caer, resiste ya que el vientre de la serpiente funcionaba como una montaña rusa, para culminar con la sensación de la caída a un abismo infinito, después de hundirme más y más en ese abismo otra voz me decía recupera tu verdadera, palabra tu primera palabra, la palabra ancestral, la palabra náhuatl y entonces comenzar a realizar suplicas al principio creador en náhuatl, y a tratar de recordar mis palabras originales y su significado, pero la caída era deliciosa me sentí como en la película de Trainspotting, pero sin consumir droga alguna de pronto todo se detuvo, cuando abrí los ojos los ruidos siguieron y tuve mucho miedo, que en realidad era terror, de saber por quién venia ella y por qué me dejo verla, el vértigo me impidió volver a cerrar los ojos por no regresar a la serpiente y el temor de como dicen quedarme en el viaje, a causa de la fiebre, tanta locura me hizo pedir ayuda a un médico o pasante al que le comunique mí desesperación y solo me dijo en un tono cruel
–Usted tiene la culpa de todo por embarazarse con
todo en contra, entonces recordé la charla con alguna de mis amigas y las
pancartas contra la violencia obstétrica pero no sería la última vez que
recibiría esos comentarios de parte de un profesional de la salud; y por fin
después de 5 horas se desocupo una cama pase casi un mes en el hospital, vi
cosas terribles que no le deseo a nadie; lo peor fue una noche que me sentí muy
inquieta como en la espera de algo terrible pues la muerte se siente, se palpa,
se escucha, de muchas maneras, la verdad trate de distraerme pero sucedió los
trágicos gritos avisaban que alguien había muerto esos gritos sordos que se
rompen en las paredes y hielan el alma, sentí un poco de culpa pues a ella la
dejaron ver a toda su familia pues los médicos ya lo sabían y a nosotros nos
restringían las visitas, a penas en la mañana la trabajadora social me dijo
cuídate porque estas muy fregada, no me ofendí pues ella tenía razón, sacaron a
todos los familiares y yo perdí la noción del tiempo mientras realizaban los
procesos, para ese entonces no me podía poner en pie, para la tarde de ese día
dieron a todo el piso de alta, y una enfermera nos dijo se están muriendo los
que habían venido a cuidar a sus padres o familiares, la gente en la sala de
espera está tosiendo y ya no hay camas, yo sentí una sensación alegre y triste
a la vez por fin saldría de este lugar pero no estaba lista, y tenía demasiado
horror, las ventanas son muy cotizadas en los hospitales públicos la mujer que
murió estaba en el ventanal, cuando escuche a mi vecina de cama decirle una
doctora, -Ya sé que se desocupo la cama con la ventana y yo la quiero, démela
por favor. Apenas y me pude parar para irme del hospital, y tan solo era el
comienzo la pandemia del Covid 19 desafortunadamente había comenzado, cobrando
sus primeras víctimas antes de la declaratoria nacional, cuando llegue a casa
continuaron los sucesos sobrenaturales y las pesadillas, pero sin saberlo la
vida que me había mostrado en medio de la pandemia la fragilidad de nuestro
sistema humano y médico sin embargo la existencia estaba por darme el regalo
más maravilloso de mi vida pero esa no sería la última vez que tendría que
volver a una saturada sala de espera a buscar atención médica en un país ya
colapsado por la pandemia…Después de unos meses y de una cesárea tormentosa que
se infectó nació maravillosa contra todo pronóstico, en medio de todo el amor y
la ofrenda de dolor el amor de mi vida mi pequeña Yolotlanezi que con su
sonrisa me hace olvidar la trágica experiencia, la incertidumbre, y me enseño
que el milagro de la vida existe hasta para los no creyentes…
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