miércoles, 27 de marzo de 2019


Notas sobre la colonia Nueva Santa María


Por: Martín Borboa Gómez

Antes de que se trazara esta colonia en la década de los cuarentas del siglo XX, el terreno era dominado por sembradíos principalmente de alfalfa, y un riachuelo corría por donde hoy es la Avenida Cuitláhuac. El trazo contempló una armoniosa combinación de avenidas anchas con camellones arbolados y numerosas palmeras. Calles con suficiente espacio para un carril de circulación y dos para estacionarse. Todas las banquetas tienen amplitud suficiente para árboles o arbustos y el paso peatonal.

Un parque ovalado quedó al centro de la colonia, el Parque Revolución. En concordancia se nombró Plan de San Luis a la calle que lo centra en un eje norte a sur. Las calles que rozan los extremos de ese ovalo son Cruz Gálvez y Juan Sarabia. La primera lleva el nombre del militar revolucionario nacido en Mazatlán, Sinaloa, afín a Madero, que alcanzó el grado de coronel. La segunda hace homenaje al político mexicano que llegó a ser diputado por San Luis Potosí (de donde era originario), que se unió al movimiento antirreleccionista de Madero, y dirigió periódicos de la época como “Regeneración” y “Vésper”, entre otros. Al centro del parque hay una construcción oficial que desde el festejo del Bicentenario exhibe un mural alusivo a 1810 (con Morelos e Hidalgo) y a 1910 (con Villa y Zapata). En esta zona, la mayoría de las vialidades tienen nombres de flores (Clavelinas, Alhelí, Begonias, entre otras), árboles (Cocoteros por ejemplo), frutos (Piña, Toronja, Membrillo, entre otras), frutos secos (como Piñón, Nueces, Castaña) o espacios de cultivo (Platanales, Invernadero). He escuchado la opinión sobre el nombre de nuestra colonia haciendo referencia a que ésta es la “Nueva” porque cerca está la de Santa María Maninalco, en Azcapotzalco, que es anterior y tiene 2 calles de nombres frutales (Peras y Tejocote). Pero también existe la versión de que ésta es la “Nueva” porque es posterior a la de Santa María la Ribera (en la alcaldía de Cuauhtémoc) que también es cercana y anterior en cronología. Yo me inclino más por la segunda explicación únicamente por la nomenclatura de muchas de sus calles. Hay: Cedro, Sabino, Nogal, Fresno, Lirio,
Acacias, Sauce, Hortensia, Naranjo, Peral, Laurel, entre otras especies de la flora. Son numerosas las vialidades con ese tipo de nombres y no se repiten con las de la “Nueva”.

Y para ampliar el cuadro, es conveniente decir que también está muy cerca la colonia Santa María Insurgentes, con calles de nombre Azahares, Geranio, Oyamel, Jacarandas, Olivo, Mimosas, etc. Las tres colonias con nombre de Santa María son casi vecinas (las separan las colonias Atlampa y Tlatilco –también con calles de nombres del reino vegetal-) y forman un triángulo. La gaceta oficial del Distrito Federal del 14 de julio del 2000, dice que: “uno de los primeros en proponer la creación de nuevas poblaciones fue Estanislao Flores, considerado como el fundador de la colonia Santa María la Ribera, y junto a su hermano Joaquín, que en 1856 cedieron los terrenos para calles, plazas, paseos, mercados y parques en una parte del Rancho de SantaMaría…” en 1859 escribió: “hace mucho nos ocupamos en el proyecto de formar algunas poblaciones… el Rancho de Santa María… tiene un amplio campo al norte de la calzada de San Cosme… y en el que puede establecerse una linda población…” .
El nombre del rancho le quedó a la colonia, y luego se imitó en la “Nueva”.
Nótese que quién fundó la colonia Santa María la Ribera se apellidaba Flores, y con nombres de la flora se designaron las vialidades. ¿Será casualidad?
Algún tiempo de mí vida pensé que sería divertido sembrar en el parque de nuestra colonia todas esas especies que aquí tienen su calle: imaginé un paseo de domingo entre cocoteros, frambuesas, toronjas, guanábanas, acompañadas de los colores y aromas de un brezo, una yuca, malvones, narcisos y artemisas, conformando así un vistoso invernadero, con arraigo entre los pobladores que iríamos a disfrutarlo identificando plantas. Dentro de ese espacio calculé 4 bustos conmemorativos: 2 de mujeres y 2 de hombres. Un busto de Cruz Gálvez, otro de Juan Sarabia, uno de Eulalia Guzmán (quien se debate si halló los auténticos restos de Cuauhtémoc) y otro de Emma Godoy, ilustre mexicana que vivió en esta colonia muchos años, y a cuyo nombre se tiene un parque en la colonia vecina Hogar y Seguridad. Ella nació en marzo hace 101 años (1918) en Guanajuato, pero desde chica su familia se mudó a la capital del país. Vivió en esta colonia muchos años y caminaba por la calle Platanales para ir al supermercado. Una inmensa figura que logró
mucho por los derechos y dignidad de la vejez, propuso la creación del Insen (Instituto Nacional de la Senectud, hoy INAPAM Instituto Nacional de las Personas Adultas mayores), que también se ocupo de su prójimo desde las áreas de la poesía, literatura, sicología y la comunicación. La revista Proceso le hizo en 1984 en esta colonia una interesante entrevista disponible en internet, 5 años antes de su muerte. Sus restos descansan en la Rotonda de las personas ilustres en el Panteón de Dolores. Ignoro si alguien más que haya radicado en Azcapotzalco alcanzó ya el mismo honor. Su tumba está entre las de Dolores del Río y la del Ing. Bernardo Quintana Arrioja, atrás de las de Francisco González Bocanegra y Jaime Nunó, autores de la letra y música de nuestro himno nacional, respectivamente. Vaya distinción ¿verdad?


A la par de la idea de crear un invernadero, también creo que sería interesante que en
Azcapotzalco fuera posible conseguir las mejores tortillas, tostadas y totopos hechos con
diferentes maíces (azul, amarillo, rojo, cacahuazintle, etc). Si el dios Quetzalcóatl se convirtió en hormiga roja para seguir a la hormiga negra hasta estas tierras de Azcapotzalco y obtener alimento (maíz) para la nueva humanidad (y por eso el glifo de nuestras alcaldía es una hormiga roja rodeada de granos), pues se podría desarrollar aquí una empresa que fabrique la gustada variedad de productos de maíz que todos comemos, que aproveche y presuma la gran diversidad de tipos de maíz que existen en México. Esa hormiga roja podría estar rodeada ahora de tortillas, totopos, tlayudas, tamales, tostadas, petroleras y palomitas, elaboradas con ricos y diferentes maíces.
Para terminar el tema de las vialidades y sus nombres, anotaré que exceptuando las calles de Invernadero y Boldo, el perímetro de nuestra colonia lo forman arterias cuyos nombres nada tienen que ver con flores, frutos o árboles. Se llaman Camarones, Cuitláhuac, de los Maestros y Ferrocarril Central. El actual Eje vial 2 norte llamado Eulalia Guzmán, era antes la calle de Nardo, y claro que su construcción en los setentas modificó el aspecto original de esa parte de la colonia para siempre. La penúltima administración de la ciudad creo en su esquina con Camarones un parque de bolsillo, en el cual luego de su inauguración se proyectaron películas al aire libre.

Hace 53 años nací en esta colonia en un sanatorio donde hoy es la Casa del Jubilado del Sindicato de Banobras en Guanábana. Mi primera educación escolar la recibí en el Kinder Risueño que estaba en la calle de Piña, mi primer beso lo dí en Malvón a Mariquita, mi Nana que me compraba diario una paleta de Coca Cola al recogerme del kínder. Mi primer accidente de bicicleta lo tuve en Membrillo y el primero de auto en Camarones. La primera huella en cemento fresco la dejé en el parque Revolución. La primera vez que fui a recoger a una novia al colegio lo hice en la calle de Begonias y la primera decepción fue con ella y ahí mismo. Mi primer negocio propio lo abrí en Nueces, y me gustó mucho haber podido colocar en él un Libro club, parte de aquel viejo programa cultural. El bacalao de por lo menos las últimas 20 navidades, mi familia lo ha disfrutado de la calle de Begonias (entre Nueces y Piña), y la mejor rosca de reyes y pasteles de aún más años, de la esquina de Begonias y Cruz Gálvez. El amor de mi madre lo tuve siempre en la calle de la Vid. Desde su casa caminábamos al mercado de la colonia y pasábamos frente a una casa que tenía un gallo hermoso y libre en el patio frontal, que era mi amigo. El mercado fue inicialmente solo una explanada donde se ponían tendidos a manera de techo y cubrían del sol a los comerciantes. Después ya se edificó el actual mercado, que se inauguró el 18 de septiembre de 1963. Había un hombre que traía un oso bailarín a ese lugar.
Junto al mercado, en una diminuta glorieta triangular, había un circo. Ahora solo hay columpios. Al final sigue siendo un espacio divertido (al que siempre le falta mantenimiento).
Pan, tamales y nieves nunca han faltado. Farmacias, talleres mecánicos, papelerías y lavanderías tampoco. El taller de bicicletas de Vid existe desde los setentas. Luego se sumaron veterinarias, cafeterías, tiendas de conveniencia, pizzerías, sushis y gimnasios. Últimamente han llegado alitas y salones de uñas.
A finales de los cuarentas ya estaban varias familias asentadas en esta colonia, en cantidad suficiente para haberse organizado y cooperado junto con otras personas, para edificar el templo parroquial en la esquina donde hoy se encuentra. El 9 de mayo de 1948 se celebró la primera misa bajo lonas. El 12 de septiembre del mismo año se consagró la capilla provisional. Un año después, el 11 de septiembre de 1949, se bendijo y puso la primera piedra del templo.  El 11 de mayo de 1952 se bendijeron las campanas. Y en un aniversario más de la Consumación de la Independencia hecha por Agustín de Iturbide y el Ejército Trigarante, un 27 de septiembre de 1953, fue la erección solemne del templo a la categoría de Parroquia. El 24 de octubre de 1954 se consagró el altar. Así es en breves palabras la historia de la Parroquia de Nuestra Señora del Sagrado Corazón, lugar donde hice mi primera comunión, mi sobrina fue presentada y su hija bautizada.

Nuestra colonia carece de restos arqueológicos (que quizá un día se encuentren), no tiene un lejano pasado prehispánico registrado, pero no por ello estuvo fuera del aprovechamiento cotidiano en cultivos de pobladores antiguos. Muy de cerca nos rodean barrios originarios con nombres en náhuatl (Huacalco “Lugar de huacales” donde es la Unidad Cuitláhuac, Acolnahuac “Junto al recodo de agua” donde hoy es San Bernabé), así que sería un error suponer que el primer aprovechamiento humano ocurrió aquí desde la década de los 40´s y no paso nada antes.
Lo correcto sería decir que desde tiempos prehispánicos se utilizó como espacio de siembra y naturaleza, y eso se terminó al urbanizarlo a mediados del siglo XX.
El ambiente actual que vive esta colonia a todo lo largo de la Avenida Clavelinas, (que pasa junto al mercado, envuelve al parque, hace esquina con la parroquia, con varias paleterías, con la famosa tortería El Oasis, dos sitios de taxis), es una referencia dentro de nuestra área, e incluso cuando uno toma un taxi en otra zona de la ciudad, basta nombrar la colonia al chofer, y muy probablemente él confirmará preguntando: “Es donde están unas paletas muy famosas, que se llena los fines de semana, ¿verdad?”.

En 1996 se estrenó la película “El Anzuelo”, filmada en diferentes locaciones, algunas de ellas en nuestra colonia, por ejemplo en Guanábana y en Plan de San Luis (ambas a la altura entre Begonias y Clavelinas). Hay una escena de Damián Alcázar en bicicleta rodeando el Parque Revolución a un lado de la parroquia tratando de alcanzar una pesera. Ganó su segundo Premio Ariel como actor de reparto por esta película. Bruno Bichir fue nominado como mejor actor por su participación en ella. Completaron el elenco Ana Ofelia Murguía, Mariana Lecuona y Álvaro Guerrero.

Es una colonia muy bonita y muy tranquila, las avenidas muestran “túneles verdes y frondosos” cuando se les mira cuan largas son estando uno al centro en el pavimento, o en el auto esperando el “siga”. Tiene buen ambiente nocturno desde el jueves hasta el fin de semana. Incluso han llegado poco a poco extranjeros a vivir en ella. Yo extraño la librería que había en la esquina de Clavelinas y Membrillo, donde mi mamá me compró el primer libro que leí, Viaje al centro de la tierra, de Julio Verne.
De adolescente disfruté ensayos del grupo Chac Mool en Guanábana y asistí a una fiesta que dio el grupo Iconoclasta en Plan de San Luis, en una casa donde a veces los escuché ensayar al pasar caminando. En los ochentas se hicieron muchas fiestas en esta colonia, bastaba andar un tiempo a pie o en el carro los sábados para alcanzar a escuchar en una u otra casa la música, y en muchos casos se podía entrar gratis. En esa época, los del coro de la iglesia llegamos a dar algunas serenatas. Las que más me gusta recordar son las que dimos en 10 de mayo a nuestras propias madres. Siempre había un taco y un refresco para el conjunto, y claro, también un abrazo.
A cerca de 80 años de su fundación, se puede comprobar que las personas han crecido y
desarrollado su vida en esta colonia. Que a veces los hijos migran a otras partes pero regresan a la casa familiar para el fin de semana, la Navidad o el cumpleaños. Los padres permanecen o en su ausencia una segunda generación ocupa las viviendas. Se mantiene en general el uso habitacional de las construcciones. Se han hecho pocos edificios, y eso permite que aun el aspecto de la colonia sea el que originalmente se planeó (con la excepción de la construcción del eje vial antes mencionado).


A final de los setentas el parque dejó de tener piso de tierra y se le puso de cemento, aunque la fuente que adornaba su centro desapareció. En su lugar se levantó el kiosco.
Con el nuevo siglo vino un cambio significativo para la colonia. Por iniciativa de la entonces jefa delegacional se colocaron luminarias al centro del parque y de los camellones, lo cual trajo algo de seguridad y vista a esos espacios, pues de noche no se animaba uno a cruzar, ya que los árboles originalmente sembrados fueron creciendo y de noche la oscuridad espesa facilitaba sorpresas negativas.

Es poco lo que se puede señalar de la actividad en el kiosco del parque. No se ha caracterizado por ser un foco de amenidades musicales constantes, pero tampoco pasa inadvertido. De vez en cuando hay quienes patinan en él, ensayan alguna coreografía y es muy agradable para platicar con amigos o en pareja teniendo a la vista desde cierta altura lo frondoso del lugar. El kiosco tiene templete y frente a él hubo un tiempo una placa que hacía homenaje a Emma Godoy, pero manos ajenas requerían el metal o la hazaña de arrebatarla y ya no está. Desde mi niñez hasta mi adolescencia pude ver la fiesta de la iglesia extendida hacia el parque, en donde se instalaban juegos mecánicos y de destreza, puestos de plátanos y hot cakes, luces y sonidos. Algo de vandalismo ligero sumado a huevazos de cascarones rellenos de harina pero a veces huevos aun con yema y clara, fueron deteriorando el ambiente familiar de esos festejos, y con ello se terminó de hacer fiesta en el parque. Ahora se limita solo a la iglesia y su banqueta.

La voluntad y el buen ánimo permitieron que en otra fecha resurgiera la convivencia festiva en el parque. Me refiero al festejo del Día de Muertos, que en los últimos 15 años o más ha ido ganando el sentido de –tradición-. Es bastante divertido para todas las edades. Es fantástico ir a caminar en esa temporada pues la enorme cantidad de gente disfrazada que va a entregar y recibir dulces aumenta conforme profundiza la noche. Llegan carros enlodados (que antes se paseaban también por la avenida Camarones), interesantes coches disfrazados, con música animada y sus pasajeros van caracterizados también. Las personas grandes viendo los atavíos de los pequeños y viceversa, un enjambre de personajes amontonan la banqueta perimetral del parque con alegría y actitud de
intercambio, todos dan y obtienen, nadie va con las manos vacías. Hay gente que es transportada desde en carriola hasta en silla de ruedas. Son un par de días en que darle la vuelta al parque en coche a las 21:30 horas puede tardar casi media hora. Paseo alucinante y memorable. Pura diversión. Este evento no requiere convocatoria oficial ni depende de algún programa cultural. Lo genera sólo el gigantesco gusto con que cientos de almas pasean cada noche en nuestro parque.

Como puede notarse, lo que más resalta en esta colonia es su ambiente social, aunque también hay ajustes a las estructuras. Una foto de una esquina, del mercado o del parque, tomada hace 20 años y otra hoy, resaltaría muchas cosas que han cambiado. El tipo de anuncios que se pegan, letreros que señalan un local, imágenes que podrían contrastar el ayer con el ahora, son elementos que sugiero reunir en un acervo para ser depositados en un amplio baúl y enterrarlo en el parque bajo una losa, y tenerlo como “Cápsula del tiempo”. Señalar su ubicación y su fecha futura de apertura con una placa. Hay una escuela de fotografía muy cerca de las neverías, quizá puedan aportar algo a esta idea, aunque estoy seguro que cada habitante de la colonia podría hacerlo también si se convocara. Esa cápsula podría quedar enterrada en el parque.
En ella cabrían fotos, anuncios, textos, e incluso memorias de computadora con música o
narraciones. Dentro de la infinidad de opciones posibles para su contenido, opino que un
ingrediente básico y fundamental debe ser un ejemplar del libro “Que mis palabras te
acompañen” de Emma Godoy. Es una lectura altamente recomendada a cualquier persona de cualquier edad, que orienta para hacer de la vida una experiencia extraordinaria. Si yo tuviera que elegir un solo objeto a dejar a mis hijos o herederos o generaciones futuras, sería ese libro, publicado originalmente en 1972. Y como habitante de esta colonia donde su autora disfrutó de caminatas arboladas, propondría de vez en cuando, su lectura en voz alta en el kiosco del parque, ante un público que mientras tanto se refresca con las deliciosas aguas, nieves y paletas del rumbo.
Espero pueda notarse que me encanta mi código postal y todo lo que él contiene y representa.
02800 gracias por su atención.



Impresiones y expresiones jazzísticas en México y Azcapotzalco

Por Joe Luna Mendoza

  Narrar sobre la historia de jazz no es cosa fácil, pero de mayor complicación resulta su composición e interpretación, más, sin embrago, usando algunas improvisaciones en la palabra escrita, se pueden delinear algunos de sus rasgos históricos en nuestro país. El jazz se formó como una expresión de la cultura musical del pueblo norteamericano, que ha llevado consigo la percusión africana, los instrumentos de aliento europeos, los ragtimes escuchados en las cantinas, los funerales, spirituals y gospels en las calles de Nueva Orleans o los ritmos de las grandes orquestas en salones de Nueva York. En México, teniendo grupos excelentes y grandes figuras, tales como: Astillero, Terapia, Sacbé, La botella sin tapón, Flamingo, Banda elástica, Antropoleo, Juan José Calatayud, Gerardo Bátiz, Quintana Roo, Área, Virage, La goma, Real de Catorce, Proyecto Bodyan,  Caleidoscopio, Heberto Castillo Jr., Cuarteto Mexicano de Jazz. Las relevantes voces femeninas de: Verónica ltuarte, lradia Noriega, Magos Herrera. En los inicios del jazz (finales de los 50's a la década de los 60's) en México, los excelentes músicos: Tino Contreras, Chilo Morán y Mario Patrón.

 Por ello es importante rescatar parte de su historia. Como un recurso para la recuperación del pasado se entrevistó a dos músicos para conocer sus impresiones sobre la historia del jazz mexicano y como un complemento se usaron expresiones expuestas en los medios de difusión del Distrito Federal  a mediado de los  70 ' s y finales de los 80's del siglo XX.

Los primeros comentarios 'jazzísticos ' fueron del baterista Jorge 'El greñas' Ávila, que mencionó: en la década de los 70's, un grupo importante fue Sacbé: como todos saben, expresó el entrevistado, en el ambiente mexicano del jazz, esta agrupación estuvo integrado por los hermanos Toussaint (Eugenio, Miguel, Cecilia). Esta agrupación hizo cuatro grabaciones, la primera llevó por título 'Sacbé', la segunda Selva tucanera, la tercera Street comer. Durante su evolución musical, llegó un momento en que Sacbé quedó dividido en dos partes, un Sacbé que permaneció en la Ciudad de México,en donde realizó su producción musical: Dos mundos; y el otro Sacbé que residía en la ciudad de San Francisco, California, EUA, dirigido por Eugenio y que, logró la producción del acetato pintores, en donde cada pieza llevaba por nombre el de un pintor mexicano.
Cuarteto Mexicano de Jazz. Esta agrupación ha incursionado en el jazz sinfónico, mismo estilo que en países como Estados Unidos y Noruega han desarrollado los grupos Chicago y Tasbayan President. Banda elástica: banda de jazz ; grabaron un disco de producción independiente. La grabación estuvo muy bien lograda, con buena tecnología, pero tuvo poca promoción. Área: grupo que intentó revitalizar al jazz mexicano .

En el Estado de México durante la década de los 80's del siglo XX. Grupo Virage, en el llegan a tocar músicos relevantes , que posteriormente formarían parte del Grupo Astillero ; también el músico Gerardo Bátiz y su disco  de estudio que llevó por título 'virage' y era un acetato LP que tenía cuatro fotos en fondo negro y letras aria! bold en relieve de color blanco, la primera foto era una carretera vista desde el interior de un automóvil, la segunda, eran los ojos de una muchacha , la tercera, un espejo retrovisor, que en su imagen mostraba el tramo de la carretera que había quedado atrás, en el pasado, y la última,es una foto del asfalto de la carretera.

Guadalajara, Jalisco finales de los 70's década de los 80's, en 1978, el  grupo  de  rock  progresivo La botella sin tapón hace un acercamiento al jazz, pero el grupo más relevante de este género fue Terapia, su grabación en acetato LP llevó por título 'terapia' muy bien realizado, definían su estilo dentro del jazz rock y con una orientación a lo sinfónico, usando instrumentos como: arpas, clavicordios, violines, etc. 

Michoacán al inicio de la década de los 80's, se formó un cuarteto de jazz que por nombre tuvo La goma. Estaba muy bien integrado en la batería, bajo, teclados y guitarra. Recorrieron todo el estado de Michoacán.

Veracruz década de los 70's a la década de los 80's.A finales de los 70 's  y  principios  de  los  80 's, se formó la agrupación musical de jazz Quintana Roo. Esta agrupación inició tocando guarachas 'sabrosonas', cumbias y salsas en discotec 's y centros nocturnos, para reunir fondos para sus instrumentos . Pero ya ubicados en lo que querían, hicieron unjazz rock,jazz fusion y free jazz. Gerardo Bátiz , músico  de  jazz  que  tocó en esta época, en la ciudad capital de Jalapa, Ver. Empezó con experimentación libre dejazz y grabó su primer disco titulado Arlequín de producción independiente que estuvo al nivel de las grabaciones de los grupos de rock progresivo La caja de pandora, Al universo, Decibel y del etno-rock de Jorge Reyes con su disco lk tul. Su segundo acetato fue Miel con leche en el cual fusiona al jazz con ritmo caribeños­ antillanos como el calypso. Actualmente, este músico continúa con sus composiciones jazzísticas.

Zacatecas. Inicios de los 70's, hacia el año de 1974, en el auge de las luchas de los trabajadores en nuestro país, se formó el grupo Real del Catorce, homónimo del grupo de blues del maestro José Cruz. Esta agrupación llegó a amenizar las huelgas de los mineros emprendidas en esta entidad. Participaron en un festival cultural realizado en la zona centro de Zacatecas capital. Participaron en laferia zacatecana, realizada a la par de la feria de San Marcos en Aguascalientes. Este grupo y su jazz tuvieron mucha aceptación y un acercamiento a la fama. Su jazz era muy bailable y llegaron a grabar una cinta de audio­ cassette.
 Voces femeninas actuales en el jazz. Verónica ltuarte: talentosa cantante cuya voz puede interpretar varias tonalidades y varios géneros de la música de jazz. Ha participado en varias agrupaciones como: Virage, Astillero, Terapia, Eugenio Toussaint, Gerardo Bátiz. etc. lraida Noriega: cantante con una buena voz en el jazz. Magos Herrera: cantante de carácter selectivo que ha logrado buenos cosas en el jazz. Proyecto Bodyan: una buena voz y una buena guitarra.
Concluimos la relevante entrevista con el maestro
Jorge 'El greñas' Ávila mencionando que él como baterista formó el grupo Los gitanos, nombre que indicaba que tocaban por todas partes , posteriormente formó Ciroco nombre que tomaron del viento del desierto que levanta la arena durante la tormenta. Su grupo posterior, fue Psique que incursionó en el jazz , blues, rock progresivo y heavy metal. En últimas fecha intentó integrar una nueva agrupación que llevaría por nombre La quinta dimensión.

Oaxaca década de los 60's, 80's y época actual. Con respecto a la  música  de  jazz  en  esta  entidad se realizó la entrevista al saxofonista Pedro Ruiz que mencionó las siguientes impresiones: fueron los hermanos Porraz, en la década de los 60's, los que impulsaron el jazz en la Escuela de Bellas Artes de esta entidad. Para los 80's, tocó a  los hermanos Martínez impulsar el jazz con la apertura del espacio de la cafetería Do mayor. Actualmente el jazz se escucha y se interpreta en el centro cultural La pochota. En la mixteca oaxaqueña, alta y baja, lugar de amplia tradición musical de banda, se ha formado el grupo Nubevaya que toca en su repertorio musical, algo de jazz (fuente: programa canal 22, 16 diciembre 2012). Con relación al entrevistado,es un saxofonista que siendo originario del estado de Oaxaca, y al formarse en la música adquirió un saxofón de fabricación china, años después, tratando de mejorar su conocimiento musical y mejorar su instrumento, cruzó la frontera dos veces de manera ilegal, viajó por cinco meses, llegó a Las Vegas, Nevada; Mackallen y San Antonio en Texas; Brooklyn y Manhattan en Nueva York en el año 2001 (año del atentado a las torres gemelas), ahí compró su segundo saxofón el cual fue fabricado en los años de 1925-1930, lo cual indica que fue ejecutado durante el Be bop jazz. De este instrumento sólo se fabricaron mil piezas y es de marca Busher. Actualmente este músico se presenta en el restaurante de la colonia Nápoles ciudad tino y en un bar de la colonia condesa en donde, junto con otros músicos interpretan covers jazzísticos.
Tabasco época actual. En Villahermosa, Tabasco, ciudad con poca tradición para el jazz se ha formado una agrupación de jazz que se denomina Árbol 9 en el cual está un excelente baterista de esa entidad.


Distrito Federal década de los 90's. 1994: se crea como  un  colectivo  el  grupo   Sociedad   acústica de capital variable que tocan música ancestral y jazz base. Tenían un proyecto llamado Satchmo. Otros grupos han sido: Alacrán del cántaro, La cocina y Sonora Onoson en los cuales el pintor escultor, Francisco Javier Vázquez Estupiñan, Jazzamoart ha ejecutado la batería. Este pintor ha creado escenografías para conciertos  de jazz. (fuente: internet). Azcapotzalco, D. F. década de los 80's a la actualidad.
En la década de los 80's en la colonia Claveria, se formó una agrupación de jazz que llevaría por nombre Oasis, el cual se presentó en varios locales durante tres años. En este milenio, en el mes de marzo del 2011 se presentó en el evento de la segunda feria del libro deAzcapotzalco el músico Héctor Infanzón y su trío. Durante el concierto, todos los asistentes pudieron enterarse que este relevante músico y su familia son originarios de la delegación de Azcapotzalco. Presentaron su disco compacto Citadino , donde uno de sus temas, No porque me muero, se refiere a los lugares emblemáticos de la ciudad: sus edificios, bares, cafés, sastrerías , librerías, etc. Héctor Infanzón en el teclado fue acompañado    en el bajo por Adrian Infanzón en el bajo eléctrico y Giovanni Figueroa en la batería. A manera de conclusión podemos comentar que en la época actual, un lugar en donde se puede escuchar jazz (desde la década de los 70's del S. XX) es el restaurant bar Nueva Orleans de San Ángel y el Jazz club cinco de mayo en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Además, para todos los interesados en el tema les mencionamos que están editados dos libros -mismos que pronto leeremos - sobre la historia de ésta interesante género musical: el jazz en México. En diciembre se realizó un concierto de jazz con Héctor Infanzón por su larga trayectoria musical en el jardín Hidalgo de la Delegación. Ciudad de México,diciembre 2013



Corrido al insurgente Encarnación Ortíz 

“El Pachón”
Por: María Elena Solórzano

Voy a contarles señores

de un hombre recio y cabal
es Encarnación Ortiz,
lo apodaban el “Pachón”.
Nativo de San Felipe
estado de Guanajuato
nunca se supo la fecha
cuando sus ojos abrió.
Era excelente jinete
a las bestias dominaba,
hombre y caballo eran uno
en las buenas y en las malas.
Primero fue bandolero,
emboscaba diligencias,


se quedaba con la plata

para ayudar a su gente.
Todo mundo lo temía
por ser audaz y valiente,
en la mano el corazón,
marchaba siempre de frente.
Se enlistó con insurgentes
y empezaron las batallas,
se distinguió Encarnación
por su entrega en los combates.
Le dieron misión de honor:
combatir a los realistas.
En Meseta de Caballos.
funda fuerte San Miguel.
Después de un cruento combate
se refugian en el monte,
les cayeron los realistas


y a toditos los mataron.

El valiente del “Pachón”,
con su querido caballo
se lanzó al despeñadero
hasta el fondo del barranco.
Pudo sanar sus heridas
para volver a pelear,
más tarde acepta el indulto
para su hijo salvar
Como un campesino más
está labrando la tierra,
Anastasio Bustamente
se lo lleva pa’ pelear.
Con bandera Trigarante
de nueva cuenta combate
tomando las poblaciones
cerca de la capital.


Azcapotzalco es testigo

de varias escaramuzas.
Una sangrienta batalla
se realizó en el lugar.
En el atrio de la iglesia
insurgentes y realistas
lucharon con gran fiereza
para ganar el combate.
Bustamente les ordena
a sus bravos capitanes
salvaguardar el cañón
para emprender retirada.


Encarnación con Arana

quieren lazar el cañón
cuando les llegan las balas
al centro del corazón.
Al morir Encarnación,
como se mueren los hombres,
queda encendido un furor
en todos los insurgentes.
Con renovado valor
se lanzan contra realistas,
los trigarantes proclaman:
“Ya ganamos, sí señor”
El diecinueve de agosto,
mil ochocientos veintiuno,
murió Encarnación Ortiz
por el amor a su Patria.


En el atrio de la Iglesia

enterraron al “Pachón”
con otros hombres valientes
héroes de nuestra nación.
Se le rindieron honores
como se lo merecía
una salva de fusiles
le dio su postrero adiós.
Vuela, vuela palomita
y cuenta en todo lugar
aquí descansa el “Pachón”
un héroe muy principal.

Santa Apolonia Tezcolco, la voz de sus 

recuerdos.

Entrevista a María Micaela Pizarro Gómez.

Por: Ana Marisol Reséndiz Pizarro.

Me llamo María Micaela Pizarro Gómez y soy oriunda de este barrio; originalmente aquí era una hacienda llamada Santa Apolonia dicho ranchito se ubicaba entre Ferrocarriles Nacionales y Camino a Santa Cruz Acayucan lo que es la prolongación de la calle Tochtli. Nos contaba mi mamá Leonor Gómez Elizalde que en los tiempos de siembra o cosecha se hacía una gran festividad con un sentido de celebración similar a los que las veintenas eran para los tepanecas que eran las fiestas agrícolas que celebraban los antiguos mexicanos. Mi abuelo el Doctor Sabás Gómez Picasso era el caporal de dicha hacienda y también el encargado de organizar dichas festividades; el siempre nos contaba una triste anécdota donde se ejemplificaba la pobreza de la época ya que muchos de los habitantes originarios que asistían a dicha celebración utilizaban ropa de manta sin adornos y un morral de manta donde guardaban tacos y tortillas para poder alimentar a su familia, no usaban zapatos, solo unos huaraches. Mi abuelo encontró algunas necesidades en la región motivo por el cual ejerció con mucho gusto su profesión de medico homeópata atendiendo a la gente del barrio además también era el encargado de salud de los animales del rancho, por ello se encargaba de curar a las vacas de empacho cuando habían comido zacate caliente. En la granja de Santa Apolonia teníamos distintos animales como: vacas, caballos, gallinas, guajolotes, gansos, patos, palomas, cerdos y hasta un toro que se llamaba Samuel.
            Contaba mi mamá que tenían una cerda tan enorme que al caminar serpentaba en el patio. Nuestro patio tenía una parte de techo de vigas a lo que se llamaba techo estilo catalán donde hacían nido las palomas.
Este barrio es muy húmedo porque era un lago lo que provocaba que las casas se llenaran de unos insectos llamados palomillas. Al recordar como era mi casa siento mucha nostalgia al recordar como mi abuelita tenía en el corredor tablones llenos de hermosas macetas que se hacían con pedazos de platos rotos y espejos que eran propias de la época a mi abuela le encantaba tener la casa llena de plantas pues eso propiciaba la llegada de las golondrinas y otras aves.
            Indagando en mis recuerdos me acuerdo de una prima de mi abuelo que era una anciana cuando yo era niña, a la que le decían Dorita y nos contaba que en el arroyo que pasaba por lo que ahora es el eje tres, en el cual había carpas y muchos acociles que fue lo que le dio el nombre al metro camarones; fue un lugar que participo activamente en la revolución, algunos vecinos del barrio platican de los tesoros enterrados en el mismo pero también Dorita contaba que los rebeldes ahí escondieron las armas cuando venían huyendo del ejercito realista, armas que junto con tesoros y uniformes realistas fueron encontrados en el cauce del arroyo y en los alrededores, ya que Azcapotzalco participo activamente en la lucha revolucionaria como también fuimos la sede de la última batalla de la Independencia. Cabe señalar que Pancho Villa vino a juntar gente para la bola, algunos de los Gómez y los Romero se fueron con Pancho Villa.
            Este lugar era un paraíso maravilloso con chinampas y milpas, en ese tiempo no se sentía tan duramente el hambre, pues había muchas plantas comestibles principalmente la milpa. Pero todo ha cambiado transformándose y reflejándose en cada una de las calles de ciudad de México. Por ejemplo en este barrio había solo pequeñas callecitas que se inundaban una vez al año, el drenaje era pésimo y por todos lados había mucha basura, nuestro entorno se volvió tristemente folclórico ya que en el porfiriato llegaron las pulquerías, las cantinas y con ellos llegaron los borrachitos y los jóvenes se la pasaban de vagos jugando cascaritas de fútbol, pero no de un modo inocente sino todo a través de las apuestas callejeras, que a veces eran por unos cuantos pesos o por unos chescos (refrescos), después de que nuestro barrio había sido un vergel se convirtió en una romería que completaba la experiencia barrial con hambrientos perros callejeros en cada esquina, y uno que otro peladillo gritando groserías se perdieron las buenas costumbres que tenía la gente que vivió en las rancherías.

            Pero vayamos a otro asunto importante que es la fiesta de Santa Apolonia que se celebra cada 9 de febrero al inicio de dicha celebración que antes duraba alrededor de ocho días; la fiesta comenzaba cuando el mayordomo se encargaba de recoger en efectivo donaciones de los fieles para realizar dicha fiesta, que se engalanaba con la quema de juegos pirotectinos, alegres bailables, palo encebado que en la parte de arriba tenía cinco morrales que contenían despensas que el ganador se las podía llevar a su casa, box, carreras en bicicleta que se adornaban con papel china de distintos colores, también íbamos a ofrecer flores a la virgen, había muchos fieles ya que desde las 10 de la mañana había misas para todos los dentistas por que Santa Apolonia es su patrona. Recuerdo con alegría como desde temprano lanzaban cohetes, le tocaban las mañanitas a la imagen, había música de banda y en medio de la algarabía de la gente sacaban a peregrinar por toda el barrio a la imagen acompañada de los fieles y de las mojigangas que son muñecos hechos de alambre y tela manipulados por una persona que se mete en ellos había dos muñecas, un muñeco, dos tortugas y un diablo o al menos eso creo. Por último recuerdo a mi tío abuelo Miguel Gómez Elizalde que nació el 14 de abril de 1931 y fue hermano de mi madre Leonor Gómez Elizalde, en el año de 1947 estudio en al secundaria nocturna y después fue profesor de secundaria y director que entre otras cosas sembró 200 árboles en este barrio y se dedico a cuidarlos en cuerpo y alma después de los estragos de la deforestación que nos trajo la modernidad así como la construcción del ferrocarril y finalmente la eje vial. Y culminó sus estudios de derecho en la UNAM.

Entrevista Argelia Malagón Muñoz.

Me llamo Argelia Malagón Muñoz, mi pade fue Felix Malagón Guzmán y mi madre fue Josefina Muñoz Hernandez. Se casaron el 4 de julio de 1937. Cuando yo era pequeña en donde comenzó a pasar el ferrocarril hacía viajes a Cuernavaca. Había un hermoso riachuelo y lo demás estaba lleno de milpas, el campo del barrio era hermoso pues había muchísimas flores rojas que eran amapolas, en ese predio correspondiente a la calle de ferrocarriles había varias viviendas y toda esa calle en el camino que va al metro refinería estaba llena de platanales, hablando de los antiguos oficios pasaba un señor gritando ¡Chichiuilotes! Que eran unos pajaritos que se comían y eran muy sabrosos, desafortunadamente al construir las vías a todas las familias que vivían ahí, les fue expropiado el terreno, algunos de los vecinos murieron de tristeza pues no les alcanzo con el pago simbólico para comprar otra casa y murieron de nostalgia pues no conocían otro hogar. En este barrio había leche, nata y dos establos, de los sembradíos más destacados teníamos chile, milpa, cañaverales, las calles eran muy angostas donde solo pasaban carretas, todavía me toco ver ranchitos, y donde ahora es el eje vial a mitad había un hermoso ahuehuete en está casa que se encuentra en frente de la iglesia de Santa Apolonia Tezcolco vivió mi padre que se llamo Félix Malagón que tenía como oficio el de ser molinero de este barrio el molino estaba en la calle de Ferrocarriles Nacionales. Por último me gustaría contar una anécdota mi hija se llama Izel Guadalupe pero originalmente yo había decidido ponerle Itzel Cuatlayopeo, pensando que Cuatlayopeo era un sinónimo de la virgen de Guadalupe pero su padre al ir a registrarla se equivoco y por eso ahora se llama Izel Guadalupe.  

El encuentro con la crónica en el lugar de las hormigas

 Por: José A. Carbajal Cortés

 Con Dedicatoria a todos los cronistas que han conformado la historia y crónica de
Azcapotzalco.

Mi acercamiento primeramente con la crónica es a través de los diversos años de
estudio pasando por los primarios y secundarios, hasta los inicios del bachillerato en donde
empiezo a saber del asunto de la crónica y por tanto de los cronistas. Empezaba a estudiar
a aquellos autores que, de una o de otra forma a través del tiempo han conformado la
crónica, como lo son: Bernal Díaz del Castillo, Fernando Alvarado (Tezozómoc), López de
Gómara, Gonzáles Obregón, José María Marroquí, Rivera Campas, Ángel de Campo,
Artemio De Valle Arizpe, Salvador Novo, Miguel León Portilla, Carlos Monsiváis, entre
otros más. Las calles, las anécdotas, las leyendas de México que, poco a poco o en mucho,
iban despertando una búsqueda por saber más del lugar en donde me ubicaba y vivía en esta Ciudad antigua y moderna que no terminaba de sorprenderme, en la búsqueda de la
identidad del lugar donde vivía.

Es así que por la década de los noventa, estudiando medio superior, mi primer
acercamiento con estos temas fue en el bachillerato, fue sobre los brujos de San Juan
Tlilhuaca (en el Plantel del Colegio de Bachilleres - San Juan Tlilhuaca) referido por un
profesor de Historia Socio-económica de México, lo que llamó poderosa e interesantemente
mi atención, lo que hace que empiece a indagar sobre la historia de estos lugares, ya que
recordaba que en la niñez mi padre Juan Carbajal Téllez me decía al pasar por la parroquia
de Azcapotzalco: Mira dicen que la hormiga que está ahí se mueve, o que al pasar por un
lugar me decía también: En esta Hacienda de Clavería comentan que filmaban películas,
aquí filmaron una del Santo. Y así investigaba lo más que podía de los lugares de
Azcapotzalco y localizaba libros como el de Azcapotzalco en el tiempo que se me hizo
fascinante de leer. Y es por el año de 1995 que empiezo a leer una interesante publicación
en formato sencillo pero atractivo que llego a mis manos de forma afortunada llamado
Boletín Informativo de los Cronistas de Azcapotzalco, que tiempo después deje de ver y
aparecía otra publicación como la anterior llamada Los Cronistas realizada y editada por
ciudadanos residentes de Azcapotzalco en un esfuerzo conjunto y que, a partir de estos
textos en sus crónicas experimente el gusto de un acercamiento a lo local, en los lugares
que eran cotidianos del día a día y desde tiempos inmemorables guardaban una historia,
una crónica, que para mí eran un acierto, porque era lo que yo buscaba ávidamente aunque no llegaba a tener todos los números seguía buscando ya crónicas locales de Azcapotzalco que para mí era algo que estaba descubriendo, ya fuera en libros o de viva voz que contaban vecinos mayores de edad que tenía la fortuna en ocasiones de escuchar. Así empezó mi acercamiento con este lugar que tenía una historia ancestral, que en los libros de texto era reducida, esta historia del gran Azcapotzalco en algunos renglones y nada más.

En estos textos de Los Cronistas (y en otras publicaciones más adelante) empezaba a
conocer los nombres de Yolanda Pareyón, Antonio Urdapilleta, Ma. Elena Solórzano,
Antonia Zempoaltécatl y otros más que iban surgiendo; seguía viendo las publicaciones
siguientes que salían y los nombres volvían a aparecer en los artículos descritos como
crónicas, cuentos y también de poesías. Entonces me imaginaba como serían los autores de tan interesantes crónicas y relatos. Y llegó entonces el día o los días, en que veía y
escuchaba a los autores de estos escritos, a los cronistas de Azcapotzalco, esto a partir del
Coloquio de Crónica y Memoria de Azcapotzalco, organizado en el segundo aniversario del Archivo Histórico de Azcapotzalco en donde se invitaba al público a asistir al Archivo
Histórico ubicado en la antigua Casa de Bombas en el Jardín Hidalgo que, en aquel
entonces había sido inaugurado de manera formal por el Historiador y Cronista de la
Ciudad- Miguel León Portilla el 8 de agosto del año 2000, al que empecé a asistir a estas
crónicas que, tiempo después aparecería con ello una Memoria de este referidas reuniones
de los cronistas de nuestro Azcapotzalco.

Entendemos que la crónica son los relatos, escritos y testimonios, de sucesos por
orden del tiempo con una secuencia y que, por este medio, se puede escribir y por tanto
describir un relato en un lenguaje literario, emocional o meramente informativo, de manera
personal o en tercera persona mostrándose en ello un estilo ameno, con anécdotas o
testimonios que en ocasiones la Historia como tal no admite, siendo por tanto un estilo más
flexible de escribir en un contexto, tema, situación o personaje. Así, ha habido desde
historiadores y literatos que nos han contado la Ciudad desde su época antigua. En pláticas
impartidas por la cronista de la Ciudad Ángeles Gonzáles Gamio en algún espacio donde se ha presentado, (como lo es en Azcapotzalco) ha comentado que los cronistas son quienes tienen una visión más cercana de los diversos lugares de la Ciudad, ya que la cuentan con vivencias y emociones testimoniales acudiendo a todos los géneros en sus crónicas escritas en manera por demás amenas. La Ciudad capital como sabemos, está conformada por Delegaciones desde 1928, año en que se realizó la demarcación territorial en la segunda ley de planificación, en que Azcapotzalco desapareció como Municipio transformándose en Delegación y que ha contenido dentro de ella una infinidad de pueblos y barrios que proviene desde tiempos prehispánicos y coloniales que por tanto, tiene en ello una gran riqueza ya escrita y descrita desde tiempos pasados y más recientes; esto desde los cronistas coloniales hasta la actualidad y, como sabemos en las Delegaciones sus antecedentes vienen de sus pueblos y barrios (antiguos calpulli). Existe, por lo tanto, un cronista o un Consejo de crónicas en diversos lugares que recaban y escriben su historia local, con sus personajes, anécdotas, leyendas y urbanismo, como en: Tlalpan, Xochimilco, Coyoacán, Azcapotzalco, Iztacalco, etc., estando por tanto presentes en toda la Ciudad o D.F.

Y el caso que nos trae aquí son nuestros cronistas de Azcapotzalco, el cual, al indagar, al
investigar y conocer del cómo se conformaron, como nació, surgió y salió a la luz la
crónica Azcapotzalca, como ahora la conocemos propiamente en este tiempo contemporáneo tiene su historia, lo cual refiero aquí. La iniciativa de este germen surge al formarse un grupo allá por el año de 1989 en el Barrio de Nextengo, un grupo que como cronistas escribieran sobre estos lugares del ancestral Azcapotzalco y de los
acontecimientos actuales del entorno. Fue así en el referido año que el padre Senén Mexic
Cariño, (que era cronista de Acatlán en Puebla) llega para hacerse cargo de las Capillas de
San Lucas Evangelista (barrio de San Lucas Atenco) y de la Capilla de San Salvador
Nextengo, (barrio de San Salvador Nextengo) quien, en una iniciativa, reúne a un grupo de
cronistas reuniéndose en la Iglesia de Nextengo: don David Delgado, el Arqlgo. Antonio
Urdapilleta, Mtra. María Elena Solórzano, don Álvaro Saldaña, el propio padre Senen y
Elvira Buelna y que, años más tarde se fueron incorporando más cronistas en este ejercicio
como: la Dr. Yolanda Pareyón, Martín Borboa, Martina Rodríguez García, Gilberto Pérez
Rico, Alejandro Brito, Estela Guerra, Marisol Gutiérrez, entre otros (Archivo MES).
Capilla de San Salvador Nextengo en el Barrio de Nextengo, Azcapotzalco.

También he de mencionar que tiempo después, se reunían en la primera biblioteca que se
instaló en Azcapotzalco en la época Vasconcelista, -esta es la actual Biblioteca Pública
Fray Bartolomé de las Casas- interesados en la crónica azcapotzalca como: Francisco
Martínez Arias, Ma. Antonia Zempoaltécatl, Antonio Urdapilleta, Ma. Elena Solórzano,
Álvaro Saldaña y otros, esto fue por los principios de los noventas para escribir y publicar
crónicas de Azcapotzalco, por lo que la idea sale a la luz con la acertada iniciativa de
Antonia Zempoaltécatl y de Ma. Elena Solórzano, con las publicaciones ya referidas del
Boletín Informativo de los Cronistas de Azcapotzalco y de Los Cronistas, así como más
adelante los cuadernillos de Tlacuilo, Amoxcalli, Azcapil, Los Cronistas Nueva Época y
Buscando rumbos. Estas publicaciones tenían como tema central los sucesos, crónicas de
sus barrios o antiguos calpullis y de la historia de Azcapotzalco. 

Y son las leyendas mi siguiente acercamiento a la crónica, ya que nuestras leyendas
provienen desde su época prehispánica, pasando a lo largo de nuestra historia y también de los sucesos más cercanos a nosotros, que se han contado y se cuentan al presente. Y es en este inter que surge el Consejo de Cronistas de Atzcapotzalco, que se había instalado formalmente como Consejo ya en el trascurso del año de 1998-1999, durante el ejercicio del Jefe Delegacional de entonces Moctezuma Barragán y conformado el Consejo de Cronistas de Atzcapotzalco por: don David Delgado, Antonio Urdapilleta, María Elena
Solórzano, Martina Rodríguez García , Álvaro Saldaña, Yolanda Pareyón, Martin Borboa
y Juana María Naranjo y es por el 2003 el acercamiento a la Casa de Cultura de
Azcapotzalco a los Encuentros de Crónica Historia y Leyenda de Atzcapotzalco
organizados por este Consejo, al cual empiezo a asistir a estos encuentros realizados.

Es cuando se empiezan a hablar, narrar, recopilar, las Leyendas de Atzcapotzalco cuyo
primer tomo I presentado en forma sencilla como cuadernillo, sale publicado en 2003, en
una iniciativa e idea muy acertada: la recopilación tanto de investigación en los lugares,
como de viva voz de las leyendas de este nuestro Azcapotzalco, que irán apareciendo en
diversos años en estas publicaciones hasta su tomo IV, sumándose consecuentemente, más leyendas hasta conformar un poco más de un centenar que son recopiladas y escritas por Antonio Urdapilleta y Ma. Elena Solórzano para el conocimiento de los chintololos en un
testimonio de Azcapotzalco como una región rica en la tradición de leyendas que aparecen
definitivamente ya como libro de Leyendas de Atzcapotzalco, en 2014 presentándose en el
XIV Encuentro de Crónica, Historia y Leyendas de Atzcapotzalco.

Anterior a esto, se presentaba junto con los cronistas de Azcapotzalco en 2002, un grupo
llamado Tlahtoque de narradores escénicos en diversos espacios culturales y parques,
quienes lo formaron en su momento: Antonio Urdapilleta, Estela Guerra, Ma. Elena
Solórzano, Martina Rodríguez, entre otros; así como los narradores escénicos: Ricardo
Molinero (Fray Molinero), Rafael Hernández y otros más, en la difusión de las crónicas y
leyendas de Azcapotzalco. Haciendo una pausa, es en el transcurso de estos Encuentros,
que el cronista Antonio Urdapilleta (quien además organizaba entre tantas actividades la
puesta en escena de la Malinalli la llorona de Atzcapotzalco) invitaba a las personas
interesadas en las crónicas azcapotzalcas, a reunirse en el café Aura Mazda los miércoles,
en donde conozco más su trabajo con sus pláticas directas y en una de estas pláticas me
invita a colaborar con el Consejo de Crónica por los temas que hablamos e inquietudes que
le manifestaba sobre las Leyendas y del cine filmado en sitios de Azcapotzalco.

Y es con el paso del tiempo, que empiezan (ya antes con monografías y periódicos) a
surgir a la luz, diversas publicaciones incrementando el patrimonio y memoria documental
de Azcapotzalco (además de las que me he referido anteriormente) que, en diversos años
van incrementándose en número como son: Azcapotzalco. Libro vivo, Plenitud: claroscuro
en la vida de Don David Delgado, Por donde pasaron las hormigas, Personajes de
Azcapotzalco, Voces Tepanecas: cápsulas históricas de Atzcapotzalco, Memoria de
Azcapotzalco: Relatos y recuerdos, 30 Tesoros de Azcapotzalco y otros tantos, con sus
crónicas e historia escritas, que oportunamente adquiría y daba seguimiento a tanta y tanta
semilla que se esparcía para el conocimiento cada vez más de sobre Azcapotzalco.

En los subsecuentes años de este nuevo milenio más publicaciones seguirán apareciendo
acertadamente y con ello la Historia y la crónica: San Juan Tlilhuaca lugar de lo negro,
Por el Sendero de las Hormigas Crónicas y Relatos de Azcapotzalco, Las hormigas de Azcapotzalco, Cementerio Vecinal de San Juan Tlilhuaca, U. H. El Rosario: orgullo de Azcapotzalco, Clavería centenaria, Azcapotzalco: Globalización e identidad, Historia de Azcapotzalco: Lugar con rostro memoria y corazón, entre otras publicaciones, con tantos más cronistas, escritores y literatos que han plasmado sus escritos sobre Azcapotzalco, de este lugar con mucha historia y crónica perteneciente al valle de México. Es de esta manera con tantas y tantas publicaciones en el haber mi acercamiento a la historia, crónica y leyendas de Azcapotzalco, y de tener la gran oportunidad de conocer a los cronistas a quienes envió un saludo de agradecimiento.

Así, detrás del trabajo del cronista hay una historia, que germina y que se vuelve pasión:
el recabar datos, anécdotas, vivencias, micro historias, leyendas, de una identidad que nos
forma y nos conforma con diversas aportaciones particulares y colectivas. De ello ya han
pasado más de 3 décadas en el quehacer de las crónicas en Azcapotzalco, un quehacer que nos da identidad del lugar de donde venimos y por tanto de donde estamos situados.
Azcapotzalco, por lo tanto, tiene una riqueza de antaño y actual, que lo conforma su
historia, sus crónicas, sus leyendas, ya escritas en su literatura que es, ya vasta y que
seguirá conformándose y escribiéndose en el quehacer de su vida actual presente y futura
que quien no lo ve así, es porque tiene un desconocimiento de la ancestral y actual
Azcapotzalco lugar de las hormigas.


Azcatl-hormiga, símbolo de Azcapotzalco