lunes, 19 de septiembre de 2022

 

Septiembre - 2022 - Número 44 - Director y Fundador Patricio Garibay

Número especial dedicado al mes de la patria.

CONTENIDO:

130 ANIVERSARIO DEL DESFILE PATRIO EN AZCAPOTZALCO

Amalia Elorduy (Entrevista)

LA GUERRA DE INDEPENDENCIA, DE SAN LUIS POTOSI A AZCAPOTZALCO. (Parte 2 de 2)

Martina Rodríguez García

¿DEBEMOS TUMBAR EL MONUMENTO A MIGUEL HIDALGO?

Patricio Garibay.

AZCAPOTZALCO Y LAS FESTIVIDADES DE SEPTIEMBRE.

Ana María García Alvarado.

SAN JUAN TLILHUACA. LA EVANGELIZACION DEL BARRIO. PARTE 2

Sebastián Romero Olmos

POSIBLE SITIO DONDE SE UBICABA EL TEMPLO MAYOR DE AZCAPOTZALCO.

Gilberto Pérez Rico

JUAN O´GORMAN, LAS CANTINAS  Y LA BIBLIOTECA

Martín Borboa

SAN JUAN TLILHUACA “XX ANIVERSARIO DEL CORO AMIGOS DE JESÚS”

Raquel Rodríguez Sandoval

EMMA GODOY, PAPEL DE LAS RELIGIONES

Don Nayarito Cantalicia

COMUNICADO DE LA DIÓCESIS DE AZCAPOTZALCO

Guardianes San Juan Tlilhuaca.

MI DIARIO DE  AGOSTO Y  SEPTIEMBRE.

Faty Kim Mingi

MEDICINA TRADICIONAL MEXICANA, UNA LUCHA CONTRA EL OLVIDO.

Tonakopiltzin

EL BRINDIS DE LOS MONOS

César Elías Rodrigo Badillo Camacho

UN EXTRAÑO EN LA FIESTA

Gustavo Aquino

¿QUE NO HAY EN AZCAPOTZALCO QUE TE GUSTARIA QUE SI HUBIERA? 

Encuesta Chintolola  3

HÉROES POCO RECONOCIDOS EN LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO.

Por Virginia Hernández Vázquez

COLONIA DEL GAS  (AZCAPOSTALES 16)

Diana N. Colín

130 ANIVERSARIO DEL DESFILE PATRIO EN AZCAPOTZALCO

Por La Maestra Amalia Elorduy (Entrevista)

El pasado 11 de septiembre 2022, se hizo una entrevista a la Maestra Amalia Elorduy, acerca de los 130 años que cumple el desfile que se lleva a cabo en el corazón de Azcapotzalco, con motivo de la celebración patria por la Independencia.

La entrevista se llevó a cabo en un restaurante llamado “Terraza 451” en Avenida Azcapotzalco.

Algunas de las palabras de la Maestra, en resumen, fueron:

“Este desfile patrio, es muy importante no solo en Azcapotzalco o para Azcapotzalco, sino a nivel de toda la Ciudad de México, porque es el segundo más importante que se efectúa en la ciudad de México, después del desfile del Zócalo, que se hace el 16 de septiembre.

Este desfile fue el primero que se hizo en todo el Distrito Federal, y data del año de 1892. Es decir que este año cumple 130 años de estarse realizando año con año, ininterrumpidamente, excepto en dos ocasiones: cuando fue la decena trágica, en 1914, con la Revolución, y ahora con la pandemia.

Quitando esas dos ocasiones, se ha venido realizando, año con año desde 1892.

¿Por qué en esa fecha?

Porque casualmente era Prefecto de Azcapotzalco, Don Ángel Zimbrón, que era un personaje de aquí, muy importante por diversas razones. Además de haber mandado construir muchas cosas que para esa época eran muy modernas, como el antiguo mercado de Azcapotzalco, la actual Casa de Cultura, que entonces era Palacio Municipal, el kiosco y otras cosas, él era abogado, fue muy  buen negociante, hizo mucho dinero, tenía muchas propiedades aquí, y entabló mucha amistad con Don Porfirio Díaz, que era el Presidente de la República.

De tal manera que Don Porfirio lo estimaba mucho, lo nombró Presidente del Ayuntamiento de la Ciudad de México, y venia a visitarlo frecuentemente.

Esto que yo les digo es una tradición oral, ha pasado de generación en generación, y todo el mundo lo sabemos.

El 15 de septiembre era cumpleaños de Don Porfirio, y él inició los bailables en la noche en Palacio nacional, para dar el Grito ahí, y aprovechar que festejaba su cumpleaños. También eso todos lo sabemos.

Entonces en el año de 1892, acababa de haberse inaugurado el Palacio municipal de Azcapotzalco, y se le ocurrió a Don Ángel Zimbrón, invitar a Don Porfirio en la mañana, para festejarle de alguna manera su cumpleaños, de forma sencilla, casera, y organizó un pequeño desfile patrio, que pasó frente al palacio Municipal recién inaugurado, un año antes, para halagar a Don Porfirio.

Tuvo tanto éxito el desfile, que no se ha dejado de efectuar hasta la fecha. Ahora es una fecha importante porque son 130 años de este desfile.

En las municipalidades de la ciudad de México, este desfile fue el primero, pues antes no había, lo inauguró Don Ángel Zimbrón, no había ni en Tlalpan, ni en Milpa Alta ni en ningún lado porque no se usaba. Lo inventó Don Ángel Zimbrón para halagar a Don Porfirio aquí en Azcapotzalco, y después se siguió haciendo aquí en Azcapotzalco y con el tiempo se ha venido haciendo en todas las demás delegaciones o alcaldías, en el estado de México, y ya es una costumbre en todas las escuelas que la mañana del 15 de septiembre, se haga algún evento en recuerdo de la Independencia.

Pero antes de éste no se hacía, éste es el primero en las municipalidades, y el que puso el ejemplo.

Este desfile tiene varios meritos:

Ha servido de ejemplo para todos los demás municipios, y se ha conservado, y fue iniciativa de alguien de aquí de Azcapotzalco, el que lo inventó era chintololo, y se ha podido conservar en toda su magnitud, porque sigue siendo el más grande desfile de la Ciudad de México, después del de el Zócalo. Es más grande que el de cualquier otra delegación.

El desfile fue siempre en Avenida Azcapotzalco, desde un principio. Yo creo que la primera vez fue un poco más corto, porque todavía no existían las casas de la colonia El Imparcial, esas se construyeron en 1907, y el desfile es de 1892, antes ahí eran nada más las tierras de la Hacienda de Clavería y del otro lado nomás eran ranchos, así que era más corto, probablemente empezaba aquí en San Lucas y terminaba en el Palacio Municipal.

Era una cosa chiquitaDespués cuando yo era niña, joven, y todavía hasta hace poco, empezaba en avenida Clavería, en la calle Estío, y llegaba hasta el edificio de la Delegación. Tengo entendido que hoy va a empezar en la calle de Invierno, ya se hizo más cortito, y terminará en la Delegación.

El tramo San Lucas, Casa de Cultura, ha sido siempre.

Y se ha podido conservar el desfile así, con esa magnitud, y ha seguido siendo el segundo más importante después del desfile del Centro, en toda la Ciudad de México, gracias a la participación y entusiasmo de todos los chintololos, de todos nosotros, porque salimos a verlo, cooperamos, todas las escuelas participan, es decir que todos los vecinos de Azcapotzalco participamos con entusiasmo de nuestro desfile, y por eso se ha podido conservar. Adornando las casas, etc.

Yo veo el desfile desde que era niñita. MI mamá nos sacaba a ver el desfile”.

LA GUERRA DE INDEPENDENCIA. 

DE SAN LUIS POTOSI A AZCAPOTZALCO.

(Parte 2 de 2)

Cronista Martina Rodríguez García, Barrio Los Reyes Azcapotzalco.

Este texto es continuación de lo publicado en esta misma revista electrónica, el 17 de septiembre de 2021, es decir, hace un año, la parte 1 de 2..

Continúa así:

Agustín de Iturbide cuenta en su memoria que desprecio dos propuestas de Hidalgo, la primera ofreciéndole la faja de Teniente General sí tomaba partido en la insurrección y la segunda de un salvo conducto de su familia y a su padre que era español con solo la condición que se separará del servicio del gobernante español. Félix María Calleja fue nombrado virrey. Y con las fuerzas armadas los Villagranes como siempre ocupaban en el Estado de Hidalgo: Huichapan, Zimapán y el territorio, que desde estas poblaciones se extiende hasta Huejutla. El 2 de mayo de 1813 Calleja se presentó frente a Huichapan para intimar rendición de Los Insurgentes. Temblad habitantes de HUICHAPAN.

El 1914 Don Mariano Abasolo y su mujer Doña Manuela Taboada vendiendo sus joyas y otras ofreciéndolas por un pasaje para acompañar a su esposo en el viaje de Veracruz hasta Cádiz donde Fernando VII, envío a Don Mariano a la cárcel y después junto con su mujer fueron trasladados al castillo de Santa Catarina donde permanecieron en la miseria, en 1819 Abasolo murió y su esposa regresó a su casa en México. Está heroína mexicana recupero su Hacienda, esto fue por disposición de una ley general.

Don Matías Martin y Aguirre antiguo minero del Real de Catorce está plagada la Gaceta de México publicación mensual, su dueño Juan Ignacio María Castorena y Úrsula en 1722. De las intrépidas acciones del antiguo minero de Catorce está plagada la gaceta de México a fines de noviembre de 1810 participó en la reconquista de Guanajuato y Calleja lo elogio el parte correspondiente. Eran apenas una de sus primeras armas. Después el 6 de junio de 1812, a las órdenes de Don Joaquín Castillo y Bustamante y a la cabeza de un escuadrón de Lanceros del Potosí, se distinguió sobremanera al tomar con un golpe de audacia El Cerro del voladero en la batalla que en Tenango perdió lastimosamente Rayón.

En 1817 el Virrey Apodaca nombró a Don Matías Martin y Aguirre comandante general de las provincias de Valladolid donde los insurgentes acababan de asestar buenos golpes. Allí en el bajío quedaban las últimas guerrillas Insurgentes de 1818 a 1820. Agosto de 1821 es la fecha de mayor importancia para todos los habitantes de Azcapotzalco. Quedando en los alrededores de la capital y señalando que el ejército realista de acantonó en la hacienda de Clavería y también en Tacuba Manuel de la Concha y sus fuerzas realistas con todos sus hombres y armas protegían el acceso a la Ciudad de México, así que avanzaron hasta muy cerca de la parroquia (hoy Catedral) de los Santos Apóstoles Felipe y Santiago, el 18 de agosto avanzaron los independientes para Tlalnepantla y el 19 muy temprano, se presentó Bustamante en el alojamiento de Quintanar, después de ampliar la discusión se acordó que acaparan las tropas en Azcapotzalco y haciendas inmediatas para lo cual era preciso llamar la atención de Concha que se encontraba en Tacuba. Fueron dispuestas y revisadas las fuerzas que había que llevar Bustamante y una hora después se dirigía este hacia el pueblo de Azcapotzalco, reconociendo las haciendas de Careaga, Cristo y Echegaray para buscar alojamiento. El Capitán Nicolás Acosta con algunas tropas se dirigió a Tacuba y trabó una escaramuza qué obligó a los realistas a abandonar un puente en el que se habían fortificado. Anastasio Bustamante se quiso replegar en Santa Mónica dispone una evolución, forma guerrillas de Infantería y caballería, manda Bustamante, tocar a Exterminio y se pone a la cabeza de las tropas que con la voz y el ejemplo conduce a la lucha, mostrándose decidido y esforzado, con la valentía que era peculiar, en pos de la gloria o de la muerte, arrastró tras de sus tropas a los jefes realistas a los dragones de Guanajuato y del príncipe, a los granaderos de la corona y el primero americano y con ellos dio una terrible carga a la espada y bayoneta los enemigos caían por todas partes. Al embalarse el cañón insurgente. En medio de ese desastre por la noche cuando comenzaba a recorrer en las filas de los independientes el espanto y el terror producidos por los ¡ayes! de los heridos y moribundos, el valiente Encarnación Ortiz, conocido Generalmente con el sobrenombre del Pachón, dijo:

Ahora veremos si los fieles del Potosí, van hasta dónde llegan los de la Sierra de Guanajuato.

Los fieles, le contestó Manuel Arana, van hasta dónde llegan los hombres, ambos oficiales seguidos por sus soldados dieron una terrible carga muriendo en la plaza y en el atrio muchos realistas y también muchos Insurgentes. Encarnación Ortiz recuperó el cañón y murió en el acto. Bustamante al ver caído al Pachón y mucha de su gente muerta ya sin ningún movimiento de los realistas que se habían retirado hasta Tacuba, dando por terminada la última batalla de la guerra de Independencia.

Uno de los estandartes que Agustín de Iturbide mandó para los héroes de esta batalla lo dirigió a Encarnación Ortiz y dice: “vertió su sangre por la felicidad de México”.

Y en una placa conmemorativa afuera del atrio de la Catedral sobre la avenida Azcapotzalco se lee: 1821-1921 EN ESTE ATRIO TUVO LUGAR LA ÚLTIMA ACCIÓN DE ARMAS DE LA GUERRA DE INDEPENDENCIA NACIONAL EFECTUADA EL 19 DE AGOSTO DE 1821.

Hasta este lugar llegaron los hombres de San Luis Potosí que portaron el escudo con la leyenda

Don Matías Martin y Aguirre murió el día 28 de junio de 1859 casi al cumplir 100 años.

El interés de conocer un poco de los personajes que recorrieron los caminos y Ciudades fue lo que me llevó a encontrar a Don Matías y a los fieles del Potosí, qué algunos fueron nombrados en la última batalla de la guerra de Independencia que se llevó a cabo en el atrio de la parroquia de los Santos Apóstoles Felipe y Santiago el Menor, así como en otros terrenos como el zacatito y todos ellos en el centro de Azcapotzalco.

 

Notas:

Rafael Montejano y Aguiñaga REAL DE CATORCE.

Obras completas de José María Luis Mora México y sus revoluciones obra histórica III.

Doña Josefa y sus CONSPIRACIONES.

Día II de octubre año 2009.

Septiembre 2021 para Revista la hormiga en Línea.

 

¿DEBEMOS TUMBAR EL MONUMENTO A MIGUEL HIDALGO?

 Por Patricio Garibay.

Monumento a Miguel Hidalgo. Jardín Hidalgo, Azcapotzalco.

Hoy que está de moda el quitar estatuas de personajes históricos que para bien o para mal contribuyeron a construir nuestro presente, y a propósito del mes patrio un amigo mío estudioso de la historia me preguntó recientemente si los chintololos debiéramos quitar la estatua de don Migue Hidalgo de nuestro tradicional y céntrico jardín, y me dio sus razones; Quitarla por los terribles crímenes que el cura nacido en el pueblo de Dolores cometió en la ciudad de Guanajuato y Guadalajara en el año de 1810. Y mi amigo respaldó su argumento agregando; Si quitaron el monumento a Colón que artísticamente era muchísimo más valioso e histórico que nuestro Hidalgo azcapotzalca y que además  fue  un símbolo de la Ciudad de México por más de 100 años, y todo debido a que  indigenistas que jamás han abierto un libro de historia le achacaron crímenes absurdos ¿Por qué entonces no quitar también nuestra estatua de Hidalgo?.


Monumento a Colón año 1877, Monumento a Colón año 2021

Efectivamente, a don Cristóbal Colón le han achacado toda clase de barbaridades personas que jamás han leído ni siquiera el Diario de a bordo de Colón,  (dudo que sepan siquiera de la existencia de tal libro) pero veamos cuales son esos crímenes cometidos por Hidalgo que mi amigo hace referencia, crímenes que la historia oficial jamás menciona.

LOS TERRIBLES EXCESOS DE MIGUEL HIDALGO. 

Muchos fueron Los excesos y las barbaries cometidas por los insurgentes bajo las órdenes de Miguel Hidalgo desde los primeros días de su levantamiento armado del 16 de septiembre de 1810, el que mas repercusión tuvo fue el brutal asalto a la Alhóndiga de Granaditas el día 28 de septiembre del mismo año en la ciudad de Guanajuato, donde una vez tomado el edificio fueron masacrados sin ninguna consideración sus más de 300  ocupantes que en su mayoría eran civiles, ancianos, niños y mujeres, entre ellas 20 humildes tortilleras. Hubo testimonios que aseguraron que los capitanes Allende y Aldama intentaron detener la masacre pero Miguel Hidalgo se los impidió. Ahí defendiendo la alhóndiga fue muerto también junto con su hijo el intendente Juan Antonio Riaño amigo cercano de Hidalgo y Allende. Luego de Aquellos brutales hechos muchas personas que habían sido partidarias de los insurgentes repudiaron el levantamiento.

Asalto a la Alhóndiga de Granaditas

Pero 3 meses después Miguel Hidalgo y Costilla superó esas atrocidades mientras la ciudad de Guadalajara estuvo bajo su poder.

En diciembre de 1810, el cura Hidalgo se encontraba fuera de sí, poseído por la sospecha y embriagado de poder, entregándose a una serie de reprobables y criminales excesos. Miguel Hidalgo había llegado a la ciudad de Guadalajara el 26 de noviembre de 1810, donde, con grandes festejos y ceremonias fue recibido como gran “Generalísimo de América”.

Nuevamente como en otras ocasiones, el jefe insurrecto con gran satisfacción y sentado en una especie de trono afuera del Palacio de Gobierno, fue adulado y saludado (con más miedo que respeto) por los notables de la ciudad que, al dirigirse a su persona, lo hacían con el pomposo título de “Su Alteza Serenísima”. Años después el dictador Antonio López de Santana se haría llamar también así.

DICIEMBRE SANGRIENTO EN GUADALAJARA.

La gran ciudad de Guadalajara apenas había caído en manos de los insurgentes el 13 de noviembre de ese mismo año. Los rebeldes eran comandados por un adinerado hacendado de muy buena posición y al que apodaban “el Amo Torres”, quien había sublevado la ciudad desde el inicio de la revolución independentista a petición del mismo Hidalgo.

José Antonio Torres, recién recibida la importante orden, levantó un ejército de indios con los que atacó a la ciudad de Guadalajara. En un lugar llamado Zacoalco, enfrentó y derrotó a un batallón de 300 soldados realistas. Días más tarde, la ciudad sería entregada a Miguel Hidalgo como muestra de reconocimiento al jefe máximo del movimiento. Pero poco tiempo duró el cura rebelde en Guadalajara sin cometer brutales injusticias.

De esta manera el día 12 de diciembre de 1810, día de nuestra señora de Guadalupe el cura insurgente ordenó que en pequeños grupos, 700 hombres que Hidalgo en su delirio consideró  sospechosos  fueran degollados. Una simple duda de conspiración motivó que ésta matanza se realizara, varios días duró la barbarie, cada noche cerca de 50 hombres completamente indefensos e inocentes eran asesinados sin juicio alguno de por medio y bajo las silenciosas sombras de la noche.

Allende, que ya se había sumado de nuevo a las fuerzas insurgentes y que irremediablemente había aceptado otra vez a Hidalgo como líder de la insurrección, trató junto con Abasolo de frenar la absurda masacre, pero el cura incontrolable, prosiguió con los asesinatos hasta que no quedó un sólo preso con vida.

Si hoy este hecho sangriento ha sido escondido por la historia oficial, en aquellos primeros días del año de 1811 no fue así, Hidalgo fue excomulgado como sacerdote al tiempo que se ofrecían misas en todo el país por las víctimas de la ciudad de Guadalajara. Y los ayuntamientos y parcialidades gobernados por indígenas repudiaron a Hidalgo y a su movimiento y le ratificaron su lealtad incondicional al rey Fernando VII.

Meses después mientras huían rumbo a los estados unidos hidalgo allende y Aldama serían capturados por un ejército de indígenas tarahumaras al mando del capitán Ignacio Elizondo, y cuando a Hidalgo durante el juicio se le preguntó el ¿por qué ejecutó en Guadalajara a esos 700 hombres sin antes enjuiciarlos? Hidalgo respondió: ¿Para qué enjuiciarlos si todos ellos eran inocentes? También Hidalgo diría: Veo la destrucción de ésta tierra, que he ocasionado, la ruina de los caudales, la sangre que con tanta profusión y temeridad se ha vertido...

Luego de enjuiciados y fusilados Miguel Hidalgo, Juan Aldama, Ignacio Allende y Mariano Jiménez, sus cabezas fueron llevadas a Guanajuato donde fueron colgadas dentro de jaulas en cada una de las esquinas de la alhóndiga de granaditas, escenario donde cometieron su primera masacre.

En octubre de 2007, diputados de diferentes grupos parlamentarios presentaron una exhortación a la Secretaría de Relaciones Exteriores y a la de Gobernación respectivamente, para gestionar ante el Estado Vaticano, el levantamiento de los edictos de excomunión de dos de los próceres de la independencia de México: Miguel Hidalgo y Costilla, y José María Morelos y Pavón. Mostrando con ello una profunda y doble ignorancia, primero que  al parecer estos diputaditos desconocen estos brutales crímenes cometidos por el cura Hidalgo, y segundo, ignoran que El día antes de ser ejecutado, Miguel Hidalgo recibió los sacramentos de reconciliación y eucaristía por parte del sacerdote Juan José Baca, quedando en comunión con la Iglesia Católica,  y lo mismo sucedió con Morelos (con estos diputados pa vergüenzas no gana uno).


Buda gigante antes y después de ser dinamitado por los talibanes de Afganistán en el año de 2010.

Pero volviendo a la pregunta de mi amigo ¿Debemos quitar el monumento a Miguel Hidalgo y cambiarle de nombre al jardín homónimo? Mi respuesta fue un rotundo NO, quitar un monumento de algún personaje histórico es solo digno de vándalos, de talibanes delirantes o de políticos y políticas ignorantes que sin ningún escrúpulo utilizan la historia para manipular a las masas que desconocen su historia, quitar un monumento que durante años se ha convertido en parte de un espacio público es atentar contra  el paisaje histórico y contra el patrimonio cultural, los monumentos con el paso de los años adquieren valor por sí mismos como objetos históricos  invaluables aún a pesar de a quien representen, de otra manera habría que quitar también las estatuas de Tezozomoc, Cuitlahuac, Cuauhtemoc por haber tenido miles de esclavos, haber sojuzgado a tantísimos pueblos y haber tributado a sus dioses miles de corazones humanos, habría que desaparecer las estatuas de Carranza, Villa, Zapata, Obregón, etc… por todo sus excesos cometidos durante la revolución, habría que dinamitar el hemiciclo a Juárez. 

Hacer tal cosa sería una completa locura, lo que hay que hacer es construir estatuas y monumentos a hombres y mujeres  que no necesariamente hayan sido santos impolutos libres de toda mancha, sino que sus obras hayan traído más beneficios que males, construirles estatuas a Isabel la Católica que tanto amó a los naturales del nuevo mundo, a Doña Marina Malinche, dos mujeres de verdad extraordinarias que fueron determinantes en la historia, monumentos a Hernán Cortés que como bien dice Vasconcelos fue el creador de la nación mexicana,  y al primer virrey don Antonio de Mendoza quien tanto hizo por los indios, monumentos a decenas de frailes misioneros que consagraron sus vidas para traer luces a estas tierras, a Agustín de Iturbide que logró la independencia mexicana sin derramar más sangre de hermanos,  y desde luego  que se reponga el monumento a Colón que su “gran pecado” fue contribuir a sacar del neolítico y la antropofagia a millones de personas para llevarlos a la modernidad.  Cuando un grupo político comienza a quitar monumentos históricos es momento de empezar a preocuparse.

 

AZCAPOTZALCO Y LAS FESTIVIDADES 

DE SEPTIEMBRE.

Por Ana María García Alvarado.



Cada septiembre la   Alcaldía de Azcapotzalco se llena de adornos tricolores. Los principales edificios de la demarcación son adornados de acuerdo con la fecha. En algunas calles como la tercera privada Del Recreo banderas y adornos tricolores van anunciando la proximidad de esta festividad muy especial para los mexicanos.  Los puestos ambulantes que se encuentran en esquinas y alrededor del mercado principal nos ofrecen todo tipo de adornos, disfraces,  y dulces tricolores. Toda esta vendimia, permite no solo adornar escuelas y casas. Favorece a las personas que participaran en el tradicional desfile de la demarcación luciendo diferentes trajes, con gran colorido.  Este desfile se realiza, con habitantes de diferentes edades e instituciones, convirtiéndose en una gran tradición de estas fechas. Cuentan las personas de la tercera edad que, en otros tiempos, las tablas rítmicas que se realizan no solo en el trascurso del mismo desfile eran parte de un concurso entre las principales escuelas de la alcaldía, que en ese tiempo se realizaban en la Rosita y que en algunas ocasiones los alumnos eran llevados a concursar al zócalo de la ciudad.

Parte importante de estas festividades era la “ceremonia del grito”, que se realiza en el Zócalo capitalino y que da pauta el inicio de las reuniones en la mayoría de las casas en México, algunas bellamente adornadas y con un menú de estas fechas como pozole, pambazos, tostadas de pata, siempre de acuerdo con el presupuesto familiar.

Antecedentes

Referente a los festejos de la independencia de México se conoce que iniciaron en 1812, en Huichapan a instancias de la Suprema Junta Nacional Americana que encabezaba, Ignacio López Rayón. Con la promulgación de la constitución de 1824 se decreta el 16 de septiembre seria fiesta nacional “la cual sería organizada por una junta Patriótica integrada por voluntarios…la ceremonia se replicaría en los estados, ciudades y pueblos de la nación”  Maximiliano en 1824 fue a Dolores a celebrar en punto de las once de la noche, en la ventana de la casa del Padre Hidalgo,  con discursos de elogios al mismo Hidalgo. Juárez hacia lo mismo en la Noria Pedrizeña en Durango.”  Estas fiestas no se realizaron con la frecuencia que se programaron por las frecuentes guerras que se presentaron durante estas fechas.

La fecha de la ceremonia cívica en el Zócalo, que permanece hasta nuestros días se inició en 1896, cuando se trasladó la campana de Dolores a Palacio Nacional.  Desde entonces la ceremonia se inicia con el toque de la campana San Joseph, (fundida en 1768) por el presidente en turno, y en cada tañido se recuerda a los “héroes que nos dieron patria”. Dando un realce a la ceremonia de este aniversario y de la importancia de la campana de Dolores en esta festividad. A partir de entonces treinta y dos réplicas, de esta campana han sido colocadas en las sedes de gobierno en las principales ciudades de México[1].

Azcapotzalco y la Independencia de México

 

 

La participación de Azcapotzalco y su población durante las últimas batallas de la independencia de México ( algunos de los sitios de estas batallas son identificados con algunos murales) no fue una casualidad, su situación geográfica, la continuidad de algunas actividades económicas, desde épocas prehispánicas permitió un reconocimiento a esta población. Distinguida por tener un convento dominico, y el establecimiento de gremios como el de fundidores de campanas, balas y de objetos de ornamento de oro y plata. Siguiendo la tradición prehispánica, ya que desde antes de la conquista se realizaban trabajos de joyería en oro, mismos que fueron valorados por el mismo Cortés.

 

 

Dentro de los festejos “del grito” hay un instrumento de bronce que representa a Azcapotzalco. Nos referimos a la campana llamada San Pedro y San Pablo de la catedral metropolitana, se cuenta que “en enero de 1653 cuando ocurrió un temblor que daño considerablemente al templo de San Felipe y Santiago al igual que otras capillas de este poblado ocasionando gran mortalidad. “Una de las campanas (de bronce y gran tamaño fundida en este mismo lugar)” de la derruida torre de la parroquia principal de Azcapotzalco fue traslada a la iglesia mayor de la ciudad de México que estaba en construcción un doce noviembre de 1654 y que por su tamaño motivó una supervisión del virrey. [2]  Esta campana, aun continua en uso en la torre poniente del templo catedralicio participando en la ceremonia del grito ya que después del grito sigue una serie de cohetes para después continuar con los  tañidos de las campanas de la catedral metropolitana, dando un realce a esta ceremonia.  De acuerdo con todo lo anterior podemos concluir que, en Azcapotzalco, las festividades relacionadas con la independencia de México siguen vigentes. Recordando momentos de lucha, de continuos cambios que, hoy son parte de su historia.    

BIBLIOGRAFIA



[1]  La Campana de Dolores es la campana más, duplicada en México. El presidente Adolfo López Mateos   para la conmemoración del sesquicentenario del inicio de la independencia mando fundir las réplicas que hoy se contemplan y escuchan en los palacios de gobierno de los diferentes estados de la Republica. Bronces Queretanos Jaime Vega Martínez pag.30

 

[2]En las crónicas históricas de Azcapotzalco (desde sus orígenes prehistóricos del Tepalcapa hasta nuestros días por José Antonio González Gómez. Publicado por la Delegación de Azcapotzalco)

 

SAN JUAN TLILHUACA. PARTE 2

LA EVANGELIZACION DEL BARRIO

Por Seminarista Sebastián Romero Olmos

 

Vista general de la Parroquia (Catedral) de los Santos Apóstoles Felipe y Santiago de Azcapotzalco. Fuente: México en el tiempo, Fisonomía de una Ciudad, Excélsior, México, 1945

Hemos mencionado diferentes datos sobre el origen del hoy pueblo de San Juan Tlilhuaca, así como del carácter de su gente en relación a las comunidades vecinas en Azcapotzalco, ahora, es nuestra intención explicar el modo en que estas antiguas tierras fueron evangelizadas en la época Virreinal.

            He apuntado ya que la cabecera se encontraba en Azcapotzalco, donde se encontraba desde 1565 el Convento de Santo Domingo y la Parroquia de los Santos Apóstoles Felipe y Santiago, hoy Catedral, y que fungía como sede del culto católico para todos los barrios y estancias del pueblo chintololo.

            En un inicio, y durante una muy breve temporada, fueron los frailes franciscanos quienes regentearon el curato de Azcapotzalco logrando construir únicamente un pequeño templo que hoy se conserva bajo el patronazgo de su fundador, San Francisco de Asís, a un costado de la sacristía de la Catedral.

            Tras la breve estancia de la Orden Franciscana en tierras chintololas, arribó la Orden de los Predicadores, quienes permanecerían hasta inicios del siglo XX a cargo de la evangelización de este pueblo. Con ellos se edificó el convento de Santo Domingo de Azcapotzalco, conocido mejor como convento de los Santos Apóstoles Felipe y Santiago, proyecto arquitectónico dirigido por Fray Lorenzo de la Asunción, quien también edificaría los conventos de Tacubaya y Yautepec.

Azcapotzalco fue una región de suma importancia para la Provincia Dominica de Santiago de México, fungiendo primeramente como Vicaría, posteriormente como Doctrina y, en su etapa final, como casa de retiro para frailes enfermos.

Se sabe que San Juan Tlilhuaca vivió en relativo aislamiento de su cabecera, las visitas de los frailes eran esporádicas, por lo que la estancia de los que se cree eran llamados “tlahuepuches” vivió siempre la fe a su modo. Cuentan las crónicas que, al llegar el sacerdote a la población, mientras avanzaba por el ‘Paseo de los Ahuehuetes’ (que era el camino principal del lugar), se tocaba una campanilla y el propio fraile pasaba a las casas invitando a los fieles a la celebración de la Eucaristía y a la doctrina[1].

Existió siempre en Tlilhuaca una devoción muy grande a San Juan Bautista, se dice que esto se debe a la relación tan profunda de este santo con el signo del agua, elemento de importancia en la doctrina católica y máxime en la cosmovisión indígena. Diversos autores sostienen que en la veneración al Bautista se escondía un culto a las deidades antiguas de los pobladores tepanecas y mexicanos que en “el lugar de lo negro” residían.

Una devoción particular que se tuvo en la estancia de San Juan fue el del llamado Cristo de Tecualoyan o Tepoaloya, una imagen elaborada en pasta de caña datada a principios de siglo XVIII y que tuvo origen en una localidad situada a escasos metros del centro de Tlilhuaca y que hoy conforma la colonia Providencia, en la antigüedad llamada Tecualoyan[2]. Dicha imagen fue sustraída de la parroquia seguramente poco antes del año 1960 y llevada al panteón vecinal, presidiendo el altar al aire libre que en su interior se construyó y donde se encuentra hasta el día de hoy. Sin embargo, la devoción a esta imagen, su promoción y cuidado son nulas en la actualidad, todo parece indicar que, en 1954, el tercer párroco de la comunidad, el Pbro. Luis Reyes Manríquez habría eliminado un buen número de cofradías y mayordomías de la parroquia y con ello se habría terminado la veneración del Cristo de Tecualoyan.

 

Por otra parte, el día de los Fieles Difuntos es una festividad de gran peso en San Juan Tlilhuaca, ya que se mantiene un gran respeto y fidelidad a las enseñanzas de la Iglesia en la persona del Beato Fray Sebastián de Aparicio, quien antes de tomar el hábito franciscano fue propietario desde 1552 de la Hacienda de Careaga (hoy Ex -Hacienda del Rosario), que comprendía parte del territorio de Tlilhuaca.

Allí, Aparicio capacitaba en artes y oficios a los indígenas, además de instruirlos en cuestiones de fe. Se cree que fue este Beato quien ideó la devoción a los fieles difuntos a través del llamado altar de muertos, conservando elementos de la cosmogonía indígena considerados de suma valía e integrándolos con la fe cristiana en una asombrosa inculturación (no se entienda por ello sincretismo). Así, Tlilhuaca fue heredera de esta tradición que perdura hasta nuestros días.

En estas fechas, hacen su aparición los llamados “animeros”; se trata una tradición recuperada a finales de 1990 tras la prohibición de parte del Padre Reyes Manríquez, y se trata de hombres y mujeres, que, vestidos comúnmente de campesinos, que recorren el pueblo desde la tarde del 1 de noviembre y hasta la noche del día 2 ofreciendo oraciones por el eterno descanso de los difuntos de aquella comunidad.

Las familias del pueblo abren las puertas de su casa y conducen a los animeros hasta donde se ha colocado la ofrenda familiar, y allí, se dedican oraciones en sufragio por el descanso eterno de aquellos difuntos. Terminadas las oraciones, los anfitriones regalan velas, limosna y fruta para colocar en la ofrenda mayor del Templo Parroquial, uniéndose así a la oración por los demás difuntos.

Podríamos definir a los animeros como intermediarios seglares entre la vida terrena y la eterna, que se encargan de mantener vivo el recuerdo de los difuntos.

Naturalmente, la devoción a Santa María de Guadalupe está sumamente arraigada en la comunidad, como sucede en todo el México, sin embargo, Azcapotzalco tiene una predilección a esta advocación, pues debido a su cercanía geográfica, ya en 1532 fue la primera población que peregrinó a la entonces ermita de Nuestra Señora en las inmediaciones del Tepeyac, estableciendo una tradición que nada ni nadie ha interrumpido y que se conoce hoy como la Peregrinación de los Naturales de Azcapotzalco a la Basílica de Guadalupe, misma que contará este mes de noviembre con 490 ediciones..

Finalmente, se tiene un cariño especial y renovado a San Juan Evangelista, a quien también estuvo consagrada la parroquia. Menciono el adjetivo ‘renovado’ debido a que su festividad en Tlilhuaca desapareció en 1920 seguramente como fruto del fin de una antigua rivalidad a la que más adelante nos referiremos, y fue recuperada exactamente 100 años después por el actual párroco Pbro. Anselmo Bravo, quien al conocer la historia de la parroquia vio oportuno devolver esta festividad al pueblo. Hoy día se celebra casi con la misma fuerza que al Bautista y poco a poco va extendiéndose más esta devoción entre los pobladores de Tlilhuaca.

Bibliografía

·         Julio César Farías Reyes, Historia e identidad en San Juan Tlilhuacan, un pueblo de Azcapotzalco, durante el siglo XX, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 2017.



[1] Julio César Farías Reyes, Historia e identidad en San Juan Tlilhuacan, un pueblo de Azcapotzalco, durante el siglo XX, p.157.

[2] Ibidem, p. 173.

 POSIBLE SITIO DONDE SE UBICABA EL TEMPLO MAYOR DE AZCAPOTZALCO.

Por : Gilberto Pérez Rico

Lámina 5V del Códice Mendoza con las conquistas del soberano mexica Izcóatl; se observan varias ciudades o altépetl tepanecas conquistados con sus templos principales de techo de paja ardiendo en fuego. Destacan los templos de Azcapotzalco, Teocalhueyacan y Tlacopan, actual Tacuba.   

Reconstrucción hipotética del Huey Tepaneca Teocalli de Azcapotzalco, con su techo de paja de tradición otomí, con base en la imagen del templo  de Xócotl del Códice Teyeriano-Remensis, Lam. 40. 

Probable ubicación y aspecto del Huey Tepaneca Teocalli dedicado a Xócotl, dios del fuego y del sol de los tepanecas y los otomies, y a Tláloc, dios de la lluvia y la agricultura. se localizaba l interior del Recinto ceremonial amurallado. Actualmente se conserva y se observa un gran montículo bajo la Casa de Cultura y Calle Morelos.  


 Lámina 40 del Códice Teyeriano Remensin, que muestra el Huey Tepaneca Teocalli de Tlacopan, con techo de paja; se observa un cautivo de guerra ofrendado como Ixiptla o representante del dios Xócotl, dios principal tepaneca y otómitl.