domingo, 8 de marzo de 2020



LAS AGUAS Y LOS CAMARONES

Por Martín Borboa

  Originalmente en este artículo iba a tratar solamente el tema de la renovación del camellón de la calzada Camarones, pero a comienzos de febrero apareció en el horizonte cultural de Azcapotzalco un brillante libro que ilumina nuestra alcaldía, nuestra historia, y es un excelente fuente de información. El libro se llama “Memoria e historia de Santa Apolonia Tezcolco”. Por favor amable lector, haga el esfuerzo de obtenerlo, de conocerlo, yo lo disfruté y aprendí bastante de él.  Cuando terminé de leerlo, enseguida abrí mi texto en la computadora para enriquecerlo con las valiosas notas que de dicho libro pude extraer. Una sincera felicitación con admiración a todo el equipo de Investigación que obtuvo tan notable material, aportando novedades y haciendo propuestas. La compiladora de la obra es Ana Marisol Reséndiz Pizarro, a quien desde estas líneas mando un gran aplauso de reconocimiento. Ellos ya hicieron su esfuerzo, y ahora toca a nosotros aprovecharlo, difundirlo, valorarlo.

Santa Apolonia Tezcolco es el nombre de un lugar, que puede ser que a los lectores les resulte familiar o no. Pero si digo que es donde está la estación del metro Camarones, entonces ya casi todos dirán que si saben de donde está. Y es que en Azcapotzalco esa estación es un punto de referencia fundamental.
La calzada y el metro Camarones llevan un nombre ligado a lo acuático, y el documento sobre Tezcolco ofrece la historia y la explicación al respecto.
En un texto de la misma compiladora (págs. 13,14), dice que:
“Este asentamiento poblacional que está ubicado en Azcapotzalco, fue habitado por tepanecas, donde se ubicaba la tesorería de Huehue Tezozómoc, conocido como Tezozómoc el Viejo”.
“Tezcolco significa –en el lugar de Tezcatlipoca- el espejo humeante, denominado así por los ojos de agua que existían en lo que ahora es el metro Camarones hasta Tlacopan hoy Tacuba…”.
“El significado etimológico de Tezcolco es el siguiente: “Tez” proviene de tezcatl –espejo de obsidiana-, “col” de colli –encorvado-, “co” locativo que designa -lugar-“.
“La metáfora del espejo humeante tiene su explicación por la geografía del lugar, en lo que hoy conocemos como el Eje Tres, había un hermoso canal… dicho cuerpo de agua se extendía hasta la calzada Camarones…”.
“Algunos pobladores comentan que el cuerpo de agua se congelaba algunas veces en invierno, y el resto del año los habitantes del barrio solían lavar sus ropas en dicho canal usando unas hierbas espumosas que no causaban daño alguno al cuerpo de agua…”.
“Hablando de los baluartes de Santa Apolonia Tezcolco, tenemos la capilla de que data del siglo XVI, la cantera utilizada para su construcción probablemente provenía de Tenayuca, en mi opinión el material utilizado para la construcción provenía de un templo dedicado a Tezcatlipoca, idea que también es compartida por el Arqueólogo Ricardo Pilón”.
El libro contiene interesantes entrevistas a valiosos vecinos. Por ejemplo el Sr. Daniel Gómez Elizalde (pág. 25) refiere que: “yo me crié en este barrio de Santa Apolonia Tezcolco, lo recuerdo lleno de zanjas de agua cristalina, eran llanos grandes, terrenos enmarcados por agua y zanjas de agua transparente que provenía del Río de los Remedios”.
La Sra. Argelia Malagón Muñóz (pág. 24) dice que: “había un hermoso riachuelo y lo demás estaba lleno de milpas, el campo del barrio era hermoso pues había muchas flores rojas, eran amapolas…”.
Y para redondear todo este concepto de abundante agua, la Sra. María Micaela Pizarro Gómez relata (págs. 21 y 22) que: “este barrio es muy húmedo porque era un lago… indagando en mis recuerdos evoco a una prima de mi abuelo que era una anciana cuando yo era niña, a la que le decían Dorita y nos contaba que en el arroyo que pasaba por lo que ahora es el Eje Tres, en el cual había carpas y muchos acociles (razón por la que se dio el nombre a la estación del metro Camarones) fue un lugar en el que la gente participó activamente en la Revolución… este lugar era un paraíso, con chinampas y milpas”.
El libro que celebramos en ésta ocasión nos permite saber que de las aguas del Rio de los Remedios, se desprendían las que venían a Santa Apolonia Tezcolco, que en formas de ojos de agua, de riachuelo, en largas zanjas que delimitaban terrenos, daban fisonomía fértil y húmeda al entorno, caudal en el que había fauna como carpas y acociles. A éstos últimos la gente los identificó con el nombre general de “camarones” por su cierta similitud. Ambos –camarones y acociles- son crustáceos decápodos.
Este es el origen de la relación entre los camarones y el rumbo.

CAMELLON DE CALZADA CAMARONES

Desde julio 2019 me he percatado de la remodelación que se hizo del camellón de esta calzada. Antes del fin de año quedó concluida. Ahora siendo marzo 2020, veo que diario le dan mantenimiento, pintura o jardinería, lo que necesite. ¡Uy! cuantos años habrán pasado desde la última vez que le dieron una manita. No me refiero a colocar fuentes o cubrirlas de mosaicos para que luego se llenaran de sarro y basura. Hablo de una intervención a fondo como ésta. No lo recuerdo, y tengo más de 5 décadas viendo este camellón casi diario. Por él me voy al trabajo y regreso a casa, a veces en carro y otras a pie.
  
Las omisiones que distingo son botes de basura y botones de pánico o emergencia. Ignoro si irán a colocar algunos.
Fuera de eso, lo que observo es de muy buen nivel. Muy disfrutable. El pasto, las rampas para cruzar con facilidad, la pintura del suelo y su borde perimetral, la construcción de jardineras, bancas, las luces de colores, y otros detalles, hacen de una caminata por ese camellón una muy agradable experiencia, la cual no se conseguía antes pues era un camino de pavimento roto o irregular en varias zonas, contornos indefinidos, y amplias zonas de pura tierra.
Medí ese camellón iniciando desde el último escalón de la Casita de la Virgen de Guadalupe que está en las vías, donde Azcapotzalco limita con la alcaldía Miguel Hidalgo. La Calzada Camarones forma parte del “Eje 3 norte”, que luego cambia a llamarse “16 de septiembre”, “Manuel Acuña”, y al final “San Isidro”.
   
Pero el tramo que se llama propiamente Camarones (iniciando desde la casita mencionada) se prolonga por 3,015 metros, llegando hasta donde inicia la Avenida 22 de febrero y hay un Restaurante Potzolcalli, para continuar una cuadra más (ya sin camellón) hacia adentro del centro de Azcapotzalco, ya no como calzada sino con dimensiones de calle pequeña, y donde topa se convierte en la calle “Belisario Domínguez”. Es decir que la Calzada Camarones termina como calle muy sencilla de una cuadra en su extremo norte.
Desde la Virgen hasta ese punto, son 3,015 metros. Y ¿sabes donde sería la mitad, es decir, los 1,500 metros aproximadamente? En el mero cruce de la Glorieta de Camarones. En medio de un camellón y otro, en el pavimento. Donde alguna vez hubo una glorieta.
Ese inmenso nudo vial al que lo caracterizan 13 bocas viales, que ahí desembocan o inician, como se quiera ver, incluyendo las de sus “vueltas inglesas”.
Yendo desde la Virgen hasta el semáforo en el cruce con 22 de Febrero, conté del lado izquierdo722 árboles, y del derecho 645, que dan un total de 1,367, dividido entre los 3,015 metros de largo que tiene la vialidad, equivale a que hubiera un árbol cada 2.18 metros.
Además, del lado izquierdo conté 7 grupos de arbustos y del derecho 9. Así que en números cerrados podría decirse que hay un árbol cada 2 metros, en esos 3 kilómetros.
Esa Calzada que casi en toda su extensión es de 8 carriles, tiene su gran camellón dispuesto en 14 secciones. Tiene 7 fuentes, 5 puentes peatonales, 12 letreros de la Ciudad de México invitando a que cuidemos, 11 bancas, 1 grupo de 4 bancas con 2 jardineras (a la altura del Oxxo y la Farmacia San Pablo), 2 secciones para perros, 98 postes de luz y 79 luces de colores al nivel del suelo, que turnan su iluminación en verde, azul y rojo.
  
Muy agradable la grava planchada rojiza, en casi todos esos 3 kilómetros. Lo son igualmente la enorme cantidad de lirios y agapandos que se han sembrado a lo largo de su recorrido. Muy formaditos, lindos de ver, especialmente cuando han floreado.
Las bancas, las jardineras y las secciones de mascotas son una novedad.
Ahora que es un placer caminar por su vereda, lo hice tomando un café, y pude distinguir sin prisa la enorme variedad de negocios y giros que asoman su puerta a esta calzada, que se combinan con el mobiliario urbano:
  
  
Hay bancos, farmacias (algunas con consultorio), tiendas de conveniencia, fuentes, puentes peatonales, bancas, panaderías, iglesias, veterinarias, laboratorios, escuelas, empresas, llanteras, mensajerías, clínicas, cafeterías, oficinas de gobierno, dos bustos tipo monumento, gasolinera, una escultura, juegos infantiles, áreas de ejercicio con aparatos, restaurantes, funeraria, misceláneas, negocios de telefonía, venta de toners, venta de mosaicos, bares, hotel, peluquería, lavandería, salones de fiestas, licorería, pastes, viviendas, lectura de tarot, estética, rótulos, supermercados, tlapalería y hamburguesas. Para autos hay pintura, alarmas, talleres, instalación de taxímetros, refacciones, vulcanizadora, gestoría y reparación de espejos.
Estoy seguro que cada vez habrá más gente disfrutando de pasear en este camellón, y no dudo que incluso el valor de los predios verá un impacto positivo.
  
En una nota del periódico “Diario de México” del 16 de julio 2019, dice que el presupuesto de la ciudad para el programa “Reto Verde” para remodelar 19 camellones era de un total de 248 millones de pesos. Al de Camarones le destinarían 20 millones, y la autoridad estimó beneficiar con éste a 440 mil personas. Yo me cuento entre ellas, y al recorrer este camellón he podido comprobar que muchos aprecian el cambio, así como lo que he escuchado de amistades y sus padres, quienes ahora con confianza caminan en el muy parejo y limpio piso de dicho camellón. Ojalá se le siga dando mantenimiento adecuado como hasta ahora, lo cuidemos, y nos dure así mucho tiempo. Estas líneas las he publicado a inicio de marzo 2020. Suman ya 9 meses desde julio pasado, de atestiguar el trabajo que se aplica diariamente a nuestro “camaronero” espacio urbano.
A inicio del año 2020, para la visita de la Jefa de Gobierno en que declaró este tramo como “Sendero seguro”, se pintaron varios murales en paredes y portones de la calzada. Hay bellos rostros de mujeres, deportistas, y varios solo con motivos animales. Hay tigres, ballena, osos panda, aves… pero ningún camarón.

METRO GLORIETA

Muchas veces mientras espero en el andén la llegada del convoy del metro, veo el mapa del Sistema de Transporte Colectivo Metropolitano, “Metro”, que muestra las estaciones y las líneas por colores, combinadas con las principales vialidades. Me quedo viendo al punto donde está la Glorieta de Camarones, y veo que está casi al centro de un gran hueco blanco, ninguna línea está cerca. Las más próximas son:
  
Al norte la de Ferrería/Arena Ciudad de México (línea 6)
Al sur es la de Cuitláhuac (línea 2)
Al este la de La Raza (líneas 3 y 5)
Al oeste la de Refinería (línea 7)
Hace mucho alguien me dijo, (pero no se si era broma) que en un plan futuro, se haría la estación “Glorieta de Camarones”, porque efectivamente el gran hueco blanco (es decir sin líneas de Metro) que se ve en el mapa, revela que esa zona está desatendida.
No tengo acceso a los planes futuros del Metro, pero sigo viendo en esos mapas, el gran polígono blanco sin servicio de Metro que resalta “casi” con la glorieta como centro.  Y subrayo el –casi-. porque ya chequé y el centro NO es la glorieta. Un día me puse a medir “más o menos” cuál sería el punto central del cruce entre esas 5 líneas de metro que rodean esa gran zona de Azcapotzalco:
Al norte línea 6, al sur línea 2, al este línea 3 y 5, y al oeste línea 7.
El punto fácilmente identificable que sería el cruce “más exacto” en distancia de esas 5 líneas, es donde se ubica la Iglesia de la Sagrada Familia, en la colonia Ampliación Cosmopolita.
Está a 4 semáforos de la glorieta de Camarones. No es mucho. Quizá un día veamos una nueva estación llamada “Sagrada Familia”, “Cosmopolita”, o de plano “Glorieta”.  Y ustedes amables lectores, ¿Qué sitio y nombre pondrían?

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