miércoles, 16 de junio de 2021

 

ESA ÚLTIMA GOTA

Por: Gustavo Aquino Domínguez

Intenté engañar a la lluvia que amenazaba con desprenderse del cielo, asomé mis narices a la puerta y de repente cayeron unas tímidas gotas. Regresé a mi guarida, sin embargo a través de la ventana no apareció tormenta alguna.

Esta vez di un paso, simulando salir a la calle. Nada. Ni un chisguete ni una brisa mojada de primavera. Pensé que no llovería, que logré distraer a la naturaleza fingiendo mi vagabundez cotidiana.

Me desprendí de mi abrigo anti lluvias y salí.

Mala decisión.

Alcé la vista por encima de aquellas unidades habitacionales de El Recreo, se juntaban algunos nubarrones, seguí mi trajinar hacia la Avenida Camarones

Al llegar a la esquina, inició el chaparrón. Caminé suponiendo que sería una ligera mojada. No fue así, al llegar a la otra cuadra cayó totalmente un vendaval que remojó aquellos huesos hartos de la inmortalidad de aquellas minúsculas gotas.

Continué hasta el entronque con la avenida Azcapotzalco. El ruido de los automóviles y el aquel vendaval no cesaban en mi oído.

Resignado caminé tranquilamente bajo aquel diluvio, aceptando que ahí estaba mi destino.

1 comentario:

  1. Siempre que me mojaba me enfermaba, pero hoy al leer esto mi cuerpo deseo con anheló profundo poder mojarme alguna ves , felicidades

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